Capitulo 97: Los Umbroféricos: Ecos en la Oscuridad

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Los Umbroféricos: Ecos en la Oscuridad

Un equipo de investigación llegó al corazón del pantano de Taiga, un lugar envuelto en un silencio que parecía absorber el sonido. Este bioma era conocido por ser el hogar de los Umbroféricos, criaturas que habitaban la penumbra perpetua, donde la luz apenas podía penetrar. Aunque algunos reportes los describían como inofensivos y curiosos, otras historias hablaban de desapariciones y sombras que devoraban a los imprudentes.

El doctor Evelyn Marrow lideraba la expedición con un propósito claro: documentar a los Umbroféricos y desentrañar el misterio de su comportamiento. Había pasado años obsesionada con estas criaturas tras leer informes sobre aldeas enteras que simplemente desaparecían cerca del pantano. La idea de que hubiera criaturas capaces de camuflarse entre las sombras y dominar la luz la fascinaba… y aterraba.

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Encuentro en el Pantano

El equipo montó su campamento cerca de un lago cubierto por una capa de niebla espesa. La primera noche transcurrió sin incidentes, salvo por la inquietante sensación de que eran observados. El investigador principal, Jonas Carter, instaló cámaras térmicas en los árboles. Aunque las imágenes mostraban movimientos rápidos entre las sombras, las formas eran imprecisas, como si las criaturas estuvieran hechas del mismo aire oscuro del pantano.

Al amanecer, uno de los científicos notó algo extraño: el cuerpo de un ciervo, pero no era un cadáver común. Estaba cubierto por una sustancia negra, como alquitrán seco, y las venas sobresalían como raíces, petrificadas. Evelyn teorizó que aquello era obra de los Umbroféricos, una especie de rastro biológico que usaban para alimentarse o marcar su territorio.

Pero no todos en el equipo compartían su curiosidad. Mientras la mayoría quería irse tras el descubrimiento, Evelyn insistió en quedarse, convencida de que estaban a punto de hacer un hallazgo histórico.

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El Primer Umbroférico

La noche siguiente, el equipo comenzó a escuchar un murmullo bajo, como el crujir de ramas mezclado con voces lejanas. De pronto, las cámaras captaron algo: una criatura alta y delgada, con extremidades demasiado largas y una cabeza que carecía de ojos visibles. Su cuerpo parecía estar compuesto de sombras líquidas, que se solidificaban al moverse. Evelyn se acercó con cuidado, asombrada por su belleza aterradora.

El Umbroférico no atacó; simplemente permaneció inmóvil, observándolos con un vacío inexpresivo. Jonas sugirió que se retiraran, pero Evelyn se negó. Cuando intentó tomar una muestra de la sustancia negra en el suelo, la criatura soltó un sonido agudo, y más sombras comenzaron a emerger de la niebla.

Uno de los miembros del equipo, aterrorizado, disparó su rifle. La bala atravesó al Umbroférico, pero la criatura no sangró ni reaccionó. En cambio, sus "hermanos" comenzaron a rodearlos.

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El Pantano Vivo

Las luces del campamento parpadearon y luego se apagaron por completo. En la oscuridad absoluta, el equipo se desorientó. Podían oír los pasos suaves de las criaturas acercándose, junto con el mismo murmullo que parecía crecer en intensidad. Jonas encendió una bengala, y por un breve instante, todo quedó iluminado.

Fue entonces cuando los vieron. No eran solo uno o dos. Decenas de Umbroféricos se alzaban en la niebla, sus cuerpos deformándose y alargándose como si estuvieran hechos de humo y carne al mismo tiempo. Sus movimientos eran rápidos y erráticos, pero no atacaron de inmediato.

De repente, una de las criaturas abrió su pecho, revelando una cavidad oscura y pulsante. Evelyn gritó cuando algo comenzó a succionar el aire a su alrededor, arrastrando a Jonas hacia la criatura. Sus gritos fueron cortados abruptamente cuando desapareció en la oscuridad del cuerpo del Umbroférico.

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La Huida

Evelyn y los pocos sobrevivientes corrieron hacia el lago, con las criaturas siguiéndolos. La doctora notó que las sombras parecían evitar el agua, como si les resultara tóxica. Sin embargo, al llegar al borde, se dieron cuenta de que no había escapatoria: el lago estaba lleno de una sustancia negra, similar a la sangre sólida que cubría al ciervo.

Las criaturas comenzaron a rodearlos. Evelyn, desesperada, tomó una muestra de la sustancia negra y la arrojó hacia las criaturas. Para su sorpresa, estas retrocedieron momentáneamente. Fue entonces cuando entendió: los Umbroféricos parecían tener una jerarquía, y la sustancia negra pertenecía a su líder, al cual incluso ellos temían.

Aprovechando la distracción, los sobrevivientes huyeron hacia el bosque. Nunca miraron atrás.

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Epílogo

Días después, el equipo de rescate encontró el campamento abandonado. No había cuerpos, solo las cámaras y el equipo dispersos por el suelo. Cuando revisaron las grabaciones, descubrieron imágenes inquietantes: Evelyn y los demás corriendo hacia la niebla, seguidos por las sombras que parecían absorber todo a su paso.

El video final mostraba una figura diferente, más grande que los otros Umbroféricos. Este tenía una forma definida, con un rostro que parecía humanoide, pero vacío. En su pecho, una luz roja pulsaba lentamente, como un corazón que latía en sincronía con el silencio del pantano.

El lugar fue clausurado, y el pantano quedó marcado como zona prohibida. Sin embargo, los lugareños afirman que en noches especialmente oscuras, se puede escuchar un murmullo bajo proveniente del pantano, como un eco de las almas perdidas atrapadas por los Umbroféricos.

Y si te adentras demasiado, puede que nunca regreses.

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