En una mañana fría y silenciosa, Selena observaba a Arlette desde la sombra de un gran árbol. Durante meses, la joven había demostrado una determinación inquebrantable y una valentía poco común. Selena reconocía en Arlette algo más que simple curiosidad; veía en ella la misma chispa que había sentido en sus propios inicios, esa llama que la había impulsado a enfrentarse a lo desconocido. Había llegado el momento de poner a prueba la fuerza y la convicción de su aprendiz.
Selena se acercó a Arlette, quien estaba terminando un último ejercicio de concentración. Arlette notó la mirada seria de su maestra y, en silencio, supo que algo importante estaba a punto de ser revelado.
Selena: —Arlette, has recorrido un largo camino conmigo, y has demostrado ser digna de algo mucho más grande. —Su voz era grave, pero en su mirada había una nota de orgullo que rara vez dejaba ver—. Creo que estás lista para enfrentar el verdadero propósito de los Sullyvan... el que yo misma elegí seguir hace mucho tiempo.
Arlette la miró, confundida pero intrigada.
Arlette: —¿El verdadero propósito...? —preguntó con cautela.
Selena asintió, y señaló hacia el horizonte, donde las nubes se amontonaban en una espiral oscura y lejana.
Selena: —Es el Camino del Más Allá. Solo los Sullyvan más dignos tienen la oportunidad de completarlo, y solo quienes no temen a la oscuridad pueden llegar hasta el final. Pero no es una senda sencilla; encontrarás criaturas, visiones y desafíos que atacarán tanto tu cuerpo como tu espíritu. Tendrás que ascender hasta lo más alto y enfrentar lo que yace allí. Este es el mismo camino que yo emprendí... y ahora, es tu turno.
Arlette tragó saliva, su rostro una mezcla de miedo y emoción. El solo pensamiento de recorrer el mismo sendero que Selena había transitado, enfrentar lo que ella había enfrentado, le hacía dudar de sí misma.
Arlette: —Selena, yo... no sé si puedo hacerlo sola. Tú eres una diosa, yo solo soy... bueno, solo soy Arlette. ¿Y si fracaso? ¿Y si no estoy lista? —preguntó con la voz quebrada, tratando de ocultar su inseguridad.
Selena, que rara vez mostraba ternura, colocó una mano en el hombro de Arlette y, por primera vez, esbozó una sonrisa.
Selena: —No estarás sola. Yo estaré contigo, en cada paso, en cada instante. Mi presencia te guiará en la oscuridad, y si en algún momento dudas, no temas en llamarme. No te salvaré de los desafíos que te esperan, pero siempre estaré a tu lado. Confía en ti, Arlette. Ya eres más fuerte de lo que crees.
Arlette asintió, respirando profundamente. Sentía una extraña calma en la presencia de Selena, como si aquella promesa fuera un escudo invisible contra el miedo
Bajo la luz mortecina de un cielo cubierto de nubes, espíritus oscuros sobrevolaban el bosque, sus sombras deformándose y alargándose en el suelo. Estos seres, conocidos como los Ulgorn, eran entidades inquietas, convocadas desde los planos inferiores para vagar y sembrar terror en la tierra. Al llegar a un claro, descendieron, y sus formas vaporosas se condensaron, transformándose en lobos humanoides de largas garras, pelaje enmarañado y ojos centelleantes. Vestían túnicas antiguas y desgastadas, símbolos de un poder oscuro y de las tradiciones de su mundo.
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La Señora de La Magia
RandomUna niña llamada Arlette Sullyvan tiene que pasar los prejuicios de otras personas solo por su apellido y su hermano y la lleva a estar en mala posición pero no se esperaba que esto la llevaría a una larga aventura