Mientras tanto, Arlette avanzaba por un sendero rocoso, hablando con la presencia etérea de Selena y Yinou.
Yinou: —Espero que no te metas en más problemas. Ese hermano tuyo es un desastre ambulante, y lo sabes.
Arlette: —No voy a dejarlo así. Lo que quiera que haya pasado con Valken, todavía creo que puedo llegar a él.
Yinou: —Ja, qué optimista. No olvides que la última vez casi te mata. Pero adelante, sigue siendo una heroína.
De repente, Arlette escuchó voces. Cerró los ojos y utilizó la bendición de Arthur para transformar las nubes en ojos mágicos que le permitieron espiar a los interlocutores. A través de esta visión, vio a Glyca conversando con su hermano Issam.
Glyca: —Te digo que atacar a la secta es una locura, Issam. Están en las tres cuevas más allá de esta montaña. Pero no podemos actuar sin un plan.
Issam: —A veces, los planes no sirven. Si esperamos demasiado, perderemos nuestra oportunidad.
Antes de que Glyca pudiera responder, Kael Voidwalker emergió de las sombras con una sonrisa maliciosa.
Kael: —Ah, Issam, Glyca... Es bueno ver que no han perdido su tiempo. Pero déjenme aclarar algo: atacar a la secta no es una opción; es una obligación. Valken Sullyvan no solo es un peligro, es una maldición. Una que debemos erradicar.
Kael se acercó a Issam, intentando manipularlo.
Kael: —¿No lo ves, Issam? Este lugar, esta montaña, todo está contaminado por la tinta de los Sullyvan. Si Valken llega al arriba, terminará lo que empezó. Él no busca equilibrio, busca destrucción. Draison está en peligro, y nosotros somos los únicos que podemos detenerlo.
De repente, Issam comenzó a reírse a carcajadas. Kael frunció el ceño, desconcertado.
Kael: —¿Qué demonios...?
Issam comenzó a distorsionarse, y en su lugar, Arthur apareció, riéndose mientras sacudía la cabeza.Arthur: —¡Oh, la cara que pusiste! Deberías haber visto la tuya. Un manipulador como tú debería ser más cuidadoso con los detalles.
Issam y Kael sacaron sus espadas, enfrentándose a Arthur. Los intercambios fueron rápidos y feroces, pero Arthur mantenía su postura con elegancia. Antes de que la batalla escalara, Arlette llegó y golpeó el suelo con su bastón, creando una onda de energía que empujó a los enemigos hacia atrás.
Arlette: —¿Qué está pasando aquí?
Kael se recuperó rápidamente, con una sonrisa enigmática.Kael: —Oh, Arlette Sullyvan. La nueva esperanza de tu linaje, dicen. Escuché que muchos te confunden con Selena. Me pregunto si eso es un cumplido o una condena.
Arlette: —Pareces un gran admirador. ¿Quieres un autógrafo antes de que te derrote?
Kael dejó caer una gota de tinta negra al suelo. Inmediatamente, todo alrededor de Arlette y él se volvió blanco y negro, como si hubieran sido transportados a otra dimensión.Kael: —¿Sabes lo que es la tinta, Sullyvan? Es el poder de borrar, de transformar... de consumir. Ahora veamos si puedes soportarlo.
Arlette se puso en guardia, observando cómo el paisaje cambiaba a su alrededor. Kael se movía con una velocidad abrumadora, utilizando la tinta para crear ilusiones y distorsionar el espacio.
Kael: —Esto no es solo un combate, Sullyvan. Esto es arte. Y tú, mi querida, eres el lienzo.
Arlette utilizó el poder de las nubes para rastrear sus movimientos, pero cada vez que atacaba, Kael parecía desvanecerse en un remolino de tinta. De repente, una mano gigante de tinta emergió del suelo, atrapándola.
Kael: —¿Es todo lo que tienes? Pensé que los Sullyvan eran mejores que esto.
Arlette cerró los ojos y concentró la energía de Yinou. Una llama roja oscura emergió de su bastón, quemando la tinta y liberándola.Arlette: —¿Sabes qué es esto? Es el fuego de alguien que no tiene tiempo para tus juegos.
Kael retrocedió ligeramente, sorprendido por la intensidad del ataque. La pelea continuó, con Arlette usando cada truco que había aprendido en su viaje. Finalmente, un golpe directo con su bastón rompió la concentración de Kael, devolviendo el mundo a su estado original.
Kael: Tosiendo, pero sonriendo. —Interesante... Muy interesante. Pero este no es el final, Sullyvan. Nos volveremos a ver.
Con eso, desapareció en un remolino de tinta, dejando a Arlette y Arthur solos.
Arthur: —Siempre metiéndote en problemas, ¿eh?
Arlette: Respirando con dificultad, pero con una sonrisa irónica. —Al menos son problemas interesantes.
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La Señora de La Magia
RandomUna niña llamada Arlette Sullyvan tiene que pasar los prejuicios de otras personas solo por su apellido y su hermano y la lleva a estar en mala posición pero no se esperaba que esto la llevaría a una larga aventura