Reencuentro De 2 Hermanos...

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Arlette avanzaba lentamente por la cueva rocosa de la montaña. Cada paso resonaba como un eco que parecía multiplicarse en la vasta oscuridad del lugar. Las paredes estaban cubiertas de runas y símbolos que brillaban con un resplandor tenue, como si fueran las cicatrices de algún ritual antiguo. A pesar de la fuerza que la había impulsado hasta allí, ahora su corazón latía con una mezcla de temor y expectativa.


Arlette: susurrando para sí misma —Por fin... Valken... sé que estás aquí. Apretó el bastón con fuerza.


De repente, la cueva se abrió hacia una inmensa sala rocosa. Había pilares gigantes de piedra que sostenían un techo que parecía tocar el cielo. En el centro de la sala, un círculo mágico emitía un resplandor oscuro, casi opresivo. Flotando dentro de este círculo, rodeado por una espiral de energía negra, estaba Valken.


Arlette se detuvo en seco. Su hermano no estaba como lo recordaba.


Arlette: con voz entrecortada —Valken... ¿eres tú?


Valken flotaba inmóvil, sus ojos cerrados y su cabello ondeando como si estuviera bajo el agua. Pero lo que más le impactó a Arlette fueron sus ojos Sullyvan, abiertos de repente y llenos de un brillo venenoso que parecía consumir todo a su alrededor. Una aura de serpientes negras giraba a su alrededor, como si fueran extensiones vivas de su propia alma.


Valken: con voz profunda y distante, sin mirarla directamente —...Arlette. No esperaba verte aquí. ¿Has venido a detenerme?


Arlette tragó saliva, sintiendo un nudo en la garganta. Había pasado tanto tiempo imaginando este momento, y ahora la realidad era un golpe brutal.


Arlette: —No he venido a detenerte, hermano. He venido... sus ojos se llenaron de lágrimas, pero su voz se endureció a traerte de regreso.


Valken bajó lentamente al suelo, su postura erguida y poderosa, pero con un aire distante. Cada paso que daba hacia Arlette parecía llenar la sala de presión, como si el aire se hiciera más pesado.


Valken: con tono burlón —¿Traerme de regreso? Arlette, no soy el mismo que dejaste atrás. No soy el niño débil que se fue de casa. Extendió las manos, mostrando el poder oscuro que fluía a través de ellas. Ahora soy más fuerte que nunca. Y lo seré aún más cuando llegue al Arriba.


Arlette: —¡No es poder lo que te hace fuerte, Valken! Lo que estás haciendo... no te llevará a ningún lugar bueno. Mira lo que te está haciendo esta magia oscura. No eres tú mismo.


Por un breve momento, los ojos de Valken parecieron suavizarse, pero solo por un instante. Sacudió la cabeza y rió con frialdad.


Valken: —Tú no entiendes, Arlette. Nadie lo entiende. He sacrificado todo para llegar aquí. Glyca... su voz se quebró ligeramente al mencionar el nombre... ella murió porque fui débil. Pero cuando tome el poder del Arriba, podré arreglarlo todo. ¡Podré traerla de regreso!

La Señora de La MagiaWhere stories live. Discover now