Arlette descendía con dificultad las montañas rocosas, sus botas resonando contra la piedra mientras trataba de mantener el equilibrio. La brisa fría de la altura acariciaba su rostro, mientras escuchaba las voces familiares de Selena y Yinou en su mente.
Selena: —Arlette, por aquí el camino se pondrá más complicado. Mantente alerta.
Yinou: —Como si pudiera confiar en los consejos de alguien que solo sabe causar caos.
Selena: —Yinou, por favor, no es el momento para nuestras discusiones...
Arlette: —¡Ya basta, ustedes dos! ¿No pueden comportarse un poco? Estoy tratando de concentrarme.
De repente, las voces se desvanecieron cuando una cálida presencia se sintió en el aire. Era Arthur, quien apareció caminando desde la bruma.
Arthur: —Arlette, siento algo extraño aquí. ¿Lo percibes también?
Arlette: sorprendida al verlo —Arthur, ¿Qué haces aquí?
Arthur: —No lo sé... es como si la misma brisa me hubiera traído aquí. Pero algo no está bien.
Antes de que pudieran continuar hablando, un rugido profundo resonó detrás de ellos. De la oscuridad emergió un demonio imponente, una criatura de cuerpo espigado, piel pálida y un rostro vacío, como una máscara partida por la mitad. Todo a su alrededor era blanco y negro, como si el mundo hubiese perdido su color.
Demonio: —Dos viajeros en mi dominio... Qué imprudencia.
Sin previo aviso, el demonio atacó, lanzando ondas de energía oscura que hicieron que Arlette y Arthur rodaran por el suelo.
Arthur: —¡Cuidado, Arlette! Este no es un enemigo cualquiera.
Arlette: levantándose rápidamente —¡Gracias por la advertencia, genio!
Ambos unieron fuerzas para luchar contra la criatura. Arthur invocó la magia de las nubes, lanzando ráfagas de viento cortante, mientras Arlette utilizaba su bastón y hechizos para atacar. Sin embargo, los ataques parecían no hacerle mucho daño.
Arlette: —Esto es inútil. Es como si no sintiera nada.
Arthur: —No es solo el demonio. Este lugar... parece estar drenando nuestra magia.
La criatura los persiguió con ferocidad, obligándolos a retroceder y esconderse entre las rocas. Pensaron que lo habían perdido, pero el demonio los encontró nuevamente, destruyendo la roca con un rugido.
Arlette: —¡Ya estoy cansada de esto!
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La Señora de La Magia
RandomUna niña llamada Arlette Sullyvan tiene que pasar los prejuicios de otras personas solo por su apellido y su hermano y la lleva a estar en mala posición pero no se esperaba que esto la llevaría a una larga aventura