La tensión en el aire era palpable mientras Arlette, con los músculos tensos y la mirada ardiente, se preparaba para rematar a Kaien. Su cuerpo se movía con furia implacable, y cuando estaba a punto de lanzar el golpe final, Kaien se cubrió desesperadamente con sus brazos, lo que le dio a Arlette la oportunidad de levantar su vasija mágica. Pero justo cuando iba a terminar con todo, un aura oscura rodeó la sala.
Desde las sombras, el Monje apareció con una sonrisa maliciosa, observando cada movimiento de Arlette.
Monje: —¡Jajajaja! Sabía que eras igual que Selena. Y ahora, te toca lo que mereces. —Con un gesto teatral, el monje extendió una mano gigantesca hecha de magia que se lanzó hacia Arlette.
Arlette trató de resistirse, pero el poder era abrumador, y comenzó a ser arrastrada. Entonces, Arthur reaccionó de inmediato. Con una velocidad que sorprendió incluso a Arlette, se lanzó hacia la mano mágica.
Arthur: —¡Arlette, sostente! —gritó, su voz cargada de adrenalina, mientras lograba aferrarse a la mano mágica junto a ella.
Entre gritos de esfuerzo y magia que chisporroteaba a su alrededor, Arthur logró tirar de Arlette hasta que ambos escaparon del alcance del monje. Arlette, jadeando pero aún de pie, se levantó con la vasija en la mano.
Arthur: —¿Estás bien, Arlette? —preguntó, su tono lleno de preocupación.
Arlette: —Sí, lo estoy... —respondió con firmeza. Luego, dirigió su mirada a Kaien, aún tirado en el suelo. Con un gesto rápido, levantó su vasija y lo absorbió, sellándolo dentro de ella.
Un silencio incómodo llenó el espacio hasta que Arthur rompió la tensión con una pregunta directa.
Arthur: —Ahora dime la verdad. Si no eres Selena, ¿por qué siento en ti la misma energía que ella?
Arlette guardó la vasija y se giró hacia Arthur, cruzando los brazos mientras suspiraba.
Arlette: —Mira, creo que conoces a los Sullyvan, ¿no?
Arthur (asintiendo con cautela): —Bueno, digamos que tuve que estudiar sobre ellos. Incluso aprendí su lenguaje. Más aún porque Selena hablaba cosas de ellos, aunque nunca explicaba mucho.
Arlette: —Pues... soy una descendiente de Selena. Y ahora, también soy su alumna.
El rostro de Arthur pasó de la incredulidad al asombro. Guardó silencio durante un minuto completo, procesando la revelación mientras miraba fijamente a Arlette.
Arthur: —Retiro lo que dije antes. Creí que Selena no hablaba de su familia porque eran cosas malas... pero en serio, no puedo creerlo. ¿Cómo es que nunca mencionó esto?
Arlette: —¿Tú... la conociste? —preguntó con curiosidad.
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La Señora de La Magia
De TodoUna niña llamada Arlette Sullyvan tiene que pasar los prejuicios de otras personas solo por su apellido y su hermano y la lleva a estar en mala posición pero no se esperaba que esto la llevaría a una larga aventura