Narrador
El sonido de un mensaje interrumpió el silencio de la tarde. Sofía estaba sentada en su cama, revisando algunos apuntes para el trabajo de matemáticas que debía entregar pronto. Sus pensamientos, sin embargo, no dejaban de volver a lo que había ocurrido en clase. Alexander, su compañero en el trabajo, era cada vez más extraño para ella. Desde su encuentro en la clase, no lograba sacarlo de su mente, pero no sabía si era por su actitud fría o por el simple hecho de que, de alguna forma, había algo intrigante en él. Algo que no lograba descifrar.
Sofía miró su celular. Un mensaje de un número desconocido apareció en su pantalla.
Alexander: ¿Lista para el trabajo de mañana?
Sofía frunció el ceño. No esperaba un mensaje de él, al menos no tan pronto. Era claro que aún no se llevaban lo suficiente como para estar en contacto fuera de la clase, pero algo la impulsó a contestar.
Sofía: ¿Cómo conseguiste mi número?
El mensaje llegó casi de inmediato.
Alexander: Eso es confidencial.
Sofía no pudo evitar sonreír ante la respuesta. ¿Qué tipo de respuesta era esa? ¿Tan misterioso era el chico? Pero decidió no hacer preguntas, no quería parecer demasiado curiosa. Aunque la curiosidad seguía rondando en su cabeza.
Sofía: Ok, entiendo... Bueno, ¿a qué hora quedamos mañana?
Alexander: A las 4 en mi casa. Ahí podemos avanzar con el trabajo.
Sofía sintió una ligera incomodidad. Nunca había trabajado con alguien fuera de la escuela de esa manera, y mucho menos en la casa de alguien como Alexander, que aún no lograba entender del todo. Pero el trabajo debía terminarse, y no quería retrasarlo más. Además, si Daniel no estaba en su casa, no había razón para que se sintiera incómoda. Aún así, no podía dejar de preguntarse si ir a la casa de Alexander era una buena idea.
Sofía: Está bien, entonces. Nos vemos mañana a las 4.
Se quedó mirando el mensaje unos segundos más, preguntándose qué tipo de persona era realmente Alexander. Sabía que no sería fácil hacer este trabajo con él, pero decidió dar el paso, tal vez necesitaba aprender a relajarse un poco más. Mientras pensaba en eso, otro mensaje llegó, pero no era de Alexander. Era de Daniel.
Daniel: ¿Vas a salir hoy con ese chico?
Sofía se sintió tensa al leer el mensaje. Sabía que Daniel podía ser posesivo, y lo último que necesitaba era una conversación incómoda sobre su compañero de clase. No quería dar explicaciones ni entrar en detalles. Decidió responder de manera calmada.
Sofía: Es solo para el trabajo. Nada más.
Pero la respuesta de Daniel no la dejó tranquila.
Daniel: ¿Y no crees que es raro que vayas a su casa?
Sofía suspiró. ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué sentía que todo lo que hacía estaba mal? El trabajo tenía que entregarse, y aunque Daniel no entendiera eso, no podía seguir dándole explicaciones todo el tiempo. Ella decidió no responderle por un momento, pero antes de que pudiera guardarlo, otro mensaje de Daniel llegó.
Daniel: No me importa si vas, pero sabes que no me gusta que esté con él. No me parece bien.
Sofía frunció el ceño. Estaba cansada de estas inseguridades de Daniel, pero al mismo tiempo, sabía que algo estaba cambiando entre ellos. Desde que Camila había vuelto a su vida, algo no era igual. Daniel ya no era el mismo de antes, y aunque Sofía intentaba hacer todo lo posible por mantener las cosas entre ellos, sentía que la relación se estaba desmoronando lentamente.
Sofía: Daniel, voy a hacer el trabajo. No pasa nada. No te pongas así, por favor.
Pero cuando vio que Daniel no respondió, una sensación de incomodidad la invadió. Sentía que estaba atrapada entre dos mundos, entre la necesidad de mantener la paz con su novio y la creciente confusión que le causaba Alexander. ¿Qué era lo que estaba pasando con ella? ¿Qué había de malo en salir a hacer un trabajo?
Justo cuando estaba a punto de dejar de pensar en eso, otro mensaje llegó, esta vez de Alexander.
Alexander: No te preocupes por nada. Sólo ven y hagamos el trabajo. Lo demás no importa.
Sofía sonrió ligeramente al leerlo. Aunque su actitud seguía siendo fría, las palabras que usaba parecían tratar de tranquilizarla. No sabía si sentía que podía confiar en él, pero por alguna razón, esas palabras la hicieron sentirse un poco más relajada. Después de todo, no era como si estuviera haciendo algo malo. Solo era un trabajo, nada más.
Esa tarde, cuando Sofía llegó al instituto, se dio cuenta de que había algo extraño en el ambiente. Daniel parecía distante, y la forma en que la miraba era diferente. Sofía intentó no pensar en ello, pero al verlo hablar con Camila, una pequeña chispa de inseguridad comenzó a arder en su pecho.
Pasó el resto del día intentando concentrarse en sus clases, pero su mente no dejaba de regresar a la conversación con Daniel y la idea de ir a casa de Alexander.
Cuando el timbre finalmente sonó y todos comenzaron a irse a sus casas, Sofía sintió una mezcla de emociones. El trabajo le pesaba en la cabeza, pero el enredo emocional con Daniel le quitaba la calma. Mientras se dirigía a la salida, vio a Alexander caminando hacia su motocicleta, con una expresión impenetrable en el rostro. No pudo evitar pensar en lo que pasaría mañana, cuando se encontraran en su casa para hacer el trabajo.
Pero mientras caminaba hacia su casa, una pregunta seguía rondando su mente. ¿Qué pensaba Daniel de todo esto? ¿Por qué parecía tan celoso de Alexander? Y lo más importante: ¿qué estaba pasando realmente entre ella y su novio?
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Entre dos corazones
RomanceSofía es una chica tímida y sentimental que siempre ha sido muy sensible, aunque intenta ocultarlo tras una fachada de confianza y seguridad, no es su verdadera personalidad y ha logrado que Daniel, su novio, la vea como una persona fuerte e indepen...