Sofia
Ese día el colegio se siente más frío de lo normal, o quizá es mi imaginación. Aunque trato de concentrarme en las clases, la sensación de que algo anda mal con Daniel me invade constantemente. Últimamente lo he notado más distante; me cuesta leer su expresión, entender sus silencios, y eso me inquieta.
A la salida, me dirijo a la biblioteca para adelantar un trabajo, intentando distraerme. Pero, cuando giro hacia el pasillo principal, mi paso se detiene abruptamente. Al fondo, veo a Daniel, riendo con Camila mientras guardan sus cosas. La escena me parece surreal; ahí están ellos, tan cómodos juntos, como si todo estuviera bien y yo fuera solo una extraña.
Una mezcla de tristeza y confusión me invade. Miro hacia otro lado, como si eso fuera a borrarlos de mi mente, y decido irme. Camino sola por los pasillos, sin decirle nada a nadie, y al salir del colegio, siento cómo una gota de lluvia cae sobre mi mejilla. El cielo comienza a nublarse, como reflejando el caos en mi mente.
Mientras camino hacia mi casa, perdida en mis pensamientos, escucho el sonido de un mensaje en mi teléfono. Al principio no quiero verlo; tengo miedo de que sea Daniel diciéndome algo que no quiero escuchar, pero al desbloquear la pantalla, veo que no es él. Es Alexander, el chico con quien he estado trabajando en ese proyecto de matemáticas.
"¿Cómo va el trabajo, compañera? Te escribí porque se me ocurrió una idea para la presentación. ¿Nos vemos mañana para revisar todo?"
Su tono, aunque directo, tiene algo de informalidad que me hace sonreír un poco. Siento como si estuviera hablando con alguien que realmente presta atención a lo que digo, y eso es reconfortante. Pienso en ignorarlo, ya que mi humor no es el mejor, pero finalmente le respondo.
"Claro, nos vemos mañana. Gracias por la idea :)"
Guardo el teléfono, y al volver a mirar el camino, veo que el cielo se ha oscurecido por completo. Me abrazo a mí misma, protegiéndome del viento que empieza a soplar con más fuerza. Una sensación de soledad se instala en mí, como si la distancia entre Daniel y yo estuviera creciendo cada vez más. Quisiera poder hablar con él, decirle cómo me siento, pero también tengo miedo de parecer insegura o de sobrecargarlo. Me repito que seguramente es algo temporal, que mañana todo estará mejor.
Al llegar a casa, me siento en el borde de mi cama y vuelvo a revisar el teléfono, esperando algún mensaje de Daniel. Pero no hay nada. Ni una llamada, ni una explicación. Solo silencio.
—
Daniel
La tarde se ha alargado más de lo que esperaba, y aquí estoy, en la biblioteca con Camila, repasando temas de matemáticas que ninguno de los dos entiende del todo. Podría haber elegido trabajar en casa, pero algo en su insistencia y en su tono cuando me pidió ayuda hizo que aceptara sin dudarlo. Sé que debería estar con Sofía, o al menos avisarle, pero cada vez que intento desbloquear el teléfono para llamarla, algo me retiene.
Camila parece diferente últimamente, menos seria, incluso un poco graciosa. Me río de algo que dice, y al alzar la mirada noto que ella también está mirándome, con una expresión que no puedo leer del todo. Me pregunto si debería sentirme incómodo, pero lo único que siento es nostalgia, como si una parte de mí hubiera regresado a esos días donde todo parecía fácil y sin problemas.
—¿Todo bien? —pregunta ella, interrumpiendo mis pensamientos.
—Sí, claro. Perdón, me distraje un poco —respondo, aunque no puedo evitar sentirme extraño por estar aquí con ella mientras sé que Sofía podría estar esperando una llamada o un mensaje mío.
Caminamos juntos al salir, y me doy cuenta de que el sol ya ha caído. La noche empieza a envolvernos, y aunque debería sentirme bien después de una tarde tranquila, la imagen de Sofía se cuela en mi mente. Me pregunto si habrá notado mi distancia, si tal vez estoy siendo injusto al pasar tanto tiempo con Camila.
Al despedirme, noto que mi teléfono parpadea. Es un mensaje de Sofía, enviado hace varias horas. Algo en el tono de su mensaje parece distante, y me pregunto si es mi culpa por no estar presente. Sin pensarlo, le contesto rápido, aunque mis palabras suenan vacías hasta para mí.
"Hola, ¿todo bien?"
Mientras espero su respuesta, siento una mezcla de culpa y confusión. ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué estoy aquí en lugar de con ella? No tengo respuestas claras, pero una cosa es cierta: he comenzado a sentirme dividido, y no sé cómo resolverlo.
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Entre dos corazones
RomanceSofía es una chica tímida y sentimental que siempre ha sido muy sensible, aunque intenta ocultarlo tras una fachada de confianza y seguridad, no es su verdadera personalidad y ha logrado que Daniel, su novio, la vea como una persona fuerte e indepen...