El edificio era viejo, muy viejo y descuidado, algunas paredes tenían grandes hoyos en ellas y la pintura parecía de varios años atrás. Los chicos tenían razón, se veía que era un barrio peligroso, o quizá exageraban y solo era la fachada. Por cierto, ellos me dejaron aquí y se fueron a su hogar, aunque William aún me insistió en irme a vivir con ellos. La oferta era buena, no pagaría renta y la comida era cortesía de Liam, pero aún no estaba segura, no los conocía muy bien, aunque habíamos tenido una buena conexión.
Me dirigí a la recepción del edificio, donde se encontraba una anciana de muy mal humor, con su cabello despeinado y cubierto por canas. No sabía muy bien que hacer, pero supuse que ella sería la dueña del edificio, así que decidí ir a presentarme.
- Buenas noches. – Dije con voz fuerte, pero al parecer no me escuchó.
- Me llamo Alexandra Evans. – Proseguí con un tono aún más fuerte. – Mi madre alquilo uno de sus departamentos.
-Llegas tarde. – Dijo por fin. – Te esperaba desde hace horas.
- Lo siento, no sabía que tenía una hora asignada para llegar. – La mujer levanto la vista por primera vez hacia mí, y me miro enojada con sus ojos grisáceos.
- Y además grosera, lo que me faltaba. Aquí están tus llaves, tu departamento es el número 16, está ubicado en el cuarto piso y el ascensor no funciona, así que tendrás que subir por las escaleras. Bienvenida. – Me dijo con un tono frío y cortante. Tomé las llaves que colgaban de sus delgados dedos y le di las gracias amablemente aunque no se lo mereciera. Tenía que subir tres pisos con tres grandes maletas. Podría subir primero dos y luego otra. Estaba muy cansada, aunque el viaje fue agradable fue muy largo y cansado, además la diferencia de horario no ayudaba mucho. Ahorita son las tres de la tarde en casa, pero, no estoy en Nueva York, en Londres son las ocho de la noche. Creo que si dejo de pensar y actúo será mejor. Tomo las dos primeras maletas y comienzo a subir lentamente los escalones, los cuales rechinan a cada paso que doy. La madera es muy vieja, probablemente igual de vieja que la dueña. Después de un rato, por fin llego algo agitada a mi nuevo departamento, el cual tiene un pequeño número 16 en la parte de arriba. Cuando lo abro noto que no es muy amplio, pero está bien para mí. Las ventanas están sucias, pero con un poco de agua y jabón se solucionará todo. Los muebles rechinan, pero no debo quejarme, fue lo que mamá pudo conseguir para mí, al menos hay una chimenea aquí dentro y el techo está bien. Además estaré la mayoría del tiempo en London Academy.
Cuando termino de subir todo mi equipaje, comienzo a sacudir los muebles, tienen demasiado polvo a causa de la falta de uso. Corren unas cuantas cucarachas, creo que tengo demasiado que hacer aquí. Comienzo limpiando la cocina, el lava platos, la pequeña estufa, ordeno la alacena y limpio el piso. Conecto mi IPod a las pequeñas bocinas que tengo y la música suena de fondo. Después continúo con la sala, donde hay dos pequeños sillones de color café oscuro, no están tan mal, aún se conservan bien. Los sacudo y limpio la mesita del centro. Luego me paso a la chimenea, pero no hay mucho que hacer ahí. Entro a la habitación, es lo suficientemente amplia para mí. Hay una cama matrimonial, un closet y una ventana del lado derecho. Saco las sabanas y el edredón que traje de casa y lo tiendo en mi nueva cama, no es tan suave y confortable, pero estaré bien. Saco el celular de mi bolso y tengo cinco llamadas perdidas ¡Mierda!, mi madre debe estar hecha una furia. Marco su número y al segundo timbre contesta.
- ¡Alexandra Evans! ¿Estás bien? ¿Por qué no habías llamado?
-Tranquila mamá, estoy bien. Es solo que se me olvido llamar. Lo siento.
-Que fácil lo dices. ¿Ya te instalaste?
-En eso estoy.
-Muy bien. ¿Qué tal el vuelo?
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Over Again
Teen FictionEmpezar desde cero. Nueva ciudad, nueva escuela, nuevos amigos, nuevos amores, nuevas oportunidades.