𝐇𝐲𝐩𝐧𝐨𝐭𝐢𝐳𝐢𝐧𝐠 ;; 𝙽𝚎𝚝𝚎𝚢𝚊𝚖 𝚢 𝙻𝚘'𝚊𝚔 𝚡 𝚘𝚌

veintisiete.

Las primeras luces del amanecer pintaban el bosque con tonalidades doradas, y el suave murmullo de las hojas al viento acompañaba a Danae y Mo'at mientras recolectaban hierbas medicinales. Las manos de Danae, ya más hábiles gracias a las enseñanzas de Mo'at, se movían con cuidado, cortando solo las hojas necesarias para preservar la planta.

— Debes ser suave con estas, Danae. Su fuerza está en la raíz, y si la dañas, no volverá a crecer. — le explicó Mo'at, inclinándose junto a ella.

Danae asintió con una sonrisa.

— Estoy aprendiendo, Mo'at. Gracias por tu paciencia.

— No es paciencia, hija. Es fe. Sé que serás una gran Tsahìk algún día.

Danae se ruborizó ligeramente ante las palabras de Mo'at, pero antes de que pudiera responder, su atención fue capturada por un sonido cercano: risas infantiles. Giró la cabeza y vio a un grupo de niños Na'vi jugando entre las raíces de un gran árbol, sus risas llenando el aire con una energía pura y contagiosa.

Por un momento, se quedó inmóvil, observando cómo corrían, trepaban y se perseguían, sus colas moviéndose con entusiasmo. Una calidez inesperada inundó su pecho, y casi sin darse cuenta, su mano se posó en su vientre. La idea de una nueva vida creciendo dentro de ella, fruto del amor que compartía con Neteyam y Lo'ak, se dibujó en su mente por primera vez.

Mo'at, que no dejaba pasar ni el más mínimo detalle, notó la expresión soñadora en el rostro de Danae y la posición de su mano. Con una sonrisa sabia, se acercó a ella y tocó suavemente su hombro.

— Danae, todo a su tiempo. Aunque no dudo que la gran madre te bendiga con la llegada de un pequeño o pequeña. — Su voz era serena, cargada de esa sabiduría que solo los años traen.

Danae parpadeó, sacudiendo ligeramente la cabeza como si Mo'at la hubiera arrancado de un sueño.

— Oh... — murmuró, dejando caer la mano de su vientre. — Verlos jugar así me provoca mucho querer tener una familia con Neteyam y Lo'ak. Pero... — hizo una pausa, mordiendo ligeramente su labio inferior — no hemos hablado del tema todavía.

Mo'at soltó una risa suave, llena de ternura.

— Es normal que esos pensamientos lleguen a ti, hija. La vida fluye, y Eywa siempre encuentra un camino. Pero debes recordar que estos sentimientos no son solo tuyos. Habla con ellos, comparte lo que sientes.

Danae asintió, su mirada volviendo al grupo de niños que seguían jugando sin preocupaciones.

— ¿Crees que sería una buena madre, Mo'at? — preguntó en voz baja, con una mezcla de curiosidad y temor.

La anciana Na'vi se detuvo, girándose completamente hacia ella. Tomó ambas manos de Danae entre las suyas, sus ojos amarillos penetrando en los suyos con una intensidad tranquilizadora.

— Danae, ya eres madre en espíritu. Cuidas de quienes amas, pones sus necesidades antes que las tuyas, y tu corazón está lleno de amor por este mundo y su gente. Cuando llegue el momento, serás una madre digna, no tengo dudas de ello.

Danae tragó con dificultad, sintiendo un nudo formarse en su garganta por la emoción.

— Gracias, Mo'at. Tus palabras significan mucho para mí.

Mo'at le dio unas palmaditas en las manos antes de soltarla.

— Ahora, volvamos a trabajar. Estas hierbas no se recolectan solas, y el clan necesita a su futura Tsahìk enfocada.

Danae dejó escapar una risa, pero mientras se inclinaba para recoger más plantas, no pudo evitar que su mente volviera a la idea de un pequeño corriendo por el bosque, con el cabello trenzado como el de Neteyam y los ojos brillantes como los de Lo'ak.