Freya

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Residencia de la familia Freya, habitación personal de la diosa Freya.

CRUJIR

Con el sonido de la puerta al abrirse, Ottar y Pyrion entraron en la habitación de la diosa Freya. Una vez dentro, una sala de estar bellamente decorada apareció ante Pyrion; sin embargo, la diosa Freya no estaba a la vista.

"La diosa Freya lo espera en su dormitorio, Pyrion-san." Percibiendo las dudas de Pyrion, Ottar rápidamente indicó la ubicación de su diosa.

Al escuchar dónde lo esperaba la diosa Freya, una expresión de resignación apareció en el rostro de Pyrion. Parece que su presentimiento era correcto; la diosa Freya no lo había llamado para nada serio. Sintiendo que su integridad podría estar en juego, Pyrion tuvo un súbito impulso de escapar del lugar.

"Le deseo una agradable charla con la diosa, Pyrion-san. Yo lo acompañaré hasta aquí." Para mala suerte de Pyrion, Ottar no le dio mucho tiempo para planear una escapatoria, y enseguida se dirigió hacia la puerta, dispuesto a salir de la habitación.

"¿Espera? ¿¡Tú planeas dejarme aquí a solas con tu diosa!?" Mirando a Ottar con incredulidad, Pyrion alzó la voz, estupefacto.

"Son órdenes de la diosa. Hasta luego, Pyrion-san." Después de responder la última pregunta de Pyrion, Ottar abrió la puerta y salió rápidamente de la habitación.

PORTAZO

TAP

"¿Eso fue el seguro de la puerta?" Escuchando el sonido de un cerrojo, Pyrion miró la puerta con incredulidad.

Después de observar la puerta con desconcierto durante un momento, Pyrion sacudió la cabeza con resignación. Con la puerta cerrada, la única opción que tenía, era encontrarse con la diosa Freya.

Aceptando su destino, Pyrion apretó los dientes y se dirigió hacia el dormitorio de la diosa. Cruzando lentamente la sala de estar, llegó al dormitorio de Freya.

TRAGO

Apenas entrando en el dormitorio, lo primero que vio hizo que tragara saliva con fuerza. En una de las esquinas de la hermosa habitación, sentada cómodamente en una elegante silla, estaba la inigualable diosa de la belleza, Freya

Sentada en la silla, con un encantadora sonrisa, la diosa Freya, ahora vestía un precioso vestido blanco levemente transparente, el apretado vestido permitía observar todas sus curvas, y amplio escote de la diosa permitía observar casi por completo los preciosos senos de la diosa.

Para Pyrion, un hombre virgen en dos vidas, ver el precioso vestido de la diosa fue como recibir un golpe de reducción dimensional; su rostro se tornó rojo como un tomate, y, con algo de pánico, trató de apartar la vista de la hermosa diosa.

"¡Pyr, has venido!" Por su parte, Freya, al notar la presencia de Pyrion, estaba demasiado emocionada para percibir su sonrojo. Levantándose con entusiasmo de su asiento, caminó hacia él con un paso encantador.

"Mi pequeño Pyr, escuché que saliste herido del calabozo. ¿Estás bien?" Al acercarse, Freya tomó rápidamente las manos de Pyrion, y, con el rostro lleno de preocupación, le preguntó.

"¡D-diosa Freya! Es un gusto verla. Y-yo estoy bien, no tengo ningún problema." Sintiendo las cálidas manos de Freya y viendo su precioso cuerpo prácticamente pegado al suyo, Pyrion maldijo en silencio a sus hormonas que se revelaban ferozmente.

"¿En serio? Qué alivio... No sabes lo preocupada que estuve." Con una radiante sonrisa, Freya acarició suavemente las manos de Pyrion sin soltarlas.

"Agradezco su preocupación, Freya-sama..." Con una sonrisa nerviosa, Pyrion intentó hacer un poco de fuerza para retirar sus manos de las de la diosa, pero ella lo sujetaba firmemente.

Fragua y AceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora