Fragua y Acero

Espada maldita

BOOOM
CLANG

"¡Valletta!"

El choque de las espadas resonó en todo el campo de batalla como un trueno, sacudiendo el suelo y derribando algunas estructuras cercanas.

Tsubaki, embestida por la poderosa mujer, dejó escapar un grito de ira mientras su cuerpo era lanzado hacia atrás por la fuerza descomunal del impacto. A pesar del dolor que recorría su espalda, se estabilizó rápidamente, plantando firmemente sus pies en el suelo.

Con un movimiento ágil, Valletta apareció a su lado, su sonrisa burlona tan intacta como su confianza. Balanceó su espada carmesí con una precisión letal, su presencia tan arrolladora como su ataque.

"¿Te sorprende?" murmuró Valletta con una voz que destilaba desprecio. "Apenas estamos calentando, herrera."

Tsubaki apretó su katana con ambas manos, su mirada fija en su enemiga mientras su respiración se volvía pesada. "Bastarda, eres demasiado arrogante para alguien que no pelea sola."

Valletta soltó una carcajada que retumbó con una mezcla de diversión y crueldad. "¡Jajaja! Tonta herrera, ¿crees que en mi posición tengo siquiera una pizca de honor? ¡Soy una sucia rata de la facción oscura!"

Tsubaki no respondió, dejando que su espada hablara por ella. Con un destello fulgurante, lanzó un corte directo, obligando a Valletta a levantar su espada para bloquear.

CLANG

El choque resonó una vez más, pero esta vez Tsubaki empujó hacia adelante con una fuerza renovada, su ira alimentando cada movimiento.

"¡Te romperé la boca, perra!"

Valletta retrocedió ligeramente, sus pies deslizándose sobre el terreno destrozado, aunque su sonrisa no se desvaneció. "JAJA, pareces muy enojada, Tsubaki. ¿Qué pasa? ¿Es por el lindo corte en tu cara? JAJA... ¿De qué te preocupas de todos modos? No es como si fueras bella en primer lugar."

Tsubaki frunció el ceño, sintiendo la punzada de irritación al escuchar las palabras de Valletta. Apretó los dientes con fuerza, mientras sus nudillos se ponían blancos, marcados por la furia que contenía.

Tsubaki tocó el corte en su rostro con la punta de los dedos, sintiendo el ardor de la herida y la calidez de la sangre que se deslizaba por su piel. Su ceño se frunció aún más, mientras apretaba los dientes con una mezcla de frustración y rabia.

Allí estaba, un corte que atravesaba su nariz de lado a lado, manchando gran parte de su rostro con sangre. Combinado con su expresión feroz, la imagen que ofrecía Tsubaki en ese momento era aterradora.

"Perra, aprovechaste la vida de uno de tus subordinados solo para cortar mi rostro, eres realmente mezquina." Tsubaki apretando los dientes, sintió una frustración inmensa por la situación.

En un momento crítico de la pelea, Valletta había usado la vida de uno de los soldados espirituales para acercarse a Tsubaki, dándole el tiempo suficiente para causarle múltiples heridas. Pero la odiosa mujer había ignorado las oportunidades, en lugar de eso elegio cortarle el rostro.

Aunque Tsubaki nunca estuvo especialmente preocupada por su belleza, para cualquier mujer, que alguien le cortara la cara era simplemente la mayor ofensa posible. Incluso sabiendo que podría curarlo con una simple poción, los ojos de Tsubaki ardían de ira.

*SLASH*

Nuevamente obligada a retroceder, Tsubaki se movió rápidamente, esquivando el corte de uno de los dos soldados espirituales.