¡POR ORARIO!

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Residencia de la familia Hephaestus, comedor principal.

"Hefesto, por favor, tienes que salir de la residencia," insistió Pyrion con un tono preocupado. Su mirada suplicante estaba fija en su diosa, quien permanecía sentada en la cabecera de la mesa con los brazos cruzados y una expresión obstinada.

"Te lo digo por decimotercera vez, Pyrion: no saldré de mi hogar. Incluso si el cielo se cae, no me moveré de aquí," declaró Hefesto con firmeza, su tono dejando claro que no aceptaría discusiones.

*SIGHH*

Pyrion suspiró profundamente, pasando una mano por su cabello, claramente frustrado. Sabía lo testaruda que podía ser su diosa, pero aun así tenía que intentar.

"¿Por qué, en lugar de perder el tiempo aquí conmigo, no vas a terminar de preparar las armas para la batalla de esta noche?" sugirió Hephaestus, su mirada fija en su hijo. A pesar de su tono firme, había un leve atisbo de culpa en su voz.

Mirando a su hijo, que tenía una expresión de extrema preocupación, Hefesto se sintió algo culpable, sin embargo aun así ella no retrocedería, es imposible para ella abandonar su hogar, mientras sus hijos pelean una dura batalla.

Hefesto mantuvo su postura obstinada, sus ojos rojos mostrando una resolución inquebrantable. "Pyrion, este es mi hogar, y ustedes son mi familia. No voy a esconderme mientras luchan por protegerlo. No soy una diosa que abandona lo que es suyo."

Pyrion apretó los labios y se rasco la cabeza con ansiedad. Sabía que no podía discutir con eso, pero la preocupación seguía pesando en su pecho. "Tu... Porque tienes que ser tan terca?"

"Hmph, ¿no eras igual a mí?" respondió Hefesto con una mueca de desdén, burlándose ligeramente de su hijo mientras cruzaba los brazos. "Eres incluso más terco que yo."

Pyrion soltó una pequeña risa, aliviando un poco la tensión. "Je, ¿no es culpa tuya? Es obvio que lo aprendí de ti."

Hefesto dejó escapar una ligera carcajada, su expresión suavizándose. "Bueno, si eso significa que no abandonarás lo que amas, entonces hice algo bien."

"Diosa..." Pyrion la observó por un momento, dejando que el calor de sus palabras disipara un poco la preocupación en su corazón. Aunque seguía sin estar de acuerdo con su decisión, entendía que esta era la esencia de Hefesto, la razón por la que él y tantos otros la respetaban profundamente.

"Solo promete que si las cosas se ponen realmente mal, me dejarás llevarte a la torre de Babel. No me hagas lidiar con más problemas de los necesarios, ¿sí?"

Hephaestus sonrió con calma. "Prometido... siempre y cuando todos mis hijos vengan conmigo"

"Sigh... Trato hecho," dijo Pyrion, dándose la vuelta para salir del comedor. "Voy a preparar mis armas. Tú, por favor, al menos descansa un poco."

"Sin promesas," respondió Hephaestus con un tono juguetón mientras lo observaba irse, con una sonrisa de orgullo en su rostro.

...

Cuartel general, de la facción de aventureros de Orario,

"Finn, todo por parte de mi familia está listo"

El ruido de los pasos de alguien se escucho cerca de la carpa de Finn, luego un segundo después, una mujer atravesó la persiana y dijo con voz fuerte.

"Tsubaki, parece que también te preparaste bien para la batalla que viene," comentó Finn con una ligera sonrisa alzando la mirada de los mapas sobre la mesa. Su mirada se detuvo por un momento en la armadura que llevaba la herrera, y elogio sin reservas.

Fragua y AceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora