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Su cuerpo más grande flotando sobre ti. Ambos jadeaban y gemían al unísono, sus ruidos lascivos, mezclados con el sonido de sus pesadas bolas golpeando contra tu carne, llenaban las cuatro paredes de su espacioso y lujoso dormitorio.
Las manos mucho más grandes de Sylus sujetaban tus manos por encima de las tuyas, atándolas con un agarre fuerte. Su expresión mostraba que estaba al borde de correrse, no con tu coño apretando su polla como una tenaza. Joder tu coño lo está volviendo loco.
El hombre de 1.96 m inhaló la vista que tenía frente a él. Tu cuerpo desnudo en exhibición, tus tetas rebotando con cada embestida que te daba. Tus ojos cerrados, lindos gemidos y quejidos saliendo de tus labios cada segundo que su polla te follaba por dentro. "Qué maldito placer", murmuró Sylus en voz baja."Una chica tan hermosa para mí, princesa".
Lentamente, se inclinó hacia abajo, su aliento mentolado se extendió sobre tus deliciosos labios. "Abre los ojos, princesa. Mira cuán fuerte está tu coño apretando mi polla, ¿eh?" Retiró una de sus manos de la mano que te ataba y la bajó para apretar tus mejillas con su mano.
Cuando no obedeciste la primera vez, Sylus volvió a apretar tus mejillas con más fuerza esta vez. Sabías que no debías ignorarlo a él ni a sus órdenes. Lentamente, abriste los ojos y viste su rostro increíblemente hermoso y esculpido: un par de ojos rojo carmesí mirándote directamente a los ojos. En un abrir y cerrar de ojos, viste que su mirada se suavizaba cuando ambos se miraron a los ojos.
El gruñido de Sylus rompió el silencio momentáneo. Las mariposas se arremolinaban en tu estómago cada vez que escuchabas sus gruñidos sexys. "Joder. Eres tan jodidamente hermosa, nena", susurró contra tus labios antes de acercarse un poco más para besarte en los labios.
Tu espalda se arqueó cuando su polla empujó tu punto sensible, y accidentalmente gemiste en su boca. La posición actual, tus tetas presionadas contra su frente, su polla anidada más profundamente en tu coño, parecía tan íntima. Sylus quería estar lo más cerca posible de ti.
—Mhm, Sylus, sigue, por favor—te quejaste cuando él disminuyó el ritmo mientras te susurraba palabras dulces al oído.
Sylus gimió en tu boca, dejando un beso más profundo antes de levantarse. El calor de tener su pecho presionado cerca de ti se disipó.
Abriendo más las piernas y usando sus rodillas, Sylus embistió su polla dentro de ti. Esta vez, más rápido y más fuerte. Tu respiración ya no podía seguir así que los gritos comenzaron a apoderarse de tus gemidos.
Sylus es un amante tan atento que nunca te dirá que no, solo bajo ciertas circunstancias. Aparte de eso, él está dispuesto a complacerte sea cual sea tu petición.
Sus gemidos arrullaban tus oídos cada vez que su polla golpeaba tu punto G. Intercambiaste miradas con él antes de echar un vistazo al lugar donde sus cuerpos estaban conectados. Un líquido blanco cremoso cubría su polla y tu coño. Mierda. Estabas tan cerca de un orgasmo abrumador.
—¡Joder, Sylus, haz que me corra, por favor! —Tu voz se volvió un poco más aguda, antes de que luego siguiera un grito.
Sylus se inclinó de nuevo y tomó un pezón en su boca, mordiéndolo antes de girarlo como si estuviera saboreando el dulce sabor. Su polla seguía embistiendo sin piedad dentro de ti. Sus cejas se crisparon cuando tu coño lo apretó más fuerte. Él estaba tan cerca y tú también.
Sentiste ese nudo apretado arremolinándose dentro de ti, cada segundo más cerca del orgasmo. Se estrelló fuerte y rápido, tal como Sylus te lo estaba dando. Tu respiración se entrecortó y sentiste escalofríos instantáneos por lo duro y destrozador que fue el orgasmo.
El semen de Sylus llenaba tu interior, algo de él se filtraba. Respiraba agitadamente mientras te miraba. "Joder, eres tan jodidamente hermosa que duele", susurró de nuevo antes de besarte dulcemente. Sus dedos acariciaban tu rostro amorosamente. Gemiste cuando su piel rozó suavemente tu clítoris. Era tan jodidamente sensible.
"Y eres tan jodidamente guapo que me mata ponerme celoso cada vez que las chicas te miran", murmuraste mientras te reías contra sus labios.
—Sólo tengo mis ojos puestos en ti, cariño. En nadie más —la mirada amorosa de Sylus se cruzó con la tuya mientras te hacía esta promesa por enésima vez. Luego colocó tu palma contra su pecho, apretándola con sus dedos.
Sonreíste amorosamente y Sylus se enamoró de ti otra vez. Está locamente enamorado de ti, pero no le importa lo desagradable que suene. Está enamorado de ti y te ama muchísimo. Haría todo por ti y solo por ti.
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