𝙅𝙪𝙣𝙞𝙤𝙧 𝙃

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ᴍᴀʀᴀᴛᴏɴ 5/5

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ᴍᴀʀᴀᴛᴏɴ 5/5

El sol ya estaba cayendo, pintando el cielo con tonos de naranja y rosa mientras Junior H veia su teléfono, esperando el mensaje de ____.

Habían estado planeando esta salida desde hace semanas, pero había un pequeño “detalle” en el que nunca lograban ponerse de acuerdo ¿quién iba a pagar? Junior había insistido una y otra vez en que él se encargaría de todo, pero ____ se negaba rotundamente.

Justo cuando estaba a punto de escribirle de nuevo, su pantalla se iluminó con el mensaje que tanto había esperado.

—Cómo te dije la primera vez, 50/50.

Junior soltó una risa baja y negó con la cabeza, sabiendo exactamente por dónde iba esto. Esa era una de las cosas que más le gustaban de ____, su terquedad y su independencia pero esta vez, no iba a dejar que ganara tan fácil.

—Mira, amor, yo pago todo y tú te pones bonita, asi bien chula—le respondió en el chat, sin pensarlo dos veces.

No pasó mucho tiempo antes de que las burbujitas de su lado empezaran a moverse, indicando que ella estaba escribiendo. Junior se recargó en el marco de la puerta de su casa, esperando a ver qué le diría.

—Junior, ya te dije que no quiero ser una mantenida, si omos pareja, no se trata de que tú pagues todo ¿Qué tiene de malo que pongamos los dos? —escribió ella.

Suspirando, Junior pensó en cómo responderle sin hacerla enojar.

No era que él pensara que ella no podía pagar pero en su cabeza, consentirla era una forma de mostrarle lo importante que era para él y siendo honestos, le encantaba hacerla sentir especial.

—Ay, corazón, —escribió finalmente, —no es por eso, eres la mujer más chingona que conozco, pero déjame consentirte, no tienes que demostrarme nada, ya sé lo fuerte y fregona que eres.

Ella leyó el mensaje y no pudo evitar sonreír, aunque todavía sentía esa pequeña chispa de terquedad que no la dejaba aceptar la oferta sin discutir.

Había crecido viendo a las mujeres de su familia trabajar duro para no depender de nadie, y aunque Junior la hacía replantearse esas ideas, le costaba soltar.

—Bueno, nomás esta vez, pa' que veas que no soy tan necia —escribió, con un emoji de guiño.

Junior leyó su respuesta y dejó escapar una carcajada, triunfante. —Eso, mi amor. Me encantas cuando no te haces del rogar.

Cuando finalmente se encontraron en el restaurante, Junior quedó impresionado. ____ llevaba un vestido rojo que la hacía lucir como una reina, y aunque ella le restaba importancia, él sabía que había hecho un esfuerzo por verse así de hermosa para él.

—¿Qué? ¿Por qué me ves así? —preguntó ella, sonrojada.

—Es que siempre te ves hermosa, pero hoy… uff, te volaste la barda, mi reina, —dijo él, acercándose para darle un beso suave en los labios.

Ya en la mesa, la conversación fluyó entre risas y anécdotas. Hablaban de todo, de sus familias, sus sueños, y de los pequeños detalles que hacían que se entendieran tan bien. Cada vez que llegaba el mesero, Junior se apresuraba a ordenar por los dos, algo que a ____ le sacaba una sonrisa de resignación.

—Oye, ¿y tú cuándo me vas a dejar invitarte? —preguntó ella en tono de broma, sabiendo bien que la respuesta sería la misma de siempre.

—Cuando el sol salga por el oeste, mi amor —respondió él, riendo. —Déjame mimarte tantito, ¿sí? Que para eso estamos.

La noche avanzó entre platillos y bebidas, hasta que llegó el momento de la cuenta. Antes de que ____ pudiera reaccionar, Junior ya había extendido la tarjeta al mesero, sin darle tiempo ni de buscar su cartera.

—Junior, qué necio eres, —dijo ella, cruzando los brazos con una mezcla de frustración y ternura. —Te dije que íbamos a medias.

Él la miró con una sonrisa pícara y le dio un guiño. —Amor, déjame ser el hombre que te consiente, ya sabes que no es por menospreciarte ni nada es solo que… así me enseñaron, y me gusta verte feliz.

Ella suspiró, sabiendo que no había nada que pudiera hacer para cambiar su forma de pensar.

Al final, entendía que, aunque venían de mundos diferentes, esa era su manera de expresar lo que sentía por ella y, en el fondo, le gustaba que él insistiera en mimarla, aunque no lo admitiría tan fácilmente.

—Está bien, pero la próxima me toca a mí, ¿eh? —dijo, levantando un dedo en señal de advertencia.

—Lo que digas, mi amor —respondió él, dándole otro beso en la frente. Sabía que eso no iba a pasar, pero disfrutaba viéndola “ganar” de vez en cuando.

Esa noche, mientras caminaban juntos por la ciudad, Junior tomó su mano, entrelazando sus dedos, la noche era fresca, y el silencio entre ellos se sentía cómodo.

—Sabes que te amo, ¿verdad? —le dijo de repente, deteniéndose para mirarla a los ojos.

____ se detuvo, sorprendida por la seriedad de sus palabras, sintió su corazón acelerarse y asintió, sin decir nada. A veces, las palabras sobraban, y ese momento era uno de ellos, solo sonrió y le dio un beso, uno largo y profundo que le hizo olvidar todas las peleas sobre quién debía pagar la cuenta.

Al final, ni él ni ella querían ganar.
Solo querían estar juntos, y eso era suficiente.

Último del día!!!Espero que este maratón, donde les hice esperar todo un día entre lapsos, les haya gustado

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Último del día!!!
Espero que este maratón, donde les hice esperar todo un día entre lapsos, les haya gustado.

El aviso se viene mañana por la mañana.

Vale♡.

𝑪𝑻 // 𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora