ᴍᴀʀᴀᴛᴏɴ 2/5
Las luces de la ciudad brillaban a lo lejos, pero desde la ventana, ___ no veía más que el reflejo de sus ojos cansados. La noche había sido larga, y aunque Natanael estaba sentado en el sillón a unos metros, la distancia entre ellos parecía infinita.
El olor del cigarro que él fumaba llenaba la sala, mezclándose con la tensión que los envolvía.
Ella soltó un suspiro pero Natanael ni siquiera se inmutó la había ignorado toda la tarde, como si ella no existiera. Aún llevaba puesta la camiseta que él se había dejado en su casa hacía semanas con la esperanza de que el simple olor a él pudiera hacerla sentir mejor pero hoy ni siquiera eso funcionaba.
—¿Vamos a hablar?— preguntó finalmente, rompiendo el silencio incómodo que reinaba desde que él llegó.
Natanael se encogió de hombros sin mirarla seguía en su teléfono, como si lo que fuera que estaba viendo en la pantalla fuera más importante que ella.
—¿De qué? —respondió, con ese tono desganado que la hacía sentir aún más pequeña.
___ apretó los dientes la frustración le quemaba por dentro, pero no quería perder la calma, no quería darle la razón para decirle que era exagerada, que siempre hacía drama por todo.
—De nosotros —respondió, haciendo un esfuerzo para mantener la voz firme —No podemos seguir así, Nata te la pasas ignorándome, y cuando estás aquí, parece que no lo estás no sé... no sé qué está pasando.
—Nada está pasando— replicó él, dándole una calada profunda al cigarro antes de aplastarlo contra el cenicero. —Todo está bien, tú eres la que se está exagerando las cosas.
Ella sintió como si algo se rompiera dentro de su pecho "Todo está bien" Esas palabras retumbaron en su cabeza como un eco vacío. Nada estaba bien, desde hacía meses, todo se sentía diferente. Él ya no la miraba como antes, ya no la buscaba con esa sonrisa que solía derretirla, y mucho menos la trataba con el cariño que alguna vez le prometió.
—No me trates así, por favor— dijo ella en voz baja, sintiendo las lágrimas arder detrás de sus ojos. —No me hagas sentir que no valgo nada.
Natanael soltó una carcajada amarga, como si sus palabras no significaran nada y eso dolía, dolía más que cualquier otra cosa que hubiera pasado entre ellos.
—No es eso, ___ —respondió finalmente, poniéndose de pie y acercándose a la ventana. —Es que llego ese momento en el que siento que me asfixias, ¿sabes? Siempre estás detrás de mí, siempre queriendo hablar, queriendo resolver las cosas, cuando a veces lo único que necesito es que me dejes en paz.
Las palabras de él la golpearon como un balde de agua fría, ___ se quedó inmóvil, sintiendo cómo su corazón se rompía en mil pedazos. Ella solo quería entender, quería salvar lo poco que quedaba de lo que alguna vez habían sido pero él la veía como una carga, como si el simple hecho de que ella se preocupara fuera un problema.
—¿Eso soy para ti?— preguntó, su voz temblando. —¿Una puta molestia?
Natanael se encogió de hombros de nuevo, como si no le importara, como si ella no importara.
—No es eso, pero... no sé ya no es lo mismo de antes, ¿entiendes? Estás todo el tiempo buscando problemas donde no los hay y eso cansa como no tienes puta idea.
___ sintió que el mundo se le venía abajo, sabía que algo estaba mal, pero nunca pensó que fuera tan profundo.
Intentó recordar las veces que él había sido diferente, que la había visto con amor y no con indiferencia pero esos recuerdos se sentían cada vez más lejanos.
—Entonces... ¿qué hacemos?— preguntó finalmente, intentando contener las lágrimas. —¿Me quieres fuera de tu vida? ¿Es eso lo que quieres?
Natanael guardó silencio por un momento, como si no supiera qué decir pero la realidad era que ya lo había dicho todo, con sus gestos, con su indiferencia, con cada noche en la que la dejaba esperando una respuesta que nunca llegaba.
—No te estoy pidiendo que te vayas —respondió al fin, encendiendo otro cigarro.— Solo... no me trates bien, ¿ok? No me sigas dando más razones para quedarme cuando sabes que esto ya no funciona.
___ sintió que se quedaba sin aire ¿Cómo podía decirle eso? ¿Cómo podía pedirle que dejara de tratarlo bien, cuando lo único que ella quería era salvar lo que alguna vez habían sido?
—¿Te estás oyendo?— dijo, sorprendida por la frialdad de sus palabras. —¿Quieres que te trate mal? ¿Que te deje de querer para que puedas irte sin remordimientos?
Natanael se encogió de hombros de nuevo, como si no fuera la gran cosa.
—No lo sé, ___ no me hagas las cosas más difíciles de lo que ya son, si no puedes dejarme ir, no me hagas quedarme por las razones equivocadas.
___ sintió las lágrimas rodar por sus mejillas. Había llegado a su límite, y por primera vez en mucho tiempo, no sabía qué hacer estaba cansada de luchar, de intentar arreglar algo que él ya daba por perdido.
—Entonces vete— dijo finalmente, con la voz rota pero firme.— Vete de una vez si eso es lo que quieres, porque yo ya no puedo más, no voy a seguir mendigando tu amor Nata, no me lo merezco.
Natanael la miró por un segundo, y por un instante, ___ pensó que tal vez había una pequeña parte de él que aún la amaba pero se equivocaba, lo supo en cuanto lo vio girar sobre sus talones y caminar hacia la puerta sin decir una palabra más.
Cuando la puerta se cerró detrás de él, el silencio fue ensordecedor ___ se dejó caer en el sillón, abrazando sus rodillas mientras las lágrimas seguían cayendo sin control.
Había hecho todo lo posible por mantenerlo a su lado, pero al final, él mismo había decidido irse y ahora ella se quedaba ahí, sola, con el corazón roto y una casa llena de recuerdos de lo que alguna vez fue.
La noche avanzaba lentamente, y mientras el mundo seguía girando afuera, ___ se quedó ahí, preguntándose cómo era posible que alguien pudiera pedirle que dejara de tratarlo bien, cuando todo lo que ella había hecho era amarle con todo su ser.
BUE, andamos personales, mi intención no es publicar puro triste pero es lo que sale. Mi inspiración fue un pequeño verso de la canción jaja.
⚠️AVISO!!: Se viene una sorpresa, después del maratón, que espero y les guste.
Vale♡.