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Mikey era el epítome de la atención como líder del creciente grupo Toman. Realmente no podía evitar el hecho de que Emma fuera conocida como su hermana, pero intentaba desesperadamente mantener en secreto el hecho de que eras su novia. No podía permitir que niños tontos intentaran usarte en su contra o involucrarte en guerras de pandillas.
Cada vez que te dejaba en casa, te bajabas de su bicicleta y le entregabas su casco de repuesto (más bien su único casco, porque no usaba uno).
"Adiós, Mikey", tarareaste. "¿Pasas a buscarme mañana?"
Ni siquiera tuviste que preguntar . "Sí". Se reclinó en su asiento, con una mano apoyada en el manillar de la bicicleta mientras que la otra estaba sostenida frente a ti, con la palma hacia el cielo oscuro.
Deslizaste tu mano en la suya y él la apretó, demorándose como si estuviera contemplando algo. Esperaste pacientemente.
Estaba tan tentado de abrazarte de nuevo. ¿A quién le importa el encuentro con Tom cuando significaba unos minutos más contigo?
Suspiró y se rindió, acercándote tímidamente a la bicicleta. Parecía tímido al preguntar. Nunca había pasado mucho tiempo contigo después de la escuela, ya que generalmente corría con sus amigos. Pero esta vez... solo te quería cerca.
"¿Viajas conmigo?" murmuró. "...¿otra vez?"
Inclinaste la cabeza ligeramente. "Pero... ¿pensé que ibas a pasar el rato con tus amigos?"
Él te tiró hacia adelante, obligándote a soltar un pequeño grito cuando caíste en su hombro. Te abrazó con fuerza, su voz amortiguada contra tu pecho.
"Nunca podemos pasar mucho tiempo juntos..." dijo. Sólo esta vez , y nadie lo notará. ¿Tal vez podría presentarte a sus amigos cercanos esta vez? "Todo estará bien. Confía en mí".
Sonreíste y subiste de nuevo, abrochando la hebilla del casco bajo la barbilla. "Está bien."
Su bicicleta rugió y empezó a recorrer las calles a toda velocidad.
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Aparcó su bicicleta cerca, pero lo suficientemente lejos para que pareciera que caminó hasta el lugar de encuentro. Tus ojos absorbieron la vista de la multitud allí abajo. Sabías quién era Mikey y en qué estaba involucrado, pero nunca lo viste por ti mismo.
Él hizo pucheros. "¿Por qué pareces tan sorprendida?"
Te reíste entre dientes. "Oh, no hagas pucheros. Sé que eres un pez gordo, Mikey, pero ver a todos tus muchachos es otra cosa".
"No todos son mis chicos". Mikey sacó su teléfono. "De todos modos, quiero que conozcas a mi hermana".
Parpadeaste, girando la cabeza para mirarlo. Él ya tenía el teléfono en su oído. "¡¿Ahora?!"
