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La noche es el momento más maravilloso del día. Puedes darte la atención que mereces, cuidarte, ver tu programa favorito, preparar una comida nutritiva... Todo esto después del frenesí del día, el calor de la ciudad, los atascos infinitos y el agobio del trabajo diario.
Una vez que te cubres con tu camisa favorita, no puedes evitar suspirar con satisfacción, dejando que el perfume de la prenda llene tus fosas nasales, la suavidad de la tela de algodón acaricie suavemente tu piel y el color blanco del pañuelo calme tus ojos cansados.
Sus camisetas son siempre tu ancla después de un largo día en el que no habéis podido veros. Después de una semana entera, tú y tu novio, Mikey, no habéis podido veros debido a su apretada agenda debido a una próxima carrera y a que tú estás sumida en el abismo del trabajo y la agitada vida cotidiana.
Justo cuando estás a punto de meterte en la cama y dar por finalizado el día, un cabrón se atreve a tocar el timbre de tu apartamento y llama a tu puerta sin piedad. Son casi las diez de la noche, ¿quién podría ser?
Caminas pisando fuerte hacia la puerta de tu apartamento, te frotas los ojos de manera enojada, la loción que te pusiste en la cara antes te engrasa ligeramente la punta de los dedos. Cuando abres la puerta con un suspiro de frustración, tus ojos pasan de molestos a sorprendidos en menos de dos segundos. Seguramente no esperabas encontrarte a Draken, el mejor amigo de Mikey desde los viejos tiempos y miembro de su equipo de carreras, mirándote con aire de disculpa mientras sostienes a tu novio sobre su espalda, estilo caballito.
No lo cuestionas, a pesar de querer hacerlo, y dejas entrar al hombre fornido. Deja a Mikey en tu sofá y grita, gimiendo con una voz arrastrada y ligeramente molesta " Ken-chinnnnn ".
Tú y Draken comparten una mirada que lo dice todo: estaba borracho, borracho como una cuba, bizco.
"Falta una semana para el gran día, todo el mundo quería reunirse antes de tener que ir con todo hasta el día de la carrera", suspira Drake y se rasca la nuca.
Nunca lo has visto tan tímido, él también debe estar bastante borracho pero decides no decírselo, mostrando piedad por su virilidad.
"Lo siento por esto, él seguía parloteando sobre lo mucho que te extrañaba, así que pensé que esto era lo mejor que podía hacer".
Por supuesto que lo es. Mikey es adicto a ti. Te ama tanto que cada vez que no puede verte ni siquiera por un corto período de tiempo, no puede abrazarte fuerte y llenarte la cara de besos, pierde los estribos y hace cosas estúpidas como... Emborracharse con sus amigos.
Puedes sentir un peso repentino en tu hombro, unos brazos fuertes envolviendo tu cintura como una serpiente y un olor penetrante a alcohol mezclado abriéndose paso a través de tus sentidos.
La mejilla de Mikey está aplastada contra tu hombro y te mira con sus grandes ojos de ónix y sus dulces y carnosos labios.
Su cabello obsidiana está un poco desordenado y su mejilla está ligeramente sonrosada debido a su estado de embriaguez.
