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Siempre fuiste lo más preciado en la vida de Kakucho, el chico nunca ocultó lo apasionado que es, al igual que tu novio, él es totalmente entregado a la relación, Kakucho siempre supo cómo te sentías, por eso, se preocupó en todo momento al igual que tú.
Ese día, el salió temprano en la mañana, ser un delincuente requería mucho de su tiempo, pero en cuanto regreso a casa, toda la atención de Kakucho se dirigió hacia ti, antes de irse, te dio un pequeño beso como de costumbre.
—¿Mi princesa? ¿Aún duermes? Buenos días, vuelvo pronto... lo prometo. —Sintiendo algo diferente, como una opresión en el pecho, casi como si estuviera prediciendo lo que sucedería, Kakucho pasó toda la tarde pensando en ti, ni siquiera podía concentrarse en su trabajo, cuando por fin tuvo tiempo de descansar, sacó su celular y vio algunas llamadas perdidas, eras tú, en cuanto se dio cuenta que definitivamente no te encontrabas bien y algo estaba pasando, dejó todas sus obligaciones y regresó a casa de inmediato al ver que no respondiste sus insistentes llamadas.
-Cariño, ya estoy en casa, ¿dónde estás? Apenas llegó, no perdió tiempo y de inmediato fue a buscarte, caminando hacia la habitación, preocupándose aún más al percatarse de que no habías venido a recibirlo.
"...¿B-bebé?"
Cuando entró a tu habitación notó que la puerta del baño estaba abierta, en ese momento solo quería creer que estabas tomando una simple ducha.
—Dime que no pasó nada, por favor... Kakucho tomó coraje y entró al lugar, encontrándote finalmente.
"Mierda." Dijo cuando te vio sentada en el suelo del baño, tenías los brazos heridos y había una pequeña cuchilla a tu costado.
—C-Tranquila, está bien, está bien, estoy aquí. —Kakucho no sabía qué hacer así que solo te abrazó, intentando limpiar todo ese daño, no podías decir ni una palabra, ya que no quería que te viera en ese estado.
—¿Qué pasó para que hicieras eso? ¿A-amor? Lo siento mucho... Debería estar aquí, yo-yo... —El más alto no pudo contener las lágrimas— Esto... Lo siento mucho, no sé qué hacer —solo quería cuidarte, así que te dio de nuevo— Ven, yo te cuidaré, tendré cuidado.
Te ayudó a ducharte y te vendó los cortes, asegurándose de que no te doliera. "Espera un poco más, ¿de acuerdo, mi princesa? Pronto estos cortes sanarán".
Después de todo, te llevó a tu cama y te consoló hasta que te calmaste.
—Estoy aquí, cuidaré de ti y no permitiré que nada malo te pase, ¡te amo mucho! —Dijo Kakucho tomando tu mano, prometiéndose a sí mismo que nunca permitiría que volvieras a lastimarte así.
—Prométeme que nunca más te volverás a cortar, por favor, cariño. —Eso fue todo lo que pidió, acariciando tus heridas, Kakucho estaba sinceramente decidido a cuidarte mejor, por esa razón, prácticamente te rogó que nunca más hicieras nada que volviera a poner en riesgo tu vida...
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