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Las luces de neón destellaban ante tus ojos mientras la música a todo volumen animaba aún más el ambiente, esa fiesta sin duda se volvía aún más atractiva cuando tu mirada se cruzó con la de aquel desconocido, el hombre alto, atractivo y aparentemente mayor te había estado observando desde hacía un tiempo, a tu lado en la barra, había un espacio vacío que solo te esperaba y, en ese momento, una bebida y algo de alcohol al lado de alguien tan atractivo no vendría nada mal, en cuanto te sentaste al lado del más alto, inmediatamente el entonces desconocido se ofreció a pagar tu bebida.
—¿Qué hace alguien tan hermoso como tú en un lugar tan hostil como este? —Se dio la vuelta, apoyando la mano en su rostro y observando tus labios mientras bebías, cuestionó.
—Me pregunto lo mismo de ti. —Manteniendo el contacto visual respondiste sin dar más detalles, en ese club nocturno había presencia frecuente de gánsteres, delincuentes e incluso temidos mafiosos y criminales.
"¿Sería demasiado inconveniente preguntar tu nombre?", preguntó el extraño mientras el clima entre ustedes comenzaba a surgir.
Permaneciste en silencio por unos breves segundos, pero luego respondiste. "[N♡me], y en cuanto a tu nombre, ¿es inconveniente saberlo?"
—Ran Haitani, creo que has oído hablar de ese nombre, ¿no? —dijo Ran casi inmediatamente después de tomar el último sorbo de su whisky.
—...Crees que eres demasiado. —Mirándolo y también terminando tu bebida susurraste acercándote a él para que la música ambiente no te molestara, ese nombre era realmente conocido, cuando te diste cuenta supiste al instante que Ran era un maldito gánster.
Ran sonrió con picardía y también acercándose, le dijo al oído: "Me pareces familiar, ¿te conozco de algún lado?"
—No, no me conoces. —Mirando hacia otro lado, diste tu respuesta.
—Bueno niña, voy a ser sincero contigo, quiero conocerte, pero, creo que sería mejor hacerlo en un lugar privado. —Habló Ran, siendo completamente puntual en su discurso.
—¿Crees que es tan fácil conquistarme? —Debatiendo lo que acababa de decir Ran, lo cuestionaste en un tono de pura ironía.
Se rió con picardía en los labios, llevando una de sus manos a tu rostro y colocando un mechón de tu cabello detrás de tu oreja. "No sé de ti, pero yo me sentí conquistado en cuanto te vi."
Esa línea hizo que tu cuerpo se estremeciera, imaginando lo divertido que sería divertirse un poco con Ran, no negarías esa oportunidad de darle un poco de sabor a tu tranquila noche en ese club.
Te levantaste, yendo de la mano a un pasillo vacío, en cuanto te encontraste completamente sola, Ran de inmediato no perdió el tiempo y te colocó contra la pared, sorprendiéndote con un beso impresionante mientras sostenía una de tus piernas hacia su cuerpo, le devolviste el beso sosteniendo la parte de atrás de la cabeza del hombre más alto, haciendo que te besara con aún más ganas.
—Me subestimaste, ¿verdad, nena? —dijo, pausando el beso por un breve momento mientras agarraba tu cintura con fuerza.
Al mirarlo, inmediatamente pensaste que había descubierto su pequeño secreto. "¿Qué quieres decir?"
—Quiero decir que sé exactamente quién eres, muñeca, no intentes engañar a un hombre como yo. —En ese momento, Ran tomó una de sus fuertes manos de tu cintura y sostuvo tu rostro, haciéndote mirarlo directamente mientras hablaba, en cuanto terminó, ocupó tu boca con un beso, poco después, te acercó más a él con la misma sonrisa conquistadora.
Sus sospechas se confirmaron un poco, aun así, todavía querías jugar con el razonamiento de Haitani. "...Entonces dime, ¿quién soy yo, mm?"
—No te hagas la inocente, sé que eres una maldita mafiosa —respondió en el mismo momento en que te besó de nuevo, esta vez, dejando un rastro de besos húmedos por tu cuello y tu pecho.
"Parece que te gusta domar a las chicas malas", dijiste mientras sostenías al hombre mayor y él te besaba, aparentemente sin importarte el hecho de que pertenecías a la mafia.
—Si tuviera miedo al peligro no sería adicta a él—dijo Ran nuevamente en un tono bajo, haciéndote estremecer al sentirlo tocar tu cuerpo a través de tu ropa, ese pasillo de ese antro ya no te servía mientras el deseo sexual solo aumentaba.
—Resolvamos este "problema" en mi casa, ¿está bien bebé? —Nuevamente habló Haitani, esta vez sosteniendo tu mano sobre su pantalón, haciéndote sentir lo duro que estaba, además de mostrarte lo grande que era el "amor" que podía darte sin dudarlo.
Te moviste de un lado a otro sobre esa tela de ropa, impresionada por lo dotado que parecía estar, haciendo que Ran te deseara aún más y pronto, tú y él terminaron saliendo de ese lugar y subiéndose juntos al lujoso auto del hombre mayor, definitivamente no soportaría llegar a su casa, luego aprovecharía esos asientos de cuero y ventanas oscuras para satisfacer el deseo de ambos allí mismo.
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