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Mikey había estado de muy mal humor últimamente.
Ha estado de mal humor por todo el apartamento, con el ceño fruncido más de lo habitual, sin molestarse en quitarse los zapatos antes de irse a la cama y dejando que tú se los quites mientras él duerme. No te importó. Te gustaba cuidar de Mikey porque sabías lo mucho que lo necesitaba, pero parecía que últimamente lo necesitaba con más frecuencia.
No sabías qué le pasaba y él tampoco te lo dijo, pero realmente querías saberlo y ayudarlo. Prepararle su cena favorita no funcionó, todavía parecía triste después de agradecerte con un beso. Comprarle cosas no funcionó porque te pidió que se las devolvieras porque "él debería comprarte cosas". Incluso cuando las tomó, todavía no parecía feliz, aparte de mostrarte una pequeña sonrisa como agradecimiento. ¡Mikey estaba de muy mal humor y no te estaba diciendo nada al respecto! Si no sabías nada, ¿cómo se suponía que lo ayudarías? Deseabas que no tuviera problemas para compartir sentimientos.
A Mikey no le importaba decirle a la gente lo que sentía. Eso era fácil, simplemente no quería hacerlo con ciertas personas, no después de todo lo que había sucedido a lo largo de los años. Tampoco quería hacerlo contigo; principalmente porque no quería preocuparte. Siempre te preocupabas mucho por Mikey incluso por las cosas más pequeñas, como que se dejara los zapatos puestos al ir a dormir, y él no quería preocuparte aún más con sus otros problemas. Mikey se sentía afortunado de que te preocuparas lo suficiente como para quitarle las botas mientras dormía. Preocuparte era lo único que Mikey no quería, pero te preocupabas demasiado por él como para evitarlo.
Realmente te preocupabas mucho por Mikey, así que cuando se te ocurrió la idea de darle el regalo perfecto que seguro lo animaría, por supuesto, no dudaste en hacerlo. Pero no dudar también significa no pensar y no pensaste en que Mikey estaba en medio de una reunión en este momento mientras tú venías hacia aquí. El recuerdo de él diciéndote eso después de darte un beso de despedida en la puerta te golpeó justo cuando estabas de pie frente a la puerta que albergaba la reunión.
Sosteniendo una bolsa de supermercado en tus manos llena de los bocadillos favoritos de Mikey mientras miras la puerta preguntándote si deberías tocar o simplemente quedarte allí hasta que terminen. Tal vez solo tocar para que Mikey se dé cuenta de tu presencia para que nadie te golpee en la cara al salir de la habitación fue la mejor idea.
Levantaste una de tus manos y golpeaste suavemente la áspera puerta de caoba, pero el sonido de un débil parloteo que se detenía en la habitación te indicó que lo habían escuchado. La puerta se abrió con un crujido poco después, lo que te permitió echar un pequeño vistazo a la habitación, pero el rostro de Koko lo bloqueaba. Su expresión se relajó cuando vio que eras tú y abrió la puerta por completo, lo que permitió que todos en la habitación vieran tu figura.
Estableciste contacto visual con Mikey, que parecía sorprendido de que estuvieras allí, y luego miraste a los demás que estaban allí, los Haitanis, Shion, Hanma, ya sabes, los de siempre. "Lo siento, es un mal momento..." murmuraste mirando a tu novio de nuevo antes de empezar a alejarte de la puerta, pero él te detuvo.
