39 • Kuroo Tetsuro •

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Era otro día cualquiera en la cancha de voleibol. El entrenamiento había terminado, y todos los chicos del equipo estaban agotados, pero satisfechos por el buen esfuerzo que habían hecho.

Kenma, como siempre, había estado concentrado en su juego durante las pausas,. Aunque no solía esforzarse mucho, su habilidad siempre destacaba

Después de la práctica, el equipo se dirigió al vestuario para cambiarse, dejando la cancha en silencio.

Todos se habían ido, y la única presencia que quedaba era la de Kuroo, que se quedó atrás, estirando y dando vueltas por la chancha.

Sabía que todos los chicos ya habían salido. Suspire un poco, sabiendo que me tocaría cerrar todo y asegurarme de que todo estuviera en orden.

De repente, el sonido de la puerta de la cancha se cerró con un fuerte golpe. Me giré y vi que Kuroo seguía ahí. Lo miré, y él, como siempre, estaba sonriendo de esa manera que ya me daba la sensación de que iba a decir algo molesto.

-¿Te quedas sola aquí, o qué?- me dijo, su tono bromista tan típico de él.

Fruncí el ceño, levantando una ceja.

-¿Qué haces aquí todavía, Kuroo? ¿No se te hace tarde para ducharte?

- Estoy esperando a que el entrenador me diga con quiénes serán los próximos partidos para estudiar los equipos, ¿por qué? - dijo, mirando a la puerta con indiferencia. Luego, como si fuera una ocurrencia repentina, añadió- ¿Y tú? ¿Aún trabajando como una máquina? Yo pensaba que descansarías también.

Lo miré, poco convencida de que realmente le importara si descansaba o no.

-Solo termino algunos detalles, no es para tanto. - dije mientras guardaba los papeles en mi mochila.

Agarre mis cosas y colgué la mochila en uno de mis brazos, camine hasta la puerta e intente abrirla... No pude.

-Genial, la puerta se atasco- murmuré, y seguí haciendo fuerza para abrirla.

Probé varias veces con la llave, pero parecía trabada. Sentí un nudo en el estómago. Kuroo, por su parte, estaba completamente relajado, como si no tuviera ningún apuro en salir.

-Vaya, parece que nos quedamos atrapados- dijo él, casi disfrutando de la situación-. Qué divertido, ¿no?

Lo miré con rechazo, pero no pude evitar que una pequeña sonrisa apareciera en mi rostro.

- ¿Divertido? No tengo ni idea de qué es lo que te hace pensar que esto es divertido.- Respondí, cruzándome de brazos.

Kuroo se estiró como si estuviera completamente cómodo, luego se acercó un poco, observándome con esa sonrisa arrogante que tanto me molestaba.

- ¿No te das cuenta de lo gracioso de todo esto? Tú y yo, atrapados aquí sin que nadie sepa.- su tono era ligero, pero había algo en su mirada que indicaba que disfrutaba del caos.

Resoplé, fastidiada por su actitud, pero aún así no pude evitar que una risita ligera escapara de mis labios. Sabía que Kuroo no iba a dejar de hacer comentarios todo el tiempo. A veces me parecía que solo existía para molestarme, y otra parte de mí aceptaba que, en cierto modo, tenía su encanto.

- No te hagas el gracioso, Kuroo. No tienes ni idea de lo que es pasar un momento sin que hagas bromas pesadas.- dije, lanzándole una mirada fulminante, aunque mi tono ya no sonaba tan serio.

- Oh, claro, como si tú no fueras la reina de la seriedad.- respondió él, entrecerrando los ojos mientras se acercaba más. Luego, con una sonrisa pícara, agregó- ¿Que pasa? ¿Todavía no vas a aceptar que te gustó?- Dijo riéndose, el sabía perfectamente que eso no era así, nosotros nunca nos llevábamos bien.

𝘩𝘢𝘪𝘬𝘺𝘶𝘶 • 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora