Amon's pov
Ella estaba en el costado de la mesa, sentada. Su tierno pómulo tenía un hematoma, decorando su piel lechosa. Su cabello rubio lucía andrajoso y tras sus ojos hinchados pude intuir que había llorado con anterioridad. Era un conejito en el juego de nuestro padre.
Una de mis manos apretaba con fuerza el metal del cuchillo en mis manos, mi corazón se tensaba al ver su carita llena de tristeza y aflicción.
Sentí una patada en una de mis canillas. Miré a un lado de ella y distinguí a Fedric. Negó inexpresivo, para luego mirar en una dirección en específico. Fruncí el ceño y levemente eché un vistazo hacia la puerta del gran comedor, estaba entreabierta.
Una discusión se formaba en el pasillo, donde nuestra madre refutaba contra el rey. Su voz femenina se enalteció, murmurando un audible "¡¿Por qué mierda la golpeaste?! No te acerques a mi maldita hija". No... Acto seguido. Se escuchó una bofetada en el pasillo. El impacto género repudió en mi corazón, vi el rostro de Myran girar a un lado.
Gire el mango del cuchillo y presione contra la amaderada mesa. Sentí otro golpe en mi pantorrilla, dirigí mi vista a Fedric, quien señalaba a Laurent con sus ojos semiabiertos.
Al verla, noté cómo sus pequeñas manitas sostenían dos tenedores, su mente parecía divagar aún con sus ojos fijos sobre la vajilla vacía.
En uno de los extremos de la mesa había un pastel de dos pisos, el glaseado era blanquecino y algunos bordes eran decorados por rositas rojas. A ella le gustaban las rosas blancas.
Hoy cumplía seis años.
Me levanté de la mesa. Tomé una bandeja y comencé a cortar, dejando cada rebanada sobre la plata. Evité tomar los cachitos de las rosas rojas, para luego dirigirme a Laurent; tomé ambos tenedores y los hice a un lado, luego sostuve su pequeña mano entre la mía. Salió de su trance y me vio asustada.
– Vamos con Chiara – Susurré.
Dudó por un segundo, pero en un parpadeo dejó su silla, apartándose de la mesa. Sus piernas temblaban y una mueca de dolor se dibujaba en su tierno rostro.
Miré a Fedric sobre mi hombro, me regaló una mirada comprensiva y asintió.
Seguí mi camino acompañado de mi hermanita. Fue un recorrido extenso hasta la planta superior; las habitaciones de la servidumbre solían estar en lo más profundo y posterior del castillo. Al llegar a los pasillos de las habitaciones.
– Que vayan a la habitación de Chiara.
Ella asintió y apenas logró sonreír, comenzó a tocar de puerta en puerta. Seguí mi rumbo a la última habitación. Al llegar, entré sin aviso previo y me topé con una niña haciendo malabares ,¿Con las cabezas de unas gallinas?
– Guarda eso y ten esto – Ordene tosco.
– No te sulfures, mio re, ¿Y Fedric? – ceso los trucos y guardo las cabezas bajo su almohada. Se levantó y al llegar hasta mi lugar tomó la bandeja.
– Murió – Sonreí al ver su rostro palidecer– está con mis padres. Es el cumpleaños de Laurent
– Lo sé ¿Por qué están aquí? Nos van a asesinar, ¡no! –Sus ojos avellana demostraron miedo– ¿Por qué no están haciendo una fiesta y cosas así, despampanantes?
– No sé dónde está Elizabeth.
– Pero sí dónde está Charlotte – Habló burlona y sonrió pícara, eleve una ceja.
– Cállate, y no te acerques a ella.
Al girar mi cuerpo, divisé como la pequeña Laurent guiaba un grupo de mucamas tras ella, su sonrisa resplandecía, lo suficiente para contagiarme.
– Él rey del hielo, sonríe. Qué novedad, pensé que solo lo hacías al ver a Charlotte –Me codeo Chaira.
Gruñó en respuesta y caminé hasta la puerta. Divisé la escena, las mujeres regalaban pequeños cachivaches a Laurent, quien gustosa los recibía. De sus ojos podía desbordar la alegría, y las conversaciones triviales se mantenían en el lugar. Cálido.
¿Por qué estas personas eran menos?
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La Bastarda Del Duque [+21]
عاطفية-No es una historia de amor, Lissandra. Pero podría serlo; ¿Por qué no vengarse de la corona o follarse al príncipe? ¡Mejor aún, elige las dos! No, espera, no respondas esa pregunta, carissima, pero ¿Por qué no enamorarse de tu verdugo? La joya má...