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Narrador omnisciente

Un año ha pasado. La vida sigue, pero el dolor sigue dentro. Alex ha aprendido a adaptarse a su nueva realidad, a vivir con lo que ya no está, a caminar sola sin perder el rumbo. Ha dejado de esperar que las piezas se encajen de nuevo, entendiendo que algunas cosas ya no volverán a ser como antes.

Pero, aunque los días siguen su curso, hay algo que nunca se borra del todo: el vacío que quedó después de la ruptura con Carlos. Las heridas se han cerrado, pero la cicatriz permanece, oculta, casi imperceptible para los ojos ajenos, pero profundamente marcada en su corazón.

Cada día se enfrenta a un nuevo reto, a nuevas emociones, pero las lecciones de ese año de cambios la han convertido en alguien más fuerte.

La equitación, la conexión con Hazel, y el apoyo de quienes están a su lado la han ayudado a mantenerse firme. Y Christian, su novio actual, ha sido una parte fundamental en ese proceso de recuperación, el pilar que le ha dado el espacio y la tranquilidad para crecer y sanar.

Alex sabe que no siempre será fácil, pero tiene la sensación de que ha encontrado un camino que puede recorrer.

Hazel es más que una simple yegua para Alex; es su compañera, su amiga, el ser que la ayuda a encontrar paz cuando el mundo parece abrumarla. Cuando monta, todo lo demás desaparece. Es solo ella y Hazel, y esa conexión le da el consuelo que necesita para no pensar en el pasado.

De alguna manera, montar le da un sentimiento de control, de equilibrio en su vida caótica. Aunque la ruptura con Carlos fue devastadora, poco a poco se da cuenta de que el amor por la equitación y por su yegua le está dando algo nuevo que abrazar, algo que nunca imaginó que encontraría en medio del dolor.

Pero no es solo su yegua quien la ha acompañado en este proceso. Christian, el hombre que ahora comparte su vida, ha sido fundamental en su viaje hacia la estabilidad.

A veces, Alex se sorprende de lo rápido que Christian se ha convertido en su apoyo más cercano después de que él causara su ruptura con Carlos.

No es que haya reemplazado a Carlos; eso nunca podría hacerlo. Pero Christian ha sido el refugio seguro que tanto necesitaba después de la tormenta. Con él, todo es más sencillo, más tranquilo. No hay presiones, no hay expectativas desmedidas, solo un respeto mutuo que se ha ido construyendo día a día.

Por otro lado, su círculo de amigos ha cambiado. La ruptura con Carlos no solo afectó a Alex, sino también a los demás que compartían una estrecha relación con ella.

Max, sigue siendo su mejor amigo, ha estado allí, inquebrantable, siempre dispuesto a escucharla sin juicio.

Charlotte, también sigue siendo su mejor amiga, también ha estado a su lado, una presencia constante que nunca la ha dejado sola.

Toto, su padre, siempre ha sido su mayor protector, y aunque la distancia emocional entre ellos no ha desaparecido, sigue siendo el apoyo que Alex necesita cuando el peso de la vida se vuelve demasiado grande.

Pero, mientras esos pilares siguen siendo firmes en su vida, la relación con algunos amigos se ha enfriado.

Lando, Charles y George, quienes antes formaban parte de su círculo cercano, ya no son los mismos. Desde la ruptura con Carlos, las interacciones con ellos han sido más distantes.

Antes, podían hablar de cualquier cosa, compartir risas, secretos y planes. Ahora, las conversaciones se hacen más forzadas, como si intentaran volver a ser lo que alguna vez fueron sin saber cómo.

No es que Alex los haya perdido, pero algo ha cambiado. No puede dejar de preguntarse si, por ser tan cercanos a Carlos, sienten que deben mantenerse al margen. Quizás su relación con Carlos les hizo sentir incómodos o quizás no supieron cómo manejar la situación.

ɪᴛ's ᴊᴜsᴛ ʜɪᴍ | ᶜᵃʳˡᵒˢ ˢᵃⁱⁿᶻ ᴶʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora