CAOS

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POV OMNIPRESENTE

La casa había sido transformada en un campo de batalla improvisado. Beck, con el delantal puesto y una cuchara de madera en la mano, manejaba con maestría la olla en la cocina mientras lanzaba miradas rápidas hacia el "corral de bebés" que Freen había creado en la sala. El sonido de ollas hirviendo se mezclaba con risitas, balbuceos y uno que otro llanto.

Mientras tanto, Freen, con cara de agotamiento, intentaba vestir a cada bebé con una camisa grande que les quedaba como un vestido improvisado. Por lo menos, así evitaría que anduvieran desnudas por toda la casa. Claro, decirlo era fácil... hacerlo, no tanto.

Freen—¡Ize, deja de quitarte la camisa! ¡Te acabo de poner esa!—exclamó, viendo cómo la bebé Ize gateaba rápidamente mientras se sacaba la camisa por encima de la cabeza, riendo como si fuera el mejor juego del mundo.

Engfa, que estaba apoyada en el borde del corral, balbuceaba feliz mientras intentaba morder el dobladillo de su improvisado "vestido". Char, a su lado, estaba ocupada jalándole el cabello a Milk, quien soltaba un pequeño llanto en protesta.

Freen, con el ceño fruncido pero paciencia infinita, recogió a Milk en brazos y suspiró.
Freen—¿Por qué siento que esto es más difícil que cuando son adultas?—murmuró, ajustándole la camisa y dejándola en el centro del "corral seguro".

Beck, desde la cocina, lanzó un comentario con tono divertido mientras movía una olla de puré de verduras.
Beck—¡Porque cuando son adultas solo gritan y pelean, pero no se sacan la ropa cada cinco segundos ni intentan comerse los cojines!-

De repente, Marissa, que hasta ese momento había estado quieta y tranquila, comenzó a gatear sigilosamente hacia la salida del "corral" como si estuviera planeando una fuga. Freen, que estaba vistiendo a View—quien se retorcía como un gusano para escaparse—, la vio por el rabillo del ojo.

Freen—¡Oh, no, señorita Marissa, usted no va a escapar!—gritó mientras corría hacia ella, dejando a View con la camisa a medio poner.

Marissa soltó una carcajada de bebé y aceleró su gateo, pero Freen logró atraparla justo a tiempo y la cargó en brazos. View, aprovechando la distracción, terminó de quitarse la camisa y se sentó felizmente desnuda en medio de la sala.

Freen, ahora con Marissa en un brazo y mirando a View con incredulidad, habló con una mezcla de desesperación y risa.
Freen—¡¿Por qué son así?! ¡Esto es una conspiración contra mí, lo juro!-

Beck, intentando no reír demasiado fuerte desde la cocina, gritó.
Beck—¡No te preocupes, Freen! Solo faltan unas doce horas para que duerman otra vez-

Freen, mirando a las bebés que ahora estaban trepando sobre los cojines como si fueran montañas, suspiró.
Freen—Voy a necesitar unas otras vacaciones después de esto-

Poco a poco, y tras múltiples intentos fallidos, Freen logró ponerles las camisas a todas. Algunas se resistieron más que otras—Faye, en particular, intentó morder la mano de Freen en señal de protesta—pero al final, todas estaban vestidas y relativamente tranquilas en el corral improvisado.

Freen, sentándose en el suelo y apoyando la cabeza contra el respaldo de un sillón, se dejó caer hacia atrás con los brazos extendidos.
Freen—¡Lo logré! ¡Todas están vestidas!—dijo con orgullo.

Beck apareció en la puerta de la cocina, con un plato de puré en una mano y una cuchara en la otra.
Beck—Freen, te admiro, pero no cantes victoria todavía. Ahora viene la parte divertida: ¡alimentarlas!—dijo con una sonrisa traviesa.

VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora