Capítulo #20: Anaranjado Anaranjado

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Calle miró a su alrededor, sentía que la observaban.

No había nadie pendiente de ella, no había ningún curioso o curiosa por allí.

El turno de la Bombera finalizó y optó por caminar al ver que a la salida de su nueva estación no había ningún taxi. Miró su reloj que daban la 1:13 am, podía caminar e ir a la pequeña tienda que estaba abierta 24/7.

La noche estaba fría, unas escasas gotas de lluvia comenzaron a caer, pero eso no le importó a Daniela.

Una campana sonó en el interior de la tienda cuando Calle ingresó y el empleado tras el mostrador se puso de pie para darle la bienvenida.

-Calle, ¿cierto? -El chico ya había atendido en varias ocasiones a la Bombera desde que fue trasladada a la nueva estación tras el fatídico suceso.

-Sí, Calle... -Daniela asintió con una sonrisa mientras ponía su atención en las bebidas dentro de la nevera.

Quizás una sola cerveza no vendría mal, igual el pequeño Germán permanecía con su abuelo y estaría sola en su apartamento. Calle salió de la tienda con una bolsa llena de dulces, papitas y algunas bebidas.

-Sabía que te iba a encontrar. -Calle habló mientras tomaba de la bolsa un paquete de papitas que había estado buscando por mucho tiempo. -Si hubieran más las hubiera comprado todas. -Calle contó los cinco paquetes que le restaban de sus papitas favoritas.

-¡Hey, bonita!
-¡Yo también quiero! -Se escucharon dos voces varoniles detrás de la Bombera y esto hizo que apresurase su paso sin dudarlo.
-¡No corras, queremos también de lo que traes ahí!

Y Calle corrió con desesperación, ella no había volteado para mirar a los cinco sujetos que la perseguían, pero tampoco era necesario.

-¡Ayuda!
Calle entró en un callejón tras arrojar su paquete con la pequeña compra que había hecho.

-¡Es todo suyo! -Gritó y se escondió tras un contenedor de basura cerrando los ojos.

¿El destino era tan caprichoso? ¿Así sería su fin?

Parecía que la suerte de la Bombera había expirado, los cinco hombres se acercaban de forma burlesca hacia el contenedor.

-¿Qué tenemos por aquí? -Calle puso su rostro contra la pared, cerró los ojos y tapó sus oídos al escuchar a uno de los hombres muy cercano a su posición.

Algunos quejidos y golpes retumbaron en el callejón durante algunos segundos hasta que todo el bullicio fue sustituido por un solo quejido de uno de los hombres.

Calle no quería abrir los ojos, pero por alguna extraña razón sentía que algo había ocurrido por lo que decidió destaparse los oídos y levantarse de su escondite.

El miedo de Calle fue acompañado de inmediato por incredulidad. La poca luz de la noche en el callejón mostraba una escena grotesca ante los ojos de la Bombera.
Había sangre por las paredes y el suelo. Dos hombres brutalmente golpeados hasta la muerte permanecían en el suelo. Un tercer hombre que aún vivía permanecía con una pierna rota sentado contra la pared.
Calle miró a su alrededor buscando el culpable, pero no había nadie allí.

-Ayuda... -Balbuceó el sujeto.
Calle no dudó en llamar a emergencias mientras se acercaba al sujeto para brindarle los primeros auxilios.
-¿Qué ocurrió? -La voz de Calle temblaba.
-Se los llevó... -El hombre miraba hacia arriba.
-¿Quién se los llevo?
-¡Se los llevó! Anaranjado... anaranjado... -Calle miró hacia donde el hombre observaba, pero no había nada ni nadie en el techo del edicto de al lado.
-Tranquilo, no tarda en llegar la ayuda. -Calle se quitó su suéter y lo amarró en la pierna del sujeto a modo de torniquete.
-¿Por qué me ayudas? -El hombre sujetó el brazo de la Bombera.
-Es lo correcto.
Calle se puso de pie y caminó hacia los otros dos hombres con cautela. La lluvia había empezado a caer y la sangre comenzaba a chorrear de las paredes.

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