Seb volvió a bajar con frutas para Ta, el corazón afectado debilitaba a los Wakung, aunque no llegaba a ser mortal.
Ta debía recuperar fuerzas para poder mantenerse lúcida ante su estado.
-Ta, te traje frutas. No sé cuáles gustas, pero te traje varias. -Seb se detuvo frente a la habitación y observó con asombro lo ocurrido.
La panza de Ta estaba muy hinchada, mucho más que hacía un par de horas.
-¿Ta? -Seb apareció adentro de la habitación y acercó su mano a la frente de Ta. -Tu temperatura es muy alta, ¿Sientes algo?
-Seb, es hora. Estoy segura de que es hora de que nazca. -Ta no parecía estar sufriendo.
A parte del tamaño de su panza y su vientre, Ta parecía estar en perfecto estado.
-¿La cosa te ha dicho que debe nacer ya? -Cuestionó sin entender.
-No, lo presiento ya. Se ha movido y siento que ya debe nacer.
-¿Cómo nace una cosa?
-No puede nacer como nacen normalmente, deberás abrir mi vientre. Una cortadura de extremo a extremo. -Ta sonrió y Seb asintió mientras desaparecía y volvía a aparecer unos segundos más tarde con un surtido de objetos filosos. -Seb, con eso será suficiente. -Ta señaló el bisturí curvado.
Era sencillo de usar, en el mango del bisturí metías tus dedos y el bisturí se curvaba solo hasta que el filo quedaba sobre los nudillos.
-Bien, tan pronto saque a la cosa... Te sanaré. -Seb informó antes de que la ropa que cubría la panza de Ta desapareciera.
Seb puso su mano sobre la panza y centró su sentido de la audición, los corazones de ambos seres latían a un ritmo acelerado.
Seb colocó el dorso de su manos sobre el vientre y el gris de su mano se volvió guante.
Movió su mano de extremo a extremo y el líquido anaranjado comenzó a escurrir.
-Seb, debes sacarlo rápido. -Ta habló al ver como Seb se quedó inmóvil.
Seb metió sus manos mientras los guantes se expandían a la vez que se adentraba.
Tomó con cuidado a la cosa y sin razón, sonrió al ver el rostro de la cosa.
-Es gris. -Seb habló mientras admiraba a la cosa.
-Dame. -Ta extendió sus manos y Seb le pasó a la cosa.
Seb volvió al vientre de Ta, y colocando sus manos comenzó a sanarla. En la piel gris de Ta, pequeñas corrientes anaranjadas comenzaron a recorrer uniendo sus tejidos hasta que sanó por completo el área.
-Es gris, es de nosotros. Es de partículas. -Seb miraba a la cosa y Ta asintió.
-Parece ser de nosotros. Mira sus venas... su color tan hermoso.
-No es un peligro, Ta. Va a vivir con nosotros. -Seb se acercó más a la cosa y la observó con detenimiento. -Pero, su corazón sigue latiendo muy rápido. -Seb colocó su dedo índice sobre el lado derecho del pecho de la cosa. -Su corazón está del lado izquierdo. -La cosa comenzó a llorar y abrió los ojos.
Ta y Seb miraron atónitos el raro y feo color de los ojos de la cosa.
-¿Azules? -Cuestionó Seb.
-Quizás sea algo momentáneo, luego serán negros como todos.
-Cosa... Debes ponerte algo de ropa. Es ilegal estar sin ropa. -Seb le habló a la cosa mientras le extendía un pequeño aparato que sacó del bolsillo de su pantalón, pero solo ganó una pequeña mueca de parte de la cosa.
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Warakung
Hayran KurguLa búsqueda de la humanidad por expandir conocimiento los llevó a descubrir un nuevo planeta. Calle y Poché son amigas desde la infancia, pero deben alejarse cuando sus cometidos comienzan a interferir en sus destinos. La maldad acecha a la bombero...