Capítulo #3: Horrendo Azul

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Seb volvió a bajar con frutas para Ta, el corazón afectado debilitaba a los Wakung, aunque no llegaba a ser mortal.

Ta debía recuperar fuerzas para poder mantenerse lúcida ante su estado.

-Ta, te traje frutas. No sé cuáles gustas, pero te traje varias. -Seb se detuvo frente a la habitación y observó con asombro lo ocurrido.

La panza de Ta estaba muy hinchada, mucho más que hacía un par de horas.

-¿Ta? -Seb apareció adentro de la habitación y acercó su mano a la frente de Ta. -Tu temperatura es muy alta, ¿Sientes algo?

-Seb, es hora. Estoy segura de que es hora de que nazca. -Ta no parecía estar sufriendo.

A parte del tamaño de su panza y su vientre, Ta parecía estar en perfecto estado.

-¿La cosa te ha dicho que debe nacer ya? -Cuestionó sin entender.

-No, lo presiento ya. Se ha movido y siento que ya debe nacer.

-¿Cómo nace una cosa?

-No puede nacer como nacen normalmente, deberás abrir mi vientre. Una cortadura de extremo a extremo. -Ta sonrió y Seb asintió mientras desaparecía y volvía a aparecer unos segundos más tarde con un surtido de objetos filosos. -Seb, con eso será suficiente. -Ta señaló el bisturí curvado.

Era sencillo de usar, en el mango del bisturí metías tus dedos y el bisturí se curvaba solo hasta que el filo quedaba sobre los nudillos.

-Bien, tan pronto saque a la cosa... Te sanaré. -Seb informó antes de que la ropa que cubría la panza de Ta desapareciera.

Seb puso su mano sobre la panza y centró su sentido de la audición, los corazones de ambos seres latían a un ritmo acelerado.

Seb colocó el dorso de su manos sobre el vientre y el gris de su mano se volvió guante.

Movió su mano de extremo a extremo y el líquido anaranjado comenzó a escurrir.

-Seb, debes sacarlo rápido. -Ta habló al ver como Seb se quedó inmóvil.

Seb metió sus manos mientras los guantes se expandían a la vez que se adentraba.

Tomó con cuidado a la cosa y sin razón, sonrió al ver el rostro de la cosa.

-Es gris. -Seb habló mientras admiraba a la cosa.

-Dame. -Ta extendió sus manos y Seb le pasó a la cosa.

Seb volvió al vientre de Ta, y colocando sus manos comenzó a sanarla. En la piel gris de Ta, pequeñas corrientes anaranjadas comenzaron a recorrer uniendo sus tejidos hasta que sanó por completo el área.

-Es gris, es de nosotros. Es de partículas. -Seb miraba a la cosa y Ta asintió.

-Parece ser de nosotros. Mira sus venas... su color tan hermoso.

-No es un peligro, Ta. Va a vivir con nosotros. -Seb se acercó más a la cosa y la observó con detenimiento. -Pero, su corazón sigue latiendo muy rápido. -Seb colocó su dedo índice sobre el lado derecho del pecho de la cosa. -Su corazón está del lado izquierdo. -La cosa comenzó a llorar y abrió los ojos.

Ta y Seb miraron atónitos el raro y feo color de los ojos de la cosa.

-¿Azules? -Cuestionó Seb.

-Quizás sea algo momentáneo, luego serán negros como todos.

-Cosa... Debes ponerte algo de ropa. Es ilegal estar sin ropa. -Seb le habló a la cosa mientras le extendía un pequeño aparato que sacó del bolsillo de su pantalón, pero solo ganó una pequeña mueca de parte de la cosa.

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