d i e z.

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Tyler y Josh habían almorzado juntos la última semana. Sin mencionar todas las noches en las que ambos se desvelaban texteando el uno al otro.

Josh seguía demostrando su cariño hacia Tyler. Lo había ayudado en una de las peores crisis que había pasado Tyler recientemente, la llegada de su padre lo tenía por los suelos, y gracias al apoyo que Josh le había ofrecido, Tyler comenzaba a aceptarlo.

- Tyler, estaba pensando...

- ¿Si, Josh? - respondió sin levantar la mirada de sus apuntes de literatura.

- Quizá debamos, ya sabes...

Tyler volteó a ver a Josh sin poder comprenderlo. Josh parecía nervioso.

- Creo que debemos pasar a Taco Bell para descansar un poco, esto comienza a estresarme.

Ambos se encontraban en casa de Josh estudiando para el próximo examen de literatura.

Tyler comenzó a reírse, un ataque lo consumía.

- ¿Tenías vergüenza de decirme que querías comprar tacos? - habló Tyler con dificultad.

Josh asintió ruborizado. Tyler podía ser el mismo cuando estaba con Josh, con el no se sentía rechazado, pensaba que era el único que lo comprendía tal y como era. Estar en casa de Josh lo hacía sentirse que pertenecía a un hogar, era una casa muy acogedora, nada parecida a la suya.

La madre de Tyler dejaba que tuviera amistad con Josh debido a la mejoría en la actitud de Tyler. A pesar de que seguía teniendo algunas crisis, sobre todo por las noches, Tyler sonreía más que nunca. Algo lo estaba devolviendo a la vida, y ese algo era Josh.

- Entonces... ¿Qué dices, vamos?

Tyler cerró su libreta de la materia y se levantó, tomando a Josh de la mano y saliendo de la habitación.

- Vamos.

Después de un rato, habían llegado a Taco Bell. La voz de Tyler inundaba el lugar. Sueños, anhelos y demás salían de su boca. Josh no podía dejar de admirarlo, se perdía en el brillo que tenían sus ojos al hablar sobre las cosas que Tyler adoraba. La música era una de las que más mencionaba.

- ¿Tyler? - interrumpió Josh.

Tyler dejó su taco en el plato y plantó la vista sobre Josh.

- ¿Pasa algo, Josh?

- Quizá y aún no sea tiempo... - carraspeó Josh mientras rascaba su nuca nervioso. - pero, ¿Podrías contarme sobre él?

La cara de Tyler se tornó pálida, su presión disminuyó con el simple hecho de recordarle a Blurryface.

Vaya, vaya, vaya, parece que alguien me quiere conocer... ¿No me vas a presentar, Tyler?

- Cállate. - bajó la mirada y comenzó a jugar con sus dedos.

- ¿Disculpa?

- ¡Cállate! - gritó Tyler, llamando la atención de los clientes que habían ahí.

Se levantó rápidamente y salió corriendo del lugar. Su visión se nubló y prácticamente caminaba a la deriva. No sabía cual era su dirección, lo único que sabía y que podía escuchar era la risa de Blurryface, perforando su mente.

Josh lanzó un par de billetes, y tropezó al levantarse de la silla. La mochila de Tyler había quedado tirada, incluyendo su pequeña y desgastada libreta de poemas. Acomodó su gorra, tomó la mochila y la libreta de Tyler y salió en busca de el.

No podía creer que de un segundo a otro, su temperamento hubiera cambiado tanto; sin embargo, no le importaba, lo único que le importaba era encontrar a Tyler y evitar que hiciera alguna locura cegado por el.

Josh llevaba prácticamente medio día buscando a Tyler. ¿Qué tanto podía desaparecer un chico en una ciudad tan chica?

Se sentó en una de las bancas que había afuera de una heladería que se encontraba por el centro de la ciudad. Exhausto, decidió irrumpir en la privacidad del "diario" de Tyler. Escrito tras escrito, palabra tras palabra, hacía que Josh se deshiciera por completo. ¿Cómo había sido tan imprudente al preguntar a Tyler sobre tan personal asunto?

Molesto consigo mismo, cerró la pequeña libreta con fuerza y de un solo intento. Se levantó rápidamente y salió corriendo en busca de Tyler.

- ¡¿Tyler?! - exclamaba el chico por toda la ciudad, cada calle, cada paso.

Como un sueño o quizá una pesadilla, Josh lo había encontrado. El mundo de Josh se congeló al ver a Tyler parado sobre la orilla de aquel puente. Dispuesto a saltar.

- ¡Tyler! - gritó con dificultad.

Sin parecer reaccionar, Tyler dio un paso al frente y acabó todo para el.

Josh se despertó cubierto en un sudor frío. Había sido solamente un sueño.

Su respiración era muy agitada y estaba seguro que le daría una taquicardia si no comenzaba a asimilar que solo había sido un sueño, o más bien una pesadilla.

Lo primero que llegó a su mente fue Tyler. En el colegio lo había visto muy afectado con la repentina llegada de su padre, ¿Cómo lo habría tomado estando solo en casa esa tarde?

Tomó su teléfono con la esperanza de oír su voz.

Contesta, contesta, contesta, contesta.

- ¿Joshua? - se oyó del otro lado de la línea. Tan dulce y adormilada, la voz de Tyler.

- Santo cielo, Tyler, ¿Estás bien? - preguntó aún agitado.

- Eso creo - respondió seco. - Joshua, no es por ser grosero... Pero son las 4 de la mañana y es una de las pocas veces que he podido tranquilo en meses, ¿podríamos hablar después?

Josh soltó una pequeña risa de alivio, Tyler estaba bien.

- Claro amigo, buenas noches.

Esquizofrenia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora