t r e i n t a y o c h o.

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— Tyler, entiéndelo, ¡El es un conocido y nada más!
— Deja de mentirme, Josh - soltó Tyler, con las mejillas húmedas. — Deja de pretender que eres diferente a los demás.

[...]

La oscuridad de la noche cubría la habitación, causando cierto efecto de estrés en Tyler. No se sentía solo, ya no lo estaba.

Hacia un par de semanas, había vuelto a tener contacto con blurryface. No le había contado a Josh, no le había contado a Zack, ni siquiera le había contado a su inseparable cuaderno. Nadie más que Tyler y sus pensamientos.

Tyler...
¿Enserio pensaste que te abandonaría, mi pequeño cachorro?

Tyler se mantuvo en silencio. Navajas apuñalaban su cabeza, repetidamente.

Era algo normal, cotidiano.

— haven't you taken enough from me?, won't you torture someone else sleep?...

Cállate, bastardo.
¿No haz entendido que no te dejaré descansar ni cuando estés muerto?

Tyler se mantuvo en silencio. Tan solo apretaba sus labios, y dejaba caer lágrimas pérdidas en la oscuridad.

Silencio, evitando que Josh se diera cuenta.

Y así fue.

[...]

Josh abrió los ojos, dejando entrar el resplandor de la luz del día. Se sentó con dificultad y notó que el lugar de Tyler se encontraba vacío. Rápidamente, se sentó a la orilla de la cama y se levantó para salir a buscar a Tyler.

Una sonrisa de formó en su rostro mientras caminaba a la sala del departamento, su mente ideó los mejores escenarios. Quizá y Tyler había decidido levantarse temprano y preparar un desayuno sorpresa, quizá y podrían olvidar la visita inesperada del día anterior y hacer las pases.

La sonrisa de esfumó al notar que el departamento estaba vacío. Una nota, sobre la mesa, escrita con letra realmente mal hecha y algunas arrugas.

Josh sintió que su mundo se venía abajo.

[...]

— ¿Nombre? - preguntó la recepcionista que rellenaba las formas de inscripción.

— Tyler... Joseph.

— Bien, ¿Nombre de la persona que desea ingresar?

— Tyler... Joseph. - repitió, tartamudeando.

La recepcionista miro petrificada al chico, y presionó un pequeño botón debajo de su escritorio intentando "ser discreta". No funcionó. Al instante, un par de sujetos realmente grandes llegaron y tomaron a Tyler por ambos brazos.

No era broma, ni mucho menos un rumor absurdo sobre lo horrible que puede ser un hospital mental. Tyler podía oír gritos a través de los pasillos, llanto, sentía miradas penetrantes... En ese momento, cualquier persona podía sentirse normal.

Incluso Tyler.

Después de la tortura que fue caminar por el pasillo, llegaron a la habitación de Tyler, en la sección de pacientes con esquizofrenia. Tyler imaginaba su nueva habitación justo como lo mostraban en la televisión. La típica habitación enorme, rodeada de paredes con almohadas de color blanco y la camisa de fuerza. Pero al parecer, ese tipo de artefactos de ocupaban para otro tipo de pacientes, los que estaban peor que Tyler.

Silencio. Soledad. Paz y tranquilidad.

Tyler creyó que había hecho lo correcto. No sentía la mínima culpa por haber dejado a Josh, con un trozo de papel, o haber dejado a su hermano sin nada de información... Mucho menos a sus padres.

Se recostó en la cama de su habitación, con la mirada fija en el techo del cuarto. Un viejo ventilador giraba, sin ganas.

Tyler lo miró fijamente, y sintió la presencia de alguien. Se levantó de golpe y miro a su alrededor: nadie.

Cerró los ojos, para después abrirlos y ver claramente la silueta de Josh frente a sus ojos.

— ¿Por qué me haz hecho esto?

La silueta se acercaba a Tyler, lentamente. El chico, que entró en pánico al notar que su cuerpo chocaba completamente contra el frío y duro concreto de la pared.

Tocaron a la puerta, volteó hacia esta y regreso la mirada rápidamente, para tomarse por sorpresa... No había nadie.

— ¿Hola, hay alguien? - escuchó una pequeña voz, curiosa por saber si se encontraba alguien en la habitación. — Hey, chico, ¡contesta! Te he visto llegar hace un rato.

Tyler sonrió. Se levantó de la cama, y abrió la puerta, topándose con un chico pálido con cabello realmente negro, y profundas y marcadas ojeras.

— ¿Puedo ayudarte? - soltó Tyler, con una pequeña sonrisa.

— No sonrías, no te conozco - dijo. — Sonríe, ya te conozco.

Tyler frunció el ceño y sonrío. El chico devolvió la sonrisa.

— ¿Cómo te llamas amiguito? - soltó, con una voz realmente delicada.

— Mi nombre es Tyler, ¿Cuál es el tuyo?

— Me llamo Gerard, pero mis amiguitos como tú, me pueden decir Gee.

De un momento a otro, Gerard se dio la vuelta y salió corriendo, directo a su habitación, la cual, estaba justo enfrente de la de Tyler.

Tyler no podía dejar de mirarlo.

Josh... No podía dejar de pensar en Tyler.

n/a gerard en multimedia

Esquizofrenia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora