c u a r e n t a.

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Muchos piensan que los días especiales solo se les considera a aquellos días en los que algo importante está por suceder en tu vida, pero eres el único que puede darle un significado a cualquier día... Sin importar que sea uno como cualquier otro.

Un día normal para Josh.
Un día normal para Tyler.

A excepción, de que uno estaba a punto de casarse, y el otro estaba a punto de salir de rehabilitación.

El mismo día, a la misma hora, sin que ninguno lo supiera.

Tyler terminaba de acomodar sus pertenencias en una pequeña maleta que había en la habitación. Estaba nervioso, pero emocionado a la vez. Estaba dispuesto a muchas cosas: volver al colegio, afrontar a sus padres, y recuperar su anterior vida con el nuevo cambio.

A excepción de una cosa, estaba dispuesto a olvidarse de Josh para siempre.

— Tyyyyyyy - se escuchó detrás de la puerta. — Soy yo, ábreme.

Tyler sonrió, y negó mientras se acercaba a la perilla para poder abrir la puerta. Se topó de frente con Gee, quien se lanzó en sus brazos al instante de entrar a la habitación.

— Gee, tranquilo - dijo Tyler entre risas. — No he muerto, aquí estoy.

— ¡Y doy gracias al cielo por eso! - exclamó como niño en dulcería, con un tono realmente infantil. — Aunque... No quiero que te vayas, no aún.

Una lagrima rodó por la regordeta mejilla de Gerard, haciendo que Tyler se estremeciera.

— Vamos, pequeño Gee - dijo secando las finas lagrimas con sus pulgares. — No estés triste.

Gerard alzó la mirada. La pequeña diferencia entre estaturas hacía que Gee tuviera que alzar la mirada cada que quería ver a Tyler a los ojos.

Ambos chicos se quedaron en silencio, viéndose a los ojos. Tyler comenzaba a sentirse nervioso.

Gerard colocó ambas manos sobre la nuca de Tyler y lo atrajo hacia el con delicadeza; sin embargo, se detuvo a un par de centímetros de los labios de Tyler.

— Tyler... - murmuró. — Te quiero.

Tyler estaba seguro que sus mejillas estaban encendidas. Tomo a Gee por ambas mejillas y desapareció esa minúscula distancia que había entre sus labios.

Después de un par de segundos, Gee lo interrumpió.

— Ty, soy la peor persona del mundo; sin embargo, no me arrepiento de haber echo eso.

— Vamos, Gee ¿Por qué dices eso?

Gerard bajó la mirada y suspiró.

— Sé que aún amas a Josh.

Tyler se paralizó, por qué quizá sabía que era verdad.

[...]

— Señor Dun, necesitamos unos últimos ajustes para su traje, ¿Me lo permite? - preguntó con una voz realmente dulce la modista personal de Brendon.

Josh la miró y asintió torpemente fingiendo una sonrisa. Brendon iba entrando a la habitación.

— ¡Cariño mío! - exclamó Brendon, con una gran sonrisa característica en su rostro. — Estamos a nada de estar juntos para siempre, ¿no estás emocionado?

— Claro que lo estoy Ty...

La sonrisa de Brendon desapareció de poco en poco.

— ¿Ty?

— B, quise decir B - aclaró Josh, rápidamente. — No me hagas caso, estoy nervioso en extremo.

Brendon asintió y plantó un beso en una de las mejillas de Josh, para después salir de la habitación dispuesto a arreglarse.

[...]

Después de una última evaluación médica y de una rigurosa serie de documentos, Tyler había renovado su vida.

Metafóricamente hablando, claro está.

Se sentía siguiendo igual que siempre, justo como el viejo Tyler, con un pequeño detalle... Se había librado de un viejo compañero. Y esperaba que no fuera temporalmente.

Recorría las desgastadas aceras con el único sonido de sus zapatos chocando contra el concreto y un par de ruedas que hacían correr su maleta.

La gente lo miraba como si estuviera loco, pero técnicamente siempre lo había estado.

Decidió ir a un viejo lugar, el que siempre lo tranquilizaba cuando tenía crisis. El bosque.

[...]

La habitación y la confusión estaba sofocando a Josh. Su visión comenzaba a nublarse y la ansiedad se apoderaba de su cuerpo poco a poco. Salió al balcón de la habitación, y sacó un cigarrillo del bolsillo interno de su traje. El día era nublado, con probabilidades muy grandes de que lloviera. Le recordó a Tyler, estos días eran sus favoritos.

Tomó su encendedor, y lo prendió. Josh no acostumbraba a fumar mucho; sin embargo, algunas veces lo relajaba.

Estaba a punto de casarse, y no podía dejar de pensar en Tyler; santo conflicto en el que se había involucrado.

Aprovechó que Brendon no se encontraba, y se escapó al único lugar en que sabía que podía tranquilizarse, y pensar un poco antes de dar un paso tan grande.

El bosque.

[...]

Tyler llegó a su punto favorito en el bosque, donde solía pensar con claridad y relajarse. Mucho mejor que cualquier clase de alcohol, e incluso mejor que cualquier cigarrillo.

Tomó asiento en una de las rocas que habían allí, y escondió su rostro entre sus manos.

Escucho pisadas, que hacían crujir a las hojas, partiéndolas por la mitad.

— ¿Tyler? - escuchó, en una voz ronca y temblorosa.

Tyler alzó la mirada y volteó hacia aquella persona.

Sus ojos se cristalizaron y su corazón estaba por salir de su pecho, al notar de quién se trataba.

— Josh.

Esquizofrenia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora