v e i n t i s i e t e.

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Los problemas de Tyler parecían no acabar. Por dentro, el chico moría, por fuera... Fingía estar bien. Después de todo, sonreír no significa estar bien.

Cuando estaba con Josh, podía encontrar un poco de paz en su vida, una calma a su tormento. Josh comenzaba a notar cambios en Tyler.

Cambios que sólo un idiota ciego no notaria. Sus pómulos comenzaban a sobresaltarse de más, sus ojos se notaban saltados y su color era más pálido que de costumbre. Cuando Josh le hacía el amor a Tyler, podía notar sus costillas mucho más claro que de costumbre, además, los pequeños discos de la columna de Tyler resaltaban con facilidad, provocando que Josh se preocupara.

El chico apenas y tocaba la comida que preparaban para el. Apenas y dormía, apenas y lograba mantenerse con vida.

- Hey, cariño - lo llamó Josh, llamando su atención. - Te preparé un gran plato de pasta, ¿te gustaría comer un poco?

Tyler negó y fingió una sonrisa leve, para después devolver su mirada a su libreta de poemas. Había tenido distintas ideas en los últimos días, la mayoría de ellas no le agradaban del todo; sin embargo, su mente había estado debatiendo sobre si debía mantenerse vivo, o darse por vencido de una buena vez.

Haz oído mi voz... No hay opción.
Darte por vencido no es tan malo.
Después de todo eres un cobarde.

Tyler apretó su puño bajo la libreta, escondiendo su mano de Josh, para seguir escribiendo mientras ignoraba a Josh. El peli-rojo lo observaba con los ojos cristalizados y con un plato de pasta sobre sus manos. Bajó la mirada, y dejó escapar una lagrima. Rápidamente se dio la vuelta, para esconder esa acción de Tyler. No quería que el chico viera que era débil, que no quería perderlo.

Tyler comenzaba a ser mucho más frágil de lo que ya era. Sollozaba por las noches para que Josh no se preocupara, prefería no comer a que su estómago lo devolviera o que la culpa lo matara, se encerraba por largas horas en el baño mientras Josh no estaba para dejar escapar sangre por sus muñecas. El liquido espeso color carmín comenzaba a ser su jarabe de cada día.

Sus brazos comenzaban a llenarse de cicatrices... Comenzó a cortar en sus muslos, debido a la falta de espacio. Las sudaderas, sweaters y demás ropa de manga larga comenzaban a ser sus mejores amigos.

Se excluía a si mismo, no dejaba que Josh lo tocara, comenzó a rechazar las caricias de Josh, comenzó a rechazar a Josh en general.

- ¿Ty? - preguntó Josh, rompiendo el silencio nocturno e incomodo que comenzaba a hacerse en la habitación.

- ¿Qué pasa, Josh?

- ¿Qué demonios nos está pasando? - preguntó. Tyler notó que su voz se oía rota, cansada.

- No lo sé - volteó a ver a la silueta de Josh, tan sólo podía observar la oscuridad que lo cubría. - quizá solo somos gente rota.

Sintió la mirada de Josh sobre el. Se sintió tan culpable por cada una de las veces que había cortado su piel mientras Josh se encontraba en sus pensamientos. Se sintió una mierda de persona, y estaba más que seguro que lo era. Una lágrima corrió por su escasa mejilla.

Josh acuñó su mano en su mejilla, secando la fina lagrima con su pulgar.

- ¿Cómo sabías que...

- Tyler Robert Joseph, te conozco mejor que a mi mismo - lo interrumpió, mientras acariciaba su áspera y huesuda mejilla con su pulgar. - Sé que cuando lloras por las noches, te quedas en completo silencio. Sé que cuando tienes un sueño o alguna ilusión, un brillo aparece en tus ojos... Iluminando la noche más oscura. Sé que estoy enamorado de ti, y sé que no quiero que me abandones.

Tyler hundió su cabeza en el pecho de Josh, dejando rodar un par de lagrimas por su mejilla. Josh lo estrujó con toda la fuerza que tenía, recibiendo la misma respuesta por parte de Tyler.

Tyler comenzaba a pensar, que tal vez, si estrujaba a Josh con todas sus fuerzas... Este ayudara a unir todas las piezas rotas que conformaban su cuerpo. Que borraría cada cicatriz que corría por sus muñecas o sus muslos. Que acabaría con todos sus demonios, en especial con blurryface.

- Josh, por favor... No alejes tus brazos nunca de mi.

[...]

- Ty, no es una pregunta... Tienes que ir a tu revisión mensual. - respondió Zack, con la voz decidida.

- Zack, pero yo...

- Nada, Tyler - lo interrumpió, firmemente. - he hablado con el doctor para que mantenga en discreción total tu ida al hospital, así que no hay problema alguno.

Tyler no estaba seguro, algo le decía que prefería no enterarse de su estado de salud.

Y estaba en lo correcto.

Esquizofrenia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora