ʷᵉˡᶜᵒᵐᵉ
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se recomienda discreción.
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<3♡
temas sensibles
¤ to therealjennie_ ¤
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"Soldado, retírate", ordenó el agente de la hidra, lo que te hizo fruncir el ceño. Podías ver el tic en la mandíbula del Soldado del Invierno, cómo sus ojos se entrecerraban mientras obedecía, deslizándote lentamente de su regazo.
Unos ojos azules hambrientos te perforaron y reconociste al hombre que acompañaba a los guardias como uno de los gemelos.
"Lo has hecho mal en tu última misión"
El otro, Brock, dijo fríamente:
"Ya sabes lo que va a pasar, soldado. Adelante, Maximoff".
Se acercó a ti con paso majestuoso, pisando el suelo de cemento con los pies. En la celda poco iluminada, sus ojos brillaban con un azul eléctrico y sus dientes mostraban una blancura sedosa. Su mano rodeó la base de tu cuello, como si estuviera recogiendo un cachorro callejero. Hundió la nariz en tus rizos perfumados con cerezas, mientras la otra mano acariciaba tus caderas con desdén. Tu vestido, recién salido de una revista de los años cincuenta, subía por tus caderas para revelar la ropa interior vintage, suave y con borde de encaje. Abriste los ojos de par en par cuando un jadeo fuerte salió de tus labios teñidos de sangre. Mirando atónita su mano pálida y venosa colándose en tu ropa interior, apretaste las piernas. Tonta de ti, estaba mejorado.
Pietro abrió tus piernas como quiso, tocando tu zona sensible hasta que encontró tu clítoris. Sus ojos asustados buscaron a Bucky, tu dulce protector. Pero su mirada parecía clavada en la tuya, impacientemente fija en su trasero.
Dejaste escapar un gemido entrecortado, tu centro hormigueó con un placer que parecía casi ilegal.
—¿Tu pequeña perra siempre se moja tan fácilmente? —se burló Pietro, jugando con la grasa que manchaba tus muslos.
—Podría acostumbrarme a esto, ¿eh, soldado? Haz que revoquen a tu puta; realmente necesitas mejorar tu juego.-
Dos dedos gruesos se introdujeron en tu coño palpitante, llenándote. Hizo que todo tu cuerpo se estremeciera y temblara con la fuerza de sus dedos embistiendo dentro de ti, gemidos que resonaban en la celda oscura mientras los hombres se daban un festín con tu cuerpo. La tela brillante se rasgó, revelando tus pechos mientras te alejabas aún más humillada. Comenzaste a luchar ferozmente de nuevo cuando escuchaste el golpe sordo de las botas de Rumlow contra el piso de concreto.
