♡ "MF ! one shots

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𝐤𝐥𝐚𝐮𝐬 𝐦𝐢𝐤𝐚𝐞𝐥𝐬𝐨𝐧¡

"¿Otro?", murmuró en su oído, tratando de ganar su atención, su sangre estaba hirviendo, las uñas clavándose en la piel de sus muslos, los ojos enfocados en su novia, la forma en que ella le sonreía a Damon, los ojos completamente enfocados en él.

"(T/n)", Klaus gruñó su nombre, finalmente forzando sus ojos a fijarse en sus rasgos duros, su mandíbula estaba apretada, los ojos lentamente volviéndose dorados, listos para destrozar al hermano mayor Salvatore.

—No, estoy bien —tuvo que contener el sonido de su risa, percibiendo claramente los celos que lo recorrían, besó sus cálidos labios, provocando algunos ruidos de náuseas en Damon.

—Te veré más tarde —ahogó el líquido marrón de una sola vez, dejándolos a ambos solos. Trató de girar la cabeza hacia Damon, queriendo despedirse de él con la mano, pero Klaus la agarró por la barbilla, sin darle ninguna oportunidad de alejarse de sus labios.

Su risa retumbó en su interior, las manos de (t/n) se movieron por su cuerpo, rascándole la barba incipiente, obligándolo a jalarla hacia su regazo. (T/n) sintió su dura longitud contra su muslo, inconscientemente comenzó a frotar sus caderas contra el centro de sus pantalones. Klaus gruñó su nombre, tratando de controlar sus instintos, la furia furiosa corría por sus venas, desesperado por reclamarla una vez más.

Klaus la sacó de la cabina, con los ojos puestos en Damon, y la llevó hacia el baño.

"¿Klaus? ¿Qué demonios...?", la silenció con un beso fuerte, empujándola hacia el pequeño espacio. La obligó a retroceder, con la parte baja de la espalda presionada contra el lavabo, probablemente le dejaría un moretón. Klaus le mordió el labio con fuerza, lo que la hizo sisear de dolor por un momento.

—Klaus, no podemos… —no le dio lugar a discusión, sus manos movieron su vestido hacia arriba por sus caderas, exponiendo sus bragas, no fue difícil percibir el olor de su excitación, nublando su mente. Klaus la giró, la espalda presionada contra su frente, las miradas encontrándose a través del espejo.

—Eres mía —gruñó, una mano se envolvió alrededor de su cuello, la otra trabajaba en sus pantalones.

—¿A quién perteneces? —le preguntó con voz áspera al oído, frotando impaciente su bulto contra su trasero. Ella tardó un rato en responder, sopesando sus opciones. Quería responder algo que lo provocara aún más, que le erizara los pelos de la nuca, pero justo cuando quería abrir la boca él la penetró, dejándola sin aire en los pulmones.

Él inclinó su barbilla hacia arriba, (t/n) encontró sus ojos dorados a través del espejo,

"No volveré a preguntar", gruñó Klaus, su longitud separando sus pliegues con cada embestida.

"Tú", (t/n) gritó, cerrando los ojos con fuerza, joder, se sentía mucho más grande que hace una noche, su imaginación comenzó a jugarle algunas malas pasadas, la hizo aún más débil en sus rodillas, sus manos agarrando firmemente el frío lavabo de mármol.

El zumbido del bar llenaba sus sentidos, hiperconcentrados en cualquier persona que se acercara, conscientes del peligro de ser interrumpidos por miradas curiosas.

—¿Podría complacerte así? —espetó el original, dejando ir lentamente sus pensamientos, entregándose a sus instintos, apretando aún más fuerte su garganta.

—No, nunca —jadeó, abriendo lentamente los ojos.

—Joder —sus embestidas se hicieron más profundas, desgarrando sus pliegues con cada embestida.

La sonrisa demoníaca en sus labios la hizo perder la concentración por un segundo, preguntándose qué nuevo acto estaba orquestando, la haría pagar, por supuesto que lo haría.

Con un gruñido profundo, Klaus se vino enterrado en su calor, dándole unas últimas embestidas antes de salir de ella, subiendo la cremallera de sus pantalones, su mandíbula se abrió, sus ojos muy abiertos mirándolo. Klaus se rió entre dientes, besó la comisura de su boca,

"Nunca volverás a desobedecerme de esa manera, ¿está claro, amor?", enfatizó el apodo, mirándola fijamente.

—Que te jodan —espetó (t/n), ella intentó pasar junto a él, no lo soportaba en momentos como este, lo detestaba con cada fibra de su ser. Pero antes de que (t/n) pudiera abrir la puerta, Klaus le sujetó la muñeca con la mano, empujándola por delante contra la puerta, sus manos encontraron sus bragas empapadas, su clítoris palpitaba contra su pulgar.

—Ahora dame una buena razón por la que debería dejarte venir —le succionó el cuello, besando la piel, sus colmillos rozando el lugar, sacándole un gemido agudo.

—Por favor —gimió ella, con la frente presionada contra la puerta, respirando entrecortadamente.

—No es una razón, ¿verdad? —se rió entre dientes.

Su comportamiento patético lo llenó de alegría, lo hizo sonreírle con sorna, viéndola desmoronarse con sus grandes ojos dorados. Ella no podía responder, (t/n) ya estaba demasiado perdida, en lo alto de la sensación celestial, rezando para caerse por el borde en cualquier momento.

Klaus siguió frotando su clítoris, podía sentir que su orgasmo se acercaba, se rendiría y la dejaría correrse, solo para admirar su piel brillante, las pupilas de lujuria, el cabello desordenado, qué vista para los ojos doloridos.

"Klaus", (t/n) gritó su nombre, a ella no le importaba la gente cercana, no le importaba el hecho de que se estaba desmoronando en un baño viejo y sucio, solo se concentraba en él.

"Eres mía, nunca lo olvides".