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𝐜𝐚𝐫𝐥𝐢𝐬𝐞 𝐜𝐮𝐥𝐥𝐞𝐧¡

𝐜𝐚𝐫𝐥𝐢𝐬𝐞 𝐜𝐮𝐥𝐥𝐞𝐧¡

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La cogió con fuerza, como si la lluvia cayera al suelo mientras los truenos rugían en el cielo, una naturaleza abrumadora, una tormenta tan salvaje que toda la tierra temblaba

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La cogió con fuerza, como si la lluvia cayera al suelo mientras los truenos rugían en el cielo, una naturaleza abrumadora, una tormenta tan salvaje que toda la tierra temblaba. Carlisle no podía prestar atención a sus gritos, a las uñas que clavaba en su almohada, destrozando la costosa tela.

(T/n) ni siquiera podía recordar su propio nombre, no podía recordar dónde estaba ni cómo había logrado terminar allí, con su profesor follándola en su colchón. Su piel tocó la de ella, sintiéndose tan fría como el metal que ella limpiaría después de horas agotadoras en el hospital, fría como el invierno de Forks, fría como la muerte.

*

—(T/I/n), sala tres, el doctor Cullen necesita a todos los hombres disponibles. —La voz salió de su pequeño altavoz, alertando a la estudiante de medicina, rogándole que siguiera adelante. Ni siquiera pudo terminar su café, dejó caer su comida y comenzó a correr, tan rápido que sus propios pies luchaban por tocar el suelo.

Sus manos estaban cubiertas de sangre, sus labios entreabiertos para gritarle órdenes a su equipo. Los ojos dorados de Carlisle se encontraron con los de ella, por un segundo ella vio que su ceño fruncido se profundizaba, su mirada se suavizaba mientras le rogaba que se acercara. (T/n) se puso en movimiento, con la esperanza de poder ayudar a salvar la vida a la que se aferraban en ese momento, una pequeña amenaza que se rompería en cualquier momento, dejando caer a su humano como un cuerpo inútil.

—Respira, ya has hecho esto antes —dijo Carlisle con calma, observando sus manos temblorosas, cómo dudaba si hacer otro corte. Pero no había tiempo para dudar, no había tiempo para repasar sus instrucciones, necesitaba trabajar rápido, más rápido que el tiempo mismo.

—(T/n), escúchame, (T/n) —Pero su voz se ahogó, ya no se sentía como su aprendiz, ya no como una estudiante de medicina que había obtenido permiso para trabajar con el apuesto doctor, se sentía perdida, como una mota de polvo que giraba en el aire. No tenía el control, no podía recordar cómo mover su mano, sus manos dejaron caer el bisturí ensangrentado al suelo frío.

♡ "MF ! one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora