ʷᵉˡᶜᵒᵐᵉ
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se recomienda discreción.
¡utilizar fondo oscuro!
<3♡
temas sensibles
¤ to therealjennie_ ¤
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Ronald Weasley fue puesto en la tierra para una sola cosa, y esa sola cosa era comerte. Estabas segura de ello, casi lo suficiente como para apostar todos los ahorros de tu vida mientras apretabas tus muslos alrededor del cráneo del pelirrojo por un momento, permitiéndole en cambio abrir tus piernas mientras continuaba con sus movimientos. Te convulsionaste, gritaste, casi le diste una patada en la cabeza, no importaba. No se detuvo hasta que lo levantaste por el cabello, lo que hizo que se detuviera lo suficiente para que sintieras el agradable zumbido en tus huesos.
—Joder, nena. —Lo observaste mientras tomaba su camisa descartada, secándosela por la parte inferior de la cara antes de mostrarte una sonrisa torcida. Con la forma en que la luz del sol se reflejaba a través de las ventanas polvorientas de tu apartamento, Ron parecía una deidad.
—Buena chica, lo hiciste muy bien por mí —dijo, recostándose con la cabeza sobre tu pecho. Jugaste con su cabello distraídamente mientras mirabas hacia el techo. Habían pasado dos meses desde que te fuiste de Inglaterra, dos meses desde que habías podido sostener a tu chico así... dos meses desde que había podido saborearte... dos meses y contando por tu parte.
—¿Puedo chupártela? —preguntaste, en parte arrepintiéndote de romper el ambiente sereno que se había creado cuando Ron se quedó dormido sobre tu pecho. Levantó la cabeza sobresaltado, luciendo casi sorprendido, lo cual te pareció gracioso... Nunca habías querido no hacerlo, solo que rara vez lo pedía.
"¿Quieres?", preguntó, y tú asentiste, le dedicaste una amplia sonrisa y un beso rápido. Aún tenía el sabor de tu boca, aunque ligeramente.
—Sí, por favor —dijiste, y él se aclaró la garganta y se sentó en el borde de la cama. Su cabello todavía estaba desordenado porque le tirabas de él mientras se frotaba la nuca tímidamente. Merlín, querías chuparle el alma.
—¿Estás segura de que puedes con esto, nena? —preguntó, y tú pusiste los ojos en blanco, deslizándote hasta quedar de rodillas frente a él, obligándolo a abrir un poco las piernas para que pudieras caber. Parecía casi regio, sentado encima de ti... solo mirarlo te excitaba dolorosamente, frotando tus muslos para tratar de aliviar algo de la presión que se estaba acumulando allí nuevamente...