Capítulo 58

53 7 0
                                    

Narra Klaus.
—No vamos a hacer esto otra vez, Klaus. Tú siempre juegas al cazador, y yo ya estoy cansada de ser tu presa. —Las palabras de Michelle fueron firmes mientras me daba la espalda, alejándose sin mirar atrás.

—¿Por qué sigues huyendo de lo que sientes, Michelle? —Le dije, mi voz cargada de frustración.

Se detuvo en seco. Su cuerpo se tensó, y por un momento pensé que simplemente seguiría caminando, pero giró lentamente. Sus ojos se clavaron en los míos, llenos de una mezcla de furia y dolor.

—¿Huir? Si me quedé aquí, Klaus, soportando tus promesas vacías, tus traiciones, tus prioridades que nunca fui yo. Huir sería lo más sensato que podría hacer ahora mismo. —Su voz era amarga, y cada palabra que decía era como un golpe directo a mi pecho.

—No me des sermones sobre traiciones cuando estás jugando a ser feliz con Kol solo para olvidarme. —Mi tono fue más agresivo de lo que pretendía, pero no pude evitarlo.

Michelle avanzó hacia mí, cerrando la distancia entre nosotros. Podía sentir la intensidad en su mirada, la furia contenida en cada paso.

—¿Y qué esperabas que hiciera? ¿Quedarme a observar cómo elegías a todos menos a mí? ¿Cómo tu obsesión con Camille me destrozaba? Klaus, hice todo lo que pude por ti, pero tú te encargaste de demostrarme que nunca sería suficiente.

—¡Basta! —Exclamé, interrumpiéndola. Mi voz resonó en el callejón, pero no era rabia lo que cargaba, sino algo más profundo, más vulnerable. —No entiendes, Michelle. Todo lo que hice, lo hice para protegerte.

Ella soltó una risa sarcástica, una que me hizo sentir aún más pequeño.

—¿Protegerme? ¿Es eso lo que te dices para justificar tus acciones?

—¡Sí! —Respondí con fuerza, dando un paso hacia ella. —Porque amarte me hacía débil.

La vi detenerse. Por primera vez en toda la conversación, Michelle no tuvo una respuesta inmediata. Me miró con sorpresa, pero también con algo que parecía tristeza.

—¿Débil? —Su tono ahora era suave, casi un susurro. —Klaus, nunca te pedí que fueras fuerte por mí. Solo te pedí que fueras tú, sin máscaras, sin miedos. Pero siempre elegiste tu orgullo, tu poder. Y yo ya no puedo seguir luchando contra eso.

Me acerqué lentamente, colocando mi mano en su brazo con cuidado, temiendo que se apartara.

—No tienes que luchar más, Michelle. Solo dame una oportunidad.

Ella negó con la cabeza, apartándose de mi toque con delicadeza.

—Las oportunidades no son infinitas, Klaus. Y esta inmortalidad que compartimos no puede reparar lo que rompimos.

Sin decir nada más, dio media vuelta y comenzó a caminar. Quise detenerla, pero algo en su postura me hizo saber que era inútil.

—Te amo. —Susurré, sabiendo que mis palabras no llegarían a ella.

Me quedé ahí, observando cómo se perdía entre las sombras del callejón. Su ausencia dejó un vacío en mí que ninguna eternidad podría llenar. Pero también sabía algo con certeza: no iba a rendirme, no esta vez.

Narra Michelle.
El eco de mis pasos resonaba en las calles empedradas de Nueva Orleans mientras me alejaba de Klaus. La noche envolvía la ciudad, y las luces tenues de los faroles apenas iluminaban mi camino. Cada rincón de esta ciudad estaba impregnado de recuerdos compartidos, de promesas rotas y de momentos que ahora parecían pertenecer a otra vida.

Me detuve frente a una tienda con el escaparate iluminado, observando sin ver realmente. Mi reflejo en el vidrio mostraba a una mujer inmortal, pero en mi interior me sentía más vulnerable que nunca. La conversación con Klaus había removido sentimientos que creía enterrados, y la confusión nublaba mi mente.

—Michelle. —La voz suave de Elijah interrumpió mis pensamientos. Me giré para encontrarlo de pie a unos pasos de mí, con esa serenidad que siempre lo caracterizaba.

—Elijah. —Respondí, intentando esbozar una sonrisa que no llegó a mis ojos. —¿Qué haces aquí?

—Te vi marcharte y pensé que podrías necesitar compañía. —Se acercó lentamente, respetando mi espacio. —Klaus puede ser... intenso.

Solté una risa amarga. —Eso es un eufemismo.

Elijah inclinó la cabeza, estudiándome con atención. —Sé que mi hermano ha cometido errores, pero también sé que sus sentimientos por ti son genuinos.

—¿Y qué se supone que haga con eso, Elijah? —Pregunté, sintiendo cómo la frustración crecía en mi interior. —No puedo seguir viviendo en este ciclo interminable de dolor y arrepentimiento.

—Nadie te pide que lo hagas. —Su voz era calmada, pero firme. —Tienes derecho a buscar tu propia felicidad, Michelle. Pero también debes preguntarte si estás huyendo de Klaus o de tus propios sentimientos.

Sus palabras me golpearon con fuerza. ¿Era posible que, en mi afán por protegerme, estuviera evitando enfrentar lo que realmente sentía? Bajé la mirada, incapaz de sostener la intensidad de su escrutinio.

—No sé qué hacer, Elijah. —Confesé en un susurro. —Parte de mí quiere alejarse para siempre, pero otra parte... —Mi voz se quebró, incapaz de continuar.

Elijah dio un paso más cerca, colocando una mano reconfortante en mi hombro. —Tómate el tiempo que necesites para descubrirlo. Nadie puede tomar esa decisión por ti. Pero recuerda, Michelle, que el amor verdadero siempre encuentra una manera, incluso en las circunstancias más difíciles.

Asentí lentamente, agradecida por su apoyo. —Gracias, Elijah. Tus palabras significan mucho para mí.

—Siempre estaré aquí para ti. —Respondió con una sonrisa suave. —Ahora, ¿te gustaría dar un paseo? A veces, una caminata tranquila puede ayudar a aclarar la mente.

Acepté su oferta, y juntos nos adentramos en las calles silenciosas de Nueva Orleans.



Hola lindxs, se que me demoré un montón en regresar pero ya estoy aquí. Se que ha pasado mucho tiempo, cambié la forma de narrar la historia y quería saber si les gusta o si regresamos a la anterior.

Aprecio mucho sus comentarios y para mí es súper lindo leer todo lo que dicen.

También quería avisarles que si por aquí hay personitas a las que les gusta la fórmula 1, en mi perfil hay algunos fanfics. Lxs quiero mucho🫶🏼

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 15 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mil Años En Guerra. -Klaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora