Aquella mañana Elinna despertó muy contrariada ya que en un primer momento no entendía que hacía en la casa de Bang Chan, hasta que él le explicó lo que había ocurrido. Se sentía tan avergonzada, pero al mismo tiempo molesta por haber dejado que las tonterías de ese pelirrojo le hicieran perder el control de sí misma. Con fastidio tomó las dos pastillas para el dolor de cabeza que estaban en el velador y se los tragó de golpe, luego de un rato bajó de la cama y se metió al baño.
—Bang Chan, ¿podrías prestarme tu celular? —pidió luego de salir de la ducha. Él la observó con curiosidad y se lo entregó, luego de un par de minutos ella se lo devolvió—. ¿Podrías pagar esto, por favor? Luego te transfiero el dinero.
—De acuerdo —dijo efectuando la compra—. Pero, no entiendo por qué compras ropa. Yo no tengo problema de pasar por tu casa antes de ir al trabajo.
—Bueno, digamos que justamente mi casa es el problema.
—Ya veo. ¿Quieres contarme qué pasó?
—El idiota de Hyun Jin llevó anoche una mujer a mí casa, ¿puedes creerlo? Y como comprenderás no pienso volver allí —explicó.
—Hablando de ese chico, creo que anoche me contaste algo muy interesante sobre él —expuso de forma muy casual, mientras bebía su café.
Bang Chan también vestía solo una bata, él estaba sentado en uno de los sofás muy cómodo, dejó de lado su taza de café para concentrarse solo en ella.
—No recuerdo lo que te dije, pero de seguro solo hablé mal de él —expresó intentando por todos los medios no entrar en pánico—. ¿Qué fue lo que te dije con exactitud? —parada a un metro de él se cruzó de brazos a modo de defensa
—Elinna, ¿por qué no me lo dijiste?
—¿Decirte qué? —cuestionó desesperada—. Por favor, no tengo humor para adivinanzas —pidió cerrando los ojos e inclinando su cabeza a un lado en señal de agotamiento e incertidumbre.
—Que Hyun Jin no es tu primo.
En ese instante Bang Chan se puso de pie y ella abrió los ojos quedándose de piedra en su lugar. Lo último que Elinna hubiera pensado haberle dicho sería algo como eso. El asombro en su rostro duró solo unos breves segundos, no podía dejarse en evidencia más de lo que ya había hecho anoche, necesitaba saber hasta que punto había soltado la lengua.
—Ayer estaba muy ebria como tú mismo dijiste, en ese estado es normal que una diga muchas incoherencias. No me hagas caso, así que mejor olvídalo —lo peor de todo es que su mente estaba en blanco y por más que lo intentaba no recordaba absolutamente nada.
Creyendo que el asunto estaba cerrado, el repentino silencio la hizo dudar y fijó su mirada en el pelinegro quien no dejaba de verla con los ojos entornados. Antes de poder preguntar que le sucedía él empezó a caminar en su dirección, con cada paso que él avanzaba ella los retrocedía hasta que su espalda chocó contra la barra de la cocina. Bang Chan estaba invadiendo su espacio personal y cuando ella intentó rodearlo él colocó ambas manos en la superficie de mármol, creando así una especie de cárcel para evitar que ella huyera.
—Tú sabes que no me gustan estos juegos.
—Lo sé, pero es necesario para que me digas la verdad.
—¡Ya te dije! Lo que sea que te haya dicho fue por culpa del alcohol, así que olvídalo.
—Lo haría con mucho gusto, pero el caso aquí es que me contaste una historia con demasiados detalles. Y no creo que una linda ebria como tú sea capaz de inventar algo tan grave, ¿cierto?
—Bang Chan, llegaremos tarde a la oficina. Déjame pasar —su desesperación era muy notoria y necesitaba salir de allí rápido.
—Aún no llega tu ropa y no creo que quieras irte desnuda —dijo viéndola con cierta burla y ella optó por verlo con un fugaz nerviosismo—. Eso creí. Ahora, ¿quieres repetir lo que me pediste ayer?
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🔺Luces Rojas /Hwang HyunJin • Bang Chan 🔺
Hayran KurguAlmas completamente distintas una de la otra: él un fugitivo, ella una chica de oficina y él un cobarde para confesar sus sentimientos. Las luces rojas se han encendido poniendo en alto sus vidas, pero... ¿Ellos podrán parar o seguirán de largo? De...