Capítulo 9

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El saldo de mi imprudencia fue: un fuerte golpe en la frente del acosador, 3 autos dañados y dos conductores furiosos. Sin embargo, yo resulte ilesa. ¡Genial!

Apoyada sobre la pared de urgencias lo observo. Han terminado de revisarlo y que curar su herida, por lo que todos se han ido. Min permanece sentado sobre la camilla. No ha dicho nada, ni me ha mirado. Seguro está molesto por lo dañado que ha quedado su vehículo. Pero ¿Acaso yo le pedí que estrellara su auto contra el auto que estaba a punto de arrollarme? No, claro que no lo hice. ¿Cuál es su afán de ser el héroe?

―Señor Lee ―Dice la doctora, una mujer rubia, alta y joven, bastante mona y que no pierde la oportunidad de coquetearle― Parece que todo está en orden, aparentemente no existe contusión, ni lesiones internas. Solo fue el golpe externo, que no es grave.

―Gracias ―Contesta él, sin devolverle la enorme sonrisa que ella le dedica.

Incluso en este momento, con su ropa ligeramente manchada de sangre y arrugada, no pierde ese aire serio y enigmático. Tampoco pierde su encanto, razón por la que esa mujer, lucha por conseguir su atención.

―Entonces firmare su alta. Debe tener más precaución cuando conduzca, esta vez tuvo suerte, pero los accidentes de autos suelen ser muy peligrosos. Debería ver cuántas personas llegan aquí con serias heridas.

―Lo tendré en cuenta ―Responde secamente, sin percatarse de la letanía que ella le acaba de recitar. Pobre.

―Por cierto ¿Hay alguien que pueda hacer el pago por usted?

―Mi novia ―Contesta mirándome. La mujer también lo hace y entonces su sonrisa se desvanece. ¿Novia?

―Ah. Que bien. Pase a caja y podrá llevarse a su novio ―Dice fríamente y se marcha. Vaya tomada de pelo le acaba de hacer.

― ¿Novia? ―Pregunto divertida. Se encoge de hombros.

―No es mi tipo.

―A mí me parece que sí lo era ―Digo acercándome a él. Parece que su enfado se le ha pasado― Iré a apagar.

―Alguien más lo hará.

― ¿Qué? Oye es lo mínimo que puedo hacer después de todo.

―Déjalo ―Dice tomándome del brazo― Vamos.

― ¿Adonde? ―Pregunto confusa mirando el parche que tiene sobre la frente.

―A tu casa.

― ¿Por qué?

―Te he salvado la vida ¿No debería tener algo a cambio? ― ¡Genial!

―Supongo ―Contesto soltándome de su mano y echando a caminar hacia la salida. Tanta amabilidad no podía ser gratis. Pero ahora su actitud me molesta. ¿No se supone que era un caballero?

Con todo lo ocurrido, me he olvidado de mi necesidad de alcohol y de mi pesadilla. También de que quede con Sasha y los demás en el bar de siempre. Miro mi móvil, es la segunda llamada de Sasha.

― ¿Quién es? ―Pregunta sin apartar la mirada del camino. ¿De dónde saco otro auto? No tengo idea.

―Mis amigos.

―Ellos no son tus amigos ―Asegura con firmeza― Y lo sabes.

― ¿Qué sabes tú de la amistad? ―Pregunto a la defensiva― ¿Crees que amigos son aquellos que te fingen una sonrisa? ¿Aquellos que dicen estar preocupados por ti? No, esos suelen ser los peores, porque en realidad no les importas. ¿Amistad? Eso es una mierda ―Sus manos aprietan con fuerza el volante, pero no dice nada.

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