No sé si debería preocuparme o sentirme culpable, es la primera vez que no pienso en él, mientras beso a otro hombre. El aire comienza a faltarnos y respiramos con dificultad pero no deseo que se detenga. Él deja de besarme, pero continua con sus labios sobre los míos, abro los ojos y descubro que me mira fijamente. Pone su frente sobre la mía y suspira profundo.
―Hora de dormir.
― ¿Es en serio? ―Pregunto con ironía. Sonríe divertido ante la forma en la que he formulado la pregunta.
―Me temo que si ―Se deja caer de lado y me arrastra con él, pegándome contra su pecho.
― ¿No te quitaras la ropa?
― ¿Quieres que me la quite? ―Me encojo de hombros. Creo que estoy pasando mis límites. ¿Qué rayos me pasa? ¿Quiero verlo desnudo?
―No realmente ―Miento encogiéndome de hombros.
―Eso creí ―Tira de la sabana y cubre mi cuerpo desnudo― Descansa, tu cuerpo lo necesita.
Vaya ¿Así que es por mi cuerpo? No sé si darle las gracias o sentirme rechazada. Tengo aún muchas preguntas en mente, pero estar así, es demasiado reconfortante y no quiero estropearlo. Cierro los ojos y disfruto de su abrigo. De la sensación de seguridad que me transmite.
***
Mi cuerpo tiembla. Se que debería irme, sé que debo marcharme ahí, pero no puedo hacerlo. Mis piernas no me obedecen, aun cuando mi cerebro grita que me vaya. Veo como él la penetra una y otra vez, como ella gime y le pide más. Esto es horrible. Miro detrás de mí, puedo ver a los invitados sonreír felices, algunos incluso bailar ¿Qué rayos pasa? ¿Por qué nadie viene? ¿Por qué nadie se da cuenta de lo que está pasando?
―Deberías dejarla ―Le susurra ella en medio de jadeos.
―No puedo ―Contesta él con expresión afligida, mientras la embiste de nuevo― Sabes que su fortuna será mía una vez que me case con ella.
―Pero es tan patética. ¿Qué te puede darte ella?
―El sacrificio lo vale, créeme. Además, lo nuestro no tiene por qué acabar ―Ambos sonríen y yo quiero morirme.
¡Lo odio!
***
Me incorporo de golpe sobre la cama. Estoy jadeando y un sudor frio recorre mi espalda. ¡No! ¡No! Pesadillas de nuevo, no. Miro al otro lado de cama, pero no hay nadie. Ese desconocido se ha ido. ¡Se fue! Arrojo las sabanas a un lado, bajo de la cama y voy corriendo hasta la cocina. Necesito tomar algo. Tengo casi 24 horas sobria y es por eso que los recuerdos han regresado. No los quiero, no quiero sentir dolor.
Abro la primera puerta de la alacena y no encuentro nada. ¡Demonios! Voy con la siguiente y de nuevo nada. ¿Qué? No pude haberme terminado todas las que compre la semana pasada. Podrá faltar comida, pero alcohol nunca falta en el departamento. Abro todos y cada uno de los compartimentos pero no hay nada, nada. ¿Dónde está el maldito alcohol? ¡Maldita sea! Regreso a la habitación y busco algo de ropa. Pero entonces miro mis muslos, aún tienen restos de pomada y lo mismo mi hombro, también mi cabello. ¡Maldición!.
Entro al baño y abro la regadera, no me molesto en revisar la temperatura del agua, estoy en apuros. Me coloco debajo del agua y mi cuerpo tiembla, no sé si es por el frio o la urgencia del alcohol. Me doy una ducha rápida y regreso a la habitación. Me pongo unos pantalones de mezclilla y una sudadera, busco mi cartera y recuerdo que se la di a Sasha en el bar. ¡Maldición! Busco entre mis cosas y encuentro algunos dólares y mi otra tarjeta de crédito. ¡Genial! Me recojo el pelo en una coleta y me dirijo a la puerta. Necesito alcohol.
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Adicta
Short StoryLa vida de Jenni se resume en unas cuantas palabras: "Sexo, alcohol y drogas". Todo con el fin de no recordar su pasado, a quienes la traicionaron y lastimaron. Pero la aparición de un desconocido que insiste en sacarla de sus vicios, traerá de reg...