Abro los ojos y descubro que mi rostro esta frente a su pecho. Su cuerpo desnudo y perfecto es sin duda la mejor de las panorámicas con las que se puede despertar, sin dejar de lado su hermoso rostro, el cual luce tan apacible y tranquilo. Sus manos rodean mi cuerpo de forma protectora y entiendo, porque aunque no he bebido alcohol hasta perderme, las pesadillas no han aparecido. ¡Es por él! Él. Este extraño que se aferra a inmiscuirse en mi vida. ¿Por qué? No sé. Mi vida es vacía y sin sentido, una vida que deseo pronto termine. Es evidente que no tiene la necesidad de estar conmigo, pero ¿Porque sigue aquí?
Me remuevo despacio entre las sabanas, intentando no despertarlo. Se remueve y aprovecho para librarme de su agarre. ¡Dios! Que tipo tan sexy, incluso dormido parece un dios.
Logro escabullirme y bajo de la cama. Lo observo hasta asegurarme de que continúa dormido y entonces salgo de la habitación. Llego a la cocina y entonces mi cuerpo comienza a pedirme a gritos alcohol. Me muerdo los labios con desesperación, abro el refrigerador y tomo un bote de leche, apenas la pruebo, desisto de continuar. No es lo que necesito, ni por mucho. Busco algo más, pero todo es comida saludable que Min ha colocado. Eso me hace recordar porque salí con mucha prisa la mañana anterior. Me decido por tomar una botella de agua y la bebo por completo, pero eso no mitiga mi ansiedad.
―Buenos días ―Lo escucho decir. Miro hacia la puerta y lo veo ahí, con el pelo alborotado y frotándose se los ojos. Vaya que esta bueno, muy bueno.
― ¿Qué tienen de buenos? ―Pregunto de mal humor, ignorando que no lleva nada de ropa encima. Se encoge de hombros y avanza.
―Que estas completamente despierta ―No me hace gracia su ironía. Así que lo fulmino con la mirada.
―En realidad no es la gran cosa ―Le restó importancia, evitando caer en su provocación. Porque es justo lo que está intentando hacer, provocarme― Desde luego que puedo vivir sin beber, ni meterme nada.
―Mmm... ¿Tienes hambre? ―Quizás la comida podría ayudar, pero no estoy del todo convencida, no suelo comer tan temprano.
― ¿Comida saludable? No lo creo ―Digo con un gesto de desagrado.
― ¿Comida instantánea? Eso no es bueno.
―Muchas las personas la consumen...
―Eso no significa que sea buena ―Me cruzo de brazos y lo miro con gesto cansado. De verdad que es desquiciante.
― ¿Ahora también piensas darme clases de nutrición? ―Sonríe ligeramente y abre la puerta del refrigerador.
―No. No soy bueno en eso.
―No, si lo tuyo es dar órdenes ―Me quejo, pero él me ignora.
Lo observo moverse por mi cocina, sin mostrar la mínima sensación de pudor. Por fortuna, me he puesto una blusa antes de salir y unas bragas, así que no me siento tan expuesta. Cocina algo que no tiene mala pinta, ni tampoco mal olor. Tiene verduras y algo de carne, pero continúo sin estar convencida de comer.
―Toma asiento ―Me pide. Obedezco y me acomodo en una de las sillas. Sirve un poco de su guiso en un plato y me lo ofrece, después sirve para él y se acomoda de lo más campante. ¿Quién rayos se cree? No es como si le hubiera dado luz verde para que se siente como en su propia casa.
― ¿No tienes cosas que atender? ―Le pregunto, recordando que eso fue lo que dijo la ocasión pasada cuando se marchó.
―No mucho ―Responde sin dejar de comer. En tanto, me dedico a juguetear con la comida sin probarla― ¿No te gusto? ―Quiere saber al ver mi renuencia― Puedo hacerte algo mas ―Sugiere. Lo único que quiero es que se marche. Así que tomo un bocado.
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Adicta
Short StoryLa vida de Jenni se resume en unas cuantas palabras: "Sexo, alcohol y drogas". Todo con el fin de no recordar su pasado, a quienes la traicionaron y lastimaron. Pero la aparición de un desconocido que insiste en sacarla de sus vicios, traerá de reg...