Capítulo 17

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Jamás he estado tan feliz, porque alguien rompa una promesa, aunque sea como la 3 o 4 ocasión que lo hace. Me arrojo a sus brazos y lo beso sin pensarlo. Disfruto de sentir el sabor de su boca, el calor de su cuerpo, su fragancia, cierro los ojos y guardo todo en mi memoria. ¿Estoy soñando? ¿Qué ha pasado?

―No estas soñando ―Dice con ternura. Sostiene mi rostro entre sus manos y me mira de ese modo tan especial que solo él puede mostrarme. Puesto que todas las miradas que he recibido en todo este tiempo están llenas de desprecio, deseo o lastima, pero la suya es distinta, no solo ve mi exterior, ve más allá.

― ¿Eres real? ―Pregunto pegando mi frente a la suya. Había creído que todo era parte de una pasada que mi mente me jugo, que él nunca existió.

―Lo soy ―Asegura. Recorro cada centímetro de su cara, de su pelo intentando de comprobar que aquello no es una ilusión― Estoy aquí ―Repite al notar mi ansiedad.

―Eres tu ―Chillo.

Acerca su boca a la mía y me besa. Lo dejo ser, necesito tanto esto que siento que el corazón se me saldrá del pecho.

―Te quiero ―Logro decir en un susurro.

No estoy segura si me ha escuchado, hasta que lo miro a los ojos y la sonrisa que se forma en sus labios, me indica que si hizo. Ahora lo sabe. Bajo la mira sintiéndome fuera de lugar, él me dijo, me confeso sus sentimientos y yo lo hice a un lado. Ahora no sé qué debo esperar de su parte.

Sin embargo es un hecho, me enamore de él, sin darme cuenta.

―Hace mucho que yo te amo ―Su afirmación me alivia y me forma un nudo en la garganta. Quiero preguntarle tantas cosas, ¿Que ocurrió en esa casa? ¿En el bar? ¿Dónde ha estado todo este tiempo? ― Sera mejor movernos, prometo responder todas tus preguntas.

― ¿Me dirás quién eres? ―Esboza una ligera sonrisa― Mi memoria es mala ―Me excuso al saber cuál es su respuesta.

―Lo hare.

Me toma de la mano y caminamos hasta su auto. El cual, está aparcado unos metros atrás de donde nos encontramos. Me hace subir y luego lo hace él. Sujeto su mano con fuerza, como deseando que no desaparezca, no perderlo.

―Aun no respondes mi pregunta ―Murmura pensativo.

― ¿Cuál?

― ¿Pensabas beber? ―Rayos. Me remuevo incomoda ante su cuestionamiento. Tiene razón, lo pensaba hacer, pero... estaba desesperada.

―Eso creo ―Él me conoce, quizás más de lo que yo misma, no tendría sentido mentirle.

― ¿Por qué? ―Suspiro profundamente y niego.

―No sabía que pensar. Estaba... confundida ―Asiente dándome la razón. Es una excusa patética, soy consciente de ello.

Estoy concentrada en observarlo, que apenas noto cuando detiene el auto.

―Llegamos ―Miro por la ventanilla y alma se me cae a los pies.

Conozco este lugar, estoy segura.

Niego ligeramente y me aferro al mullido asiento de piel. La puerta se abre y me ofrece su mano, pero yo no me muevo.

―Vamos ―Niego ahora con más fuerza y lo miro desconcertada.

― ¿Qué hacemos aquí? ―Inquiero tensa.

―Por favor, acompáñame ―Me muerdo los labios nerviosamente y miro su mano. No entiendo nada― Confía en mi ―Susurra. Busco sus ojos y encuentro sinceridad en ellos. Sé que él jamás me llevaría a un lugar donde me lastimen, debo confiar. Lentamente tomo su mano y me ayuda a bajar.

AdictaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora