Adicta

Capítulo 18

No sé qué pensar de todo esto. ¿Enfrentarlo? No creo estar lista para hacerlo, no ahora, en realidad creo que nunca estaré lista. Niego intentando liberarme de sus manos.

―Dame un minuto ―Digo poniendo distancia.

Necesito pensar con claridad, hay muchas cosas que no cuadran. Min era su mejor amigo, me ha traído de regreso a esta casa, a la casa de sus padres, quiere que lo enfrente. ¿Por qué? ¿Con que propósito?

―Pensé que no eras real ―Murmuro. Sin duda, eso casi me hace perder la razón― Desapareciste...

―Tú me lo pediste ―Pongo los ojos en blanco.

―Nunca me escuchabas. Además de eso, nadie te conocía, ni en el bar, ni siquiera el médico con el que me enviaste.

―Le pedí que mintiera, si acaso preguntabas por mí ― ¡Que fácil!

― ¿Y la casa a la que me llevaste? La mujer me aseguró que nadie vivía ahí.

―Es mía, pero como ella te dijo, no vivo ahí desde hace algún tiempo.

― ¿Y los muebles, los cuadros?

―Los arregle por un par de días. Por si acaso ganaba la apuesta.

―No te entiendo ―Admito― Todo esto es muy raro y por lo mismo... no puedo confiar en ti ―Me mira con expresión abatida.

Pero ¿Que esperaba? Desde que apareció en mi vida fue todo un misterio. Nunca quiso decir su nombre y aunque se excuse con que yo no lo recordaba, debió decírmelo.

―Jenny...

― ¿Porque nunca dijiste quien eras? ¿Por qué ocultar tu identidad?

―Sabía que resultaría difícil de entender.

― ¿Difícil? Tú significas todo lo que he estado evitando todo este tiempo. Tú eres parte del pasado que deseo borrar.

―Lo sé y por eso ―Hace una pausa y mueve la cabeza como intentando alejar pensamientos indeseados― Intente alejarme de ti, te juro que lo intente en varias ocasiones. Cuando me lo pedias, pensé en hacerlo.

―Entonces ¿Por qué siempre estabas ahí?

―Porque me necesitabas, porque deseaba ayudarte.

― ¿Y porque me dejaste estos meses entonces?

―Cuando supe que lo estabas logrando, creí que era mejor no verte más ―Me duelen sus palabras. Yo solo pensaba en verlo y él no quería saber de mi― Pero no puedo hacerlo, no puedo alejarme de ti. Por eso no pude soportar que estuvieras apunto de recaer.

Intento asimilar sus palabras. Hay muchos motivos para dudar, pero... desde que lo conocí, se ha dedicado a cuidar de mí y a intentar sacarme del infierno en el que vivía. Si hubiera querido lastimarme, destruirme lo hubiera podido hacer. Pudo dejarme en manos de veneno, pero me saco e incluso lloro. No, él no es malo.

―Esto es difícil ―Confieso.

―Por eso déjame ayudarte ―Alguna vez alguien me pidió lo mismo y solo termino dejándome hecha pedazos.

― ¿Porque debería confiar en ti? ―Pregunto con tono brusco― Me trajiste a la que era su casa, me acabas de confesar que eras su amigo ¿Por qué debería creerte? ―Le reprocho sin evitar la nota de ira que mi voz destila.

―Lo siento. Puedo llevarte a otra parte y como te dije, ya no somos amigos.

―No es sólo eso.