La casa a donde llegamos es realmente impresionante, se encuentra rodeada por bardas de concreto de casi 3 metros de altura, con alambre de púas en la parte superior. Hay hombres en la entrada y la seguridad del lugar se duplica mientras el auto cruza el camino que conduce hasta la puerta de la casa. No hay duda de que este tipo no es alguien ordinario.
―Abajo ―Me ordena sin cortesía en cuanto el auto de detiene. Obedezco y mientras él rodea el auto para reunirse conmigo, observo alrededor, estudiando las probabilidades que tengo de escapar de ahí. Sin embargo, ahora no son 4 tipos los que escoltan a Veneno, sino 10. Todos igual de intimidantes que los primeros que lo acompañaban― Vamos ―Apoya su mano en mi espalda, haciéndome caminar por las escaleras.
Uno de sus hombres abre la puerta de la casa, miro hacia atrás, como si esperara que en cualquier instante él aparecía y me rescatara, pero lo cierto es que eso es algo más complicado que lograr huir de ahí. Por principio de cuentas, no sabe que Veneno me ha traído, ni siquiera debe saber que estoy con él. Y le dije que me dejara en paz.
―Camina ―Me empuja para que cruce las puertas.
Por dentro el lugar es grande, pero la decoración es un asco, una mezcla entre lo elegante y lo vulgar, las alfombras son de piel de leopardo y los cuadros que adornan las paredes son verdaderas obras de arte.
Avanzamos por el lugar hasta una habitación. Veneno empuja la puerta y entra, demostrando sus pocos modales, se deja caer en un enorme sillón de piel y me mira.
―Ponte cómoda ―Dice señalando una mesa. ¿Cómoda? ¿Acaso podría? No lo creo. Observo sorprendida la mesa que me ha indicado, ahí hay polvos y capsulas de todo tipo así como también alcohol. En otro momento hubiera dado saltos de alegría por tal espectáculo, pero ahora no es así― No sé cuál sea tu favorito, pero puedes tomar lo que gustes ―Como si eso fuera un honor.
Me acerco a la mesa despacio. No tengo posibilidades de escapar, eso lo sé a la perfección, así que solo tengo dos opciones: mantener la conciencia mientras él abusa de mí o tomar todo lo que pueda y perderme para no sentir nada, como siempre que me enredo con tipos extraños. Porque en mi condición, desde luego que no podre cooperar de buena gana, no puedo estar con nadie mientras esté cuerda, solo con él. No sé porque sigo pensando en Min en este preciso momento. Quizás aún mantengo la esperanza de que me recate, pero eso no ocurrirá.
―Date prisa ―Presiona, tronando los dedos.
Levanto una pastilla de mis favoritas, la cual me pone eufórica, sirvo un poco de vino en un vaso y me llevo a los labios la droga. Pero antes de tragarla, la retiro y solo bebo el vino. Es posible que si pierdo el sentido, termine muerta, así que tendré que hacer esto con lucidez. Aunque implique una tortura. Creo que me lo merezco por estúpida.
― ¿Ya está? ―Pregunta poniéndose de pie.
―Si.
―Vamos ―Me toma del brazo y salimos al pasillo, me lleva hasta otra habitación, esta tiene una enorme cama y las cortinas cerradas― Desnúdate ―Dice con urgencia, sin mostrar un poco de tacto.
¿Qué esperaba? ¿Qué intentara cortejarme? No, desde luego que no, él como todos solo quiere una sola cosa. Me detengo al pie de la cama, dándole la espalda a Veneno, mientras me quito la chaqueta, luego empiezo a bajar las mangas del vestido que llevo puesto. Pero de pronto, Veneno tira con brusquedad de la tela, haciéndola bajar de prisa hasta que llega a mis pies. Ahora estoy únicamente en ropa interior.
―Tírate ―Me empuja haciéndome caer en la cama bocabajo, sobre la cama.
Sus asquerosas manos estrujan mis glúteos con aspereza y dureza. Cierro los ojos intentando imaginar que no es él quien me toca, pero es imposible, Min jamás me lastimaría de esa forma. ¿Por qué no puedo dejar de pensar en él?
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Adicta
Short StoryLa vida de Jenni se resume en unas cuantas palabras: "Sexo, alcohol y drogas". Todo con el fin de no recordar su pasado, a quienes la traicionaron y lastimaron. Pero la aparición de un desconocido que insiste en sacarla de sus vicios, traerá de reg...