Capítulo 13

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― Será mejor que me vaya ―dije cuando logré reaccionar y salir del embrujo de sus ojos.

―Te voy a dejar a tu casa.

Asentí,  todavía me daba vueltas la cabeza, por todo lo que no me había dicho ni Benjamín ni él.

Tomó una pequeña caja de metal y me la dio. Yo lo miré interrogante.

― Es un regalo para ti ―explicó.

― Gracias ―contesté aturdida.

Había un aire tenso en el ambiente, no entre nosotros, él seguía igual de delicado y preocupado, pero parecía que las palabras le salían como dagas que hieren. No contestó mi pregunta, lo que me hacía pensar en que Benjamín me había dicho la verdad y siempre fue Jorge quien acabó conmigo por celos, pero ¿por qué no me mataba de una vez? Ahora tenía la oportunidad y no parecía tener el menor interés en destruirme.

Llegamos en silencio a mi departamento, él no entró.

― ¿Buscarás a Benjamín?

― No lo sé, estoy muy confundida.

―Tu subconsciente te está hablando, busca la verdad allí, intenta avanzar en el tiempo en tus sueños.

― Uno no puede manejar los sueños.

― Es que esto no es un sueño, son visiones que se te están mostrando.

Yo respiré hondo.

― Si me necesitas, sabes cómo llamarme.

― Sí, lo sé, gracias.

Él me tomó la cara entre sus manos, suave, como cada vez que lo hacía, me besó en la frente.

― Cuídate, por favor, ¿me prometes que lo harás? ―me preguntó con sus labios pegados a mí.

― Sí ―contesté en un débil susurro.

― Te amo, preciosa, no te imaginas cuánto.

Me dieron ganas de llorar, no sé por qué, algo se removía en mi interior cada vez que decía algo así o me tocaba.

― Dile que ya no me interpondré entre ustedes, tú lo amas y eso para mí es suficiente, que no te lastime, que no...

Se fue rápidamente. Yo entré a mi departamento y me eché a llorar con todas las ganas que había reprimido en la calle y en presencia de Jorge, lloré sin vergüenza, sin miedo y sin nadie que me lo impidiera.

Benjamín no estaba actuando cuando discutió conmigo, todo lo que dijo fue verdad, miré mi muñeca, tenía, todavía, los dedos de Benjamín marcados en mi piel.

En cambio, Jorge fue todo lo contrario: tierno, cariñoso, comprensivo, protector.

Tal vez, Jorge solo estaba actuando y en cualquier momento, cuando yo estuviera con la guardia baja, él daría su zarpazo mortal. Por eso, Benjamín estaba actuando de esa forma, el miedo lo hacía reaccionar de mal modo. Su preocupación por mí, hacía que se pusiera violento, esperando que yo fuese totalmente sincera con él.

Estaba confundida. No sabía qué hacer, tal vez lo mejor sería escapar de ambos, irme a mi ciudad natal y quedarme allá con mis padres en la tranquilidad del campo y de sus abrazos. Olvidarme de este mal episodio de mi vida. Mis sueños me lo revelaron antes de conocer a Benjamín, que debía escapar y huir lo más rápido posible de él y ahora que estoy metida en esto, no puedo quedarme aquí.

El teléfono sonó, sacándome de mis pensamientos, era Verónica, no estaba segura de querer hablar con ella, pero de todas formas lo contesté.

― ¿Cómo te fue con Jorge? ―me preguntó después de saludarme.

Extraño DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora