9. Andryala.

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Salí de nuevo bajo el cobijo de su brazo, pero no reía como hacia unos minutos ahora lloraba, mirto me acompaño hasta el cuarto, no pronunciaba palabras simplemente me mantenía ajustada a su lado, sabia que no diría nada, no hasta que yo quisiera decir algo y no lo diría tenía que asimilar que lo que alguna vez soñé de tener a Anshar conmigo y salir de aquí juntos, irnos lejos y felices ahora ya no existía ahora era solo yo y él y su...novia o lo que fuera no cabía en mi mente formar  parte de un trio así no funcionaba, toda mi vida la soñé a su lado y todo se había acabado en simples minutos, jamás creí que Anshar fuera de esa clase de chicos que no dice nada hasta que tiene algo seguro, eso fue lo que mas me molestó, pero ya no haría nada, no por él, aun me quedaba mi abuelo aunque para este tiempo ya no podía regresar y ser tan mala como Natalia para que me echaran pronto de aquí ya pensaría en otra cosa.

No deje que se fuera hasta que me sentí mejor, aunque no creí que quisiera irse, Jean se dio cuenta de que había salido pero al verme con Mirto no dijo nada y se volvió a dormir sobre el sofá.

- No sé que fue lo que sucedió Disen pero no quiero que te sientas sola - seco mi rostro con su mano - y si te hizo daño creo que no merece que llores por él...no te merece entonces, yo he visto lo que haces y eres una chica increíble y hermosa no debes de ponerte así...

- Anshar vale todo Mirto, pero simplemente no es para mi...- abrí la puerta - gracias por todo, sin ti yo hubiera seguido igual haciéndome tontas ilusiones ahora tengo los pies en la tierra y todo es por ti - le bese la mejilla - gracias.

Deje de visitar la biblioteca ahora que me  sobraba una hora o dos pedía a Jean que me deja visitar a Seagull, montar me daba libertad aunque no podía pasar los altos muros de los límites del cuartel, sobre el lomo del animal todo se veía diferente y me gustaba, era como sentir un poder recorrerme. Algunas tardes Jean me daba el arco a escondidas y lo usaba para practicar aun no sabia bien para que podría servirme y mucho menos entendía el porque lo hacia a escondidas pero no preguntaba hacia lo que quería estando en el prado, tiraba las flechas por doquier sin acertar a un punto, estaba a punto de renunciar cuando lo logre, tire de un golpe certero un par de manzanas, la flecha las atravesó y justo se partieron en partes iguales, no perdí el tiempo y devore una para dejar la otra a mi compañera de cuatro patas, era el tiempo que mas apreciaba aun sin compañía me sentía más acompañada.

Cada mañana me despertaba llena de emoción de solo esperar la hora de salir aunque cuando llegaba a la ceremonia lo veía, al principio  se veía muy feliz, sonreía y le besaba la mano a la chica pelirroja que parecía que se regocijaba al verme sufrir, después de unos días empezó a verse confundido, sus ojos se perdían en la nada por momentos, algunas veces lo veía  en la pista pero siempre que intentaba acercarme a él, aparecía su novia y lo besaba delante de mi, él, no hacia nada, llegue a pensar que no la amaba al menos no como me hizo creer el día que me lo confesó pero no podía hacer nada si él jamás se encontraba solo y nunca volvería a ser yo quien lo buscara al menos seguía teniendo algo de dignidad.  Algunos días después se veía molesto, cansado pero siempre a su lado, mientras ella sonreía mostrando sus perfectos dientes deslumbrantes, no era una chica de la villa, era lógico que venía de la ciudad, su perfecto y bien cuidado cabello rizado la delataban.

Hubo una mañana en que coincidimos, lo vi con la cabeza baja, su barbilla casi tocaba el puré de manzana que no había tocado, mire a ambos lados antes de acercarme cuando no la vi por ningún lado decidí saludarlo, a penas me miro, sin brillo, sin emoción alguna en el rostro como si fuera un desconocido.

- Como has estado - musité a lo bajo - Anshar... - volvió a mirar su plato - estas molesto.

- No... - respondió y tomo la cuchara - ella te vera.

- No le tengo miedo, tú si... - torció la boca - oye aun somos amigos no tenias por que alejarme por completo extraño pasar tiempo contigo.

- Igual yo, pero ya no es posible - volvió a mirarme esta vez directo a los ojos - no quiero que salgas lastimada Disen, tu eres la mejor persona que conozco no te merezco ni como amiga.

- Oye no hables así - pase un mechón de su cabello detrás de su oído - que te ha hecho...

- Feliz! - decía detrás de mi la voz de la chica pelirroja - solo lo he hecho feliz, algo que tu jamás podrás hacer, ni con él, ni con ningún otro - mantenía una mueca en los labios y una mano sobre el hombro de Anshar - por que no lo dejas en paz no ves que lo aburres.

- Anshar! - intente que dijera algo pero se mantenía estupefacto

- No te ha dicho... - sonrió - nos vamos a casar pronto - estiro la mano en ella llevaba el anillo que había sido de la madre de Anshar el que siempre llevaba con él ahora adornaba el anular de la pelirroja. - podrías ser la madrina, tú que dices cariño - se acomodo sobre las piernas de mi amigo quien pareció reaccionar solo en ese momento y la acaricio suavemente.

- Claro Andryala, si eso quieres. - paso su mano por su cabello.

- Entonces Disentra aceptas - sonreía con sarcasmo mientras agitaba su melena roja.

- Será un honor - dije de manera fría, mire a Anshar quien de nuevo se había perdido y salí del lugar.

Storm song. Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora