23. A salvo.

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Jamás había estado en el centro de la ciudad y jamás creí que fuera tan hermosa llena de luces y a pesar de ser casi media noche se encontraba llena de vida, gente que caminaba por las calles riendo o tomados de la mano, sentados en las aceras contemplando el cielo estrellado, parejas que se besaban, hombres y mujeres que vivían tranquilos sin carencias y no como yo había crecido, muy alejada de esto, sentí la envidia recorrerme un momento pero no fue una sensación fuerte y desapareció al momento, seguía contemplando la belleza de ese lugar que me negaba a conocer pero que podría adorar tal vez algún día si mejorara, si fuera mas igualitario.

Un par devueltas, derecha, izquierda, derecha y apareció una casa grande pero no llegaba a parecer una mansión, simplemente era mas grande que las demás, me sorprendí no encontrar a alguien que cuidara de ella, pero todo podía ser parte del plan, la reja se abrió y pudimos pasar, el chofer de la camioneta pulso un artefacto y de nuevo la verja se cerro lentamente y sin hacer ruido alguno, se estacionó frente a la casa sin necesidad de escondite, pues no lo necesitaba si no había nadie que nos viera; el guardia a mi lado colocó en mis manos las llaves y dejo que bajara, temblé, había llegado la hora, antes de entrar me entrego también un pequeño dispositivo que constaba de un botón que hacia que una luz parpadeara, supuse que era la señal, eso quería creer y entonces me arme de valor.

Abrí con cautela, nadie apareció a la vista, tenía que subir al segundo piso y atravesar hasta la segunda puerta, así lo hice con el sigilo de un gato al andar, una mano en el arma, la otra en el botón del control, ambas manos sudaban a travez de los guantes, di un último suspiro antes de abrir la puerta del encargado, cuando lo hice lo encontré tranquilo en su cama, aun siendo un traidor como decía Jedite, yo no tenía por que castigarlo de esa manera, era una forma cruel y absurda pero ya estaba ahí, me acerque un poco mas y sostuve la pistola sobre su cabeza, a punto de tirar del gatillo, lo haría dejaría de ser buena y me convertiría en un asqueroso asesino
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-    Papi... - la voz de una pequeña niña me interrumpió los pensamientos y gire dejando ahora que la pistola le apuntara a ella, una niñita de cerca de cinco años me observaba, con los ojos hinchados del sueño y un conejo de felpa bajo el brazo, sentí ganas de gritar, incluso de salir corriendo - papi quien es ella... - volví a mirar al encargado de seguridad se había despertado pero parecía estar en shock.

-    No le hagas daño - logro articular y la niña se lanzó a sus brazos - que es lo que pretendes...

Seguí levantando el arma ahora con mas miedo que antes pero no quería que me viera titubear, era mi única oportunidad. - no le haré daño - dije aclarándome la voz - no a ella...pídele que salga de la habitación y estará bien. - dije mas firme y atendió de inmediato aunque la niña se negaba al principio parecía que entendía lo que podía ocurrir y salió intentando estar tranquila.

-    Sabe quien soy señor - seguí sin bajar el arma - y sabe para que estoy aquí...

-    Sí, eres la sobreviviente de Jedite...te recuerdo bien pero que haces aquí y por que me apuntas con eso, como lograste pasar la seguridad, donde están mis guardias...

-    No están señor, es parte del plan, esta solo para mi...

-    Quien te mando o fue iniciativa propia.

-    Fue la presidenta, me ha dicho que vende información a Accordian y lo considera un traidor a la República, y es mi prueba para poder ir a la guerra...

-    Yo no he vendido nada...- intento levantarse y yo también levante un poco mas el arma para mi propia protección - no soy un traidor como puede pensar eso Jedite, sabe que soy un buen aliado, no puede hacerme eso, debes estar mintiendo.

-    Entonces como explica que haya entrado aquí, que no tenga ningún guardia custodiándolo... Todo a sido una orden directa...

-    No me mates, no lo hagas que hará mi hija, la mataras también creí que eras mejor que eso...- empezaba a llorar mientras suplicaba por su vida y yo seguía en el dilema de hacer lo correcto y perder mi oportunidad de salir de la isla o terminar con aquel hombre que parecía sincero e inocente de aquellas tontas acusaciones...y la niña, que haría con ella...

Pulse entonces el botón del artefacto en mi mano derecha, pero sin bajar el arma, escuche pasos por la escalera, el ruido de la puerta de a lado abrirse, la voz de la pequeña y después pasos hasta donde me encontraba, espere que fuera lo correcto, dos guardias entraron y se colocaron a mis costados después uno de ellos se retiro el casco y supe que era Jean mi corazón dejo de dar golpes como loco y me calme un poco teniéndola cerca.

-    Si quiere seguir con vida tendrá que hacer lo que diga o si no seré yo quien le meta un tiro y créame que yo no tengo corazón - hablo sin rodeos - necesitamos tomar unas muestras dentales y con eso bastara - se acercó a su lecho y el hombre tembló, era cobarde se podía notar que estaba muriendo del miedo que le imponía Jean - confío en que su delito sea una farsa, mis compañeros y yo los mantendremos a salvo hasta que logren salir a un escondite por su parte - entro otro soldado con la niña en brazos.

-    Jean que sucederá con él, necesitaremos un cuerpo, la presidenta...

-    Hablas demasiado niña, te dije que todo esta controlado si es que el encargado desea seguir con vida - volvió a mirarlo y asustado sostenía a su pequeña mientras abría la boca para dejar que tomarán las impresiones de sus dientes, intentando decir sí a lo que Jean preguntaba.

Yo aun no creía que me había salvado de matar a un hombre inocente al menos para mi lo era y menos delante de los ojos de esa niña, quien en ningún momento me miro con odio o rencor.

Salimos aprisa, el encargado, su hija y el soldado que acompañaba a Jean subieron a la parte trasera mientras yo iba a delante con mi tutora que conducía como loca dando vueltas por todas partes hasta que llegamos a un lugar cerca del muelle antes de que los militares nos pudieran notar, condujeron al encargado y a la niña a una cueva oculta de ahí ya tendrían que hacerse cargo ellos mismos y aunque no me gustaba demasiado la idea era mejor que perder la vida.

Tuvimos que regresar al cuartel antes de la una treinta pues a esa hora cerrarían la puerta y no la abrirían de nuevo dando por hecho el fallo de mi misión pero no fallé y llegamos diez minutos antes del cierre.

No digas nada solo vete a la cama y finge que lo hiciste , fue lo que me dijo Jean cuando llegamos, me tire a la cama e intente dormir pero me era imposible daba vueltas una y otra vez pensando solamente en la pequeña que acababa de dejar casi en la calle, en su padre, quizá era inocente de lo que lo acusaba Jedite y lo único que quería esa mujer era matarlo, pero ahora estaba resuelto, tendría que enviarme a Accordian no podría retenerme, lo único que me ayudo a dormir fue pensar en que por fin saldría de la isla, iría de una vez por todas por Anshar.

Storm song. Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora