29. Cenizas.

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Corrí, sin importar quién me vigilara, sin importar nada solo quería llorar, dejar salir todo ese dolor, la ira, arremetí contra los árboles y las hermosas flores nacientes, veía los ojos de Jedite en ellas y las pise con fuerza, los veía a todos ellos, por qué eran tan culpables como los que lo asesinaron, tal vez un poco más, llegó otro golpe de euforia y me tire al pasto, arrancaba con fuerza la hierba, la deshacía entre las manos, hasta que note la sangre recorrerlas, me había cortado al golpear uno de los árboles y ahora que veía el líquido escurrir por mis dedos me daba cuenta. Seguí llorando y aunque los guardias me mantenían en su campo visual nadie se acercaba, tal vez por temor, tal vez por respeto a mi dolor no lo sabia pero me alegraba de que nadie estuviera cerca para escuchar la sarta de maldiciones que solté, por un instante recordé las cámaras seguramente me estaban grabando, tampoco me importó que se divierta, pensé, que se divierta con mi sufrimiento ya que era lo que quería, le gustaba verme, le gustaba el dolor ajeno, pero no me daría por vencida, por Anshar,  por Mirto y  por mí, seguía en pie y lo demostraría, ya no tenía mucho que planear, la misión por la que verdaderamente me encontraba ahí ya no importaba, pero ahora me en cargaría  de buscar al responsable, no me bastaba con lo que me había dicho el embajador de haber acabado con el grupo que lo secuestro, quería saber más y lo haría.

Después de lograr calmar un poco el llanto, me levante, aún sangraba pero ya era mínimo, ahora estaba llena de tierra y olor a hierba, con tintura verde del pasto a la altura de las rodillas y el cabello desgarbado, hecha trizas por dentro y por fuera escurrí los pies hasta la puerta de Mirto, necesitaba sentirme a salvo y solo él lograba hacerme sentir así.

- Disen - lo escuche decirme y me deje caer a sus brazos.

El calor del cobertor sobre mi piel me despertó, sentía que me sofocaba y no me dejaba respirar, una punzada incrustada en el pecho me devolvió a la realidad y como un golpe seco me regreso todo lo sucedido a la mente, el rostro de Anshar...

- Como estas - Mirto me sonreía al otro lado de la cama.

- Tú me trajiste... - dije al notar que me encontraba en mi habitación

- Sí - se acercó al borde de la cama - te lleve a la enfermería primero pero la doctora dijo que solo era un shock por la noticia...tus manos están bien...Disen lo siento mucho...

- Te contó - musité escondiendo la mirada en mis manos vendadas.

- Un poco pero no necesitaba decírmelo, con verte deshecha lo supe bien - se acercó un poco más a mi. - me hubiera gustado estar ahí contigo, darte apoyo...no estás sola lo sabes no es así, Disen...

- Dejaron que lo mataran - comencé a llorar de nuevo - lo dejaron solo- grite de nuevo la ira me invadía

Sentí los brazos de Mirto rodearme, me aferraba a su cuerpo a pesar de que yo intentaba salir casi a golpes, no me atrevía a tenerlo cerca, lo necesitaba era verdad, pero me dolía tenerlo a mi lado mientras sufría por otro chico, me sentía como la peor, una tonta que solo abusaba de él, que se atrevía a estar llorando en sus brazos la muerte de alguien más, de alguien a quien amaba, estaba confundida y no era el mejor momento para eso.

Deje de luchar en su contra y lentamente el llanto cedió y pude calmarme, Mirto me seco los ojos con las manos y después me besó de forma suave, yo no pude corresponderle, me sentí incapaz.

- Sabes bien que no me quedaré con los brazos cruzados - me seque la nariz - y también sabes que no permitiré que te suceda lo mismo, yo quiero hacer esto sola, lo necesito, vengare su muerte.

- Disen no lo hagas, te pondrás en riesgo, Anshar no querría eso...

- Anshar ya no existe, y voy a saber que fue lo que sucedió, no quiero que me detengas por qué no lo lograrás, ni quiero tampoco que me sigas, no lo soportaría, no perderte a ti también...

Seguiré adelante, seguiré con la misión y tomaré el pedazo de Accordian y todos los culpables pagaran - quizás hablaba sin sentido pero era el dolor quien  hablaba por mi - no me interesa con quién debe terminar, ya se acabo, dejaré de ser la niña buena y bondadosa que se tienta el corazón, cuando en mí nadie ha pensado, ya no seré ingenua.

- Disen solo escúchate, no debes dejar que todo eso te afecte no en lo que eres, sé que debe ser un dolor insoportable pero por favor solo piénsalo, todo lo que dices, lo que piensas hacer estas hablando como cualquier soldado republicano , como si fueras Jedite...

- No me compares, yo tengo una buena razón, la justicia

- Podemos hacer justicia de otra forma, podremos vengar a Anshar pero con una táctica diferente dime acaso él no soñaba con otra forma de vida, acaso él no quería salir de Mentium para buscar algo mejor, no permitas que ellos te corrompan y no permitas que manchen el recuerdo de él con sangre en tus manos, no dejes que te vuelvan como ellos, Anshar no lo querría, ni tu abuelo y tampoco yo.

Medite un momento sus palabras, sabía que tenía razón pero estaba tan enojada que solo pensaba en hacerlos sufrir como yo lo estaba haciendo y no en otra cosa, me exponía y también a los otros, no sólo a Mirto,también a Jean que me había ayudado tanto y que le debía ya mucho y también a mi abuelo, quien me aseguraba que él estaría bien si yo actuaba como quería, pero en el fondo era tan testaruda y me conocía bien, no dejaría las cosas así, tenía que estar segura.

Mirto se quedó a mi lado un par de horas y después salió para alistarse, cerca del amanecer yo también me encontraba ya de pie, lista con el traje de batalla, esta era de un verde más obscuro, con cintas que portarían todo tipo de armas, las que estaba dispuesta a usar de ser necesario contra cualquiera, buscaban a un líder, lo sería, una guerrera que les daría lo que pedían, pero que también buscaría su propio beneficio y aclarar todas las dudas que nadie me respondería con verdad.

Storm song. Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora