Lo mire fijamente, algo dentro de mí me gritaba que conocía aquel monstruo, estire la mano derecha para tocarlo, pero de inmediato se hizo a un lado gruñendo, sin temor me acerqué más tenía que comprobarlo, el umbra se quedo muy quieto, casi esperando mi caricia, cuando toque su pelo, descubrí que en efecto era cabello humano, era el cabello de Anshar.
No podía ser él, lo había visto muerto, o tal vez solo vi lo que querían que viera, una vez escuché que experimentaban con él y ahora lo veía, veía en lo que lo habían convertido, sentí caer por mi mejilla una lagrima mientras seguía contemplando sus ojos inconfundibles.
— Anshar...eres tú.
La bestia volvió a gruñir casi como si quisiera hablar, pero no podía hacerlo.
— Qué fue lo que sucedió, quien te hizo esto.
Hacia sonidos como un cachorrito herido, retrocediendo atemorizado, manteniendo las garras unidas para que no se escaparan y parecía que le costaba mantenerlas en control.
— Anshar vine por ti, te busque — quería tocarlo pero no me lo permitía — cuando supe lo que pasaba, lo que te hacían...perdóname, perdón por no salvarte.
Volvió a intentar decir algo, pero de su boca solo salían sonidos sin sentido, Jean y un grupo de accordianos ya armados nos rodearon, mantenían las pistolas arriba apuntando a Anshar, Mirto se colocó frente a mí y fue cuando Anshar se levanto aún más sobre sus muslos y dejo libre las garras que se acercaban a Mirto, escuche el sonido de las pistolas al cargar, pero grite que pararan, intente explicar rápidamente lo sucedido, hacerles entender quién era, Kilian disparo y asusto a la bestia que me empujó sin querer y después salto de la orilla de la montaña, solté los brazos de Mirto para correr detrás de Anshar pero solo vi su cuerpo sobre la tierra seca.
— Es él — empezaba a sentirme enloquecida — es Anshar, tengo que verlo.
Mirto me miró expectante un segundo, tomo mi mano y me ayudó a bajar lentamente por la misma pendiente por la que se arrojó Anshar; un río de sangre color violeta me alcanzó las botas, camine hasta su encuentro su rostro ahora volvía a ser el de el chico apuesto que conocía, me miraba con sus tiernos ojos, las pupilas luchaban por abrirse y por cerrarse, tome su mano, la sangre ahora se había vuelto ya color carmín y era cálida.
— Disen...— escuche su voz — lo siento tanto...solo quería...que tú fueras...
— No hables Anshar, estarás bien lo prometo — me seque el llanto — te ayudaremos, iremos a Mentium y obligaré a Jedite a curarte...
— No, ya no quiero sufrir más — ahora limpiaba su llanto — pero por favor no me lleves ahí de nuevo, déjame aquí, descansar aquí — poso su mano sobre mi rostro y miro a Mirto a mi lado. — tu — le dijo y Mirto se acercó despacio — jura por tu vida que jamás la dañaras...por qué ella es la mejor chica, la mujer perfecta, el amor de mi vida y solo quiero que sea feliz, si quieres que muera tranquilo júrame que la harás muy feliz y nunca la dejaras sola.
— Lo juro — respondió y retrocedió un poco
Había llegado el momento de decirle adiós.
— Perdón por no haberme casado contigo — sonrío tímidamente — pero es verdad eres el amor de mi vida y lo serás eternamente, te amo Disentra Bellendier, te amare por siempre.
Mire a Mirto un segundo, afirmaba con la cabeza en respuesta a lo que con la mirada le preguntaba, quería hacerlo feliz por lo menos en su último momento.
— Tu también eres el amor de mi vida Anshar...te amo y jamás te olvidaré. — coloque mis labios sobre los de él que comenzaban a perder el calor y lo bese, con pasión, con fervor, con fuego, hasta sentir su último aliento en el mío.
El abrazo de Mirto me conforto, y pude llorar con fuerza, necesitaba más que nunca sentir su presencia a mi lado.
Ahora teníamos una nave, rehenes republicanos, muertos y heridos también, un arsenal grande de armas y granadas múltiples y yo tenía parte del corazón hecho pedazos.
Los accordianos tenían un ritual con el que despedían a sus seres queridos, Kilian les pidió que lo llevaran a cabo para Anshar cuando supo lo mucho que me importaba.
Dentro de un círculo hecho de arcilla reposaba el cuerpo sin vida del que había sido mi mejor amigo, por el que luche sin buenos resultados, pero el que ahora descansaría para siempre lejos de todo esto, lejos de Mentium, de Jedite y el cuartel, pero también lejos de mi, algún día quería alcanzarlo, pero por lo pronto me dediqué a contemplar el altar que se colocó en su honor, con ramas secas y las pocas hojas de los árboles que aún no caían, sobre su rostro el manto de pétalos delicados le pintaba los labios y las mejillas, parecía que solo dormía, un sueño eterno.
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Storm song. Libro 1
General FictionCumplir los diecisiete años en este lugar era una maldición, llegaba el momento de demostrar para que se estaba hecho, el momento de defender lo que mas se ama y con ello la libertad que les arrebataron. - A nosotros solo nos han dejado las armas v...