Capítulo 7

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Han pasado ya 2 semanas desde que llegamos al claro. Mi pierna ha mejorado lenta pero notablemente.

Daryl y yo conversamos sólo lo esencial. Creo que a pesar de los ratos más o menos cordiales, nos caemos bastante mal. Eso hace que a cada momento estalle entre nosotros una pelea, hasta por las cosas más mínimas.

Extraño mucho la casa, mi cama, mi perro. Extraño a mamá, a mis hermanos, las conversaciones por horas con Claudia en el teléfono.

¿Lo que menos me hace falta? La gente que solía visitarme y que tenía que aguantar por ser socios de John, las fiestas lujosas, el ruido, las fotos para los periódicos, sonreír ante las caras hipócritas. Necesitaba urgente volver para ver a mi gente, y tratar de rescatar mis sentimientos por mi esposo.

Había sido imposible intentar escapar del bosque antes porque mis condiciones físicas no me dejaban.

Daryl sale a cazar en las mañanas, casi hasta mediodía. Hemos estado a dieta de conejos y ardillas. No soy malagradecida. Me causa gracia pensar en el primer día. Trajo una ardilla y la preparó frente a mí, mientras la despellejaba, sentía una mezcla de asco y compasión que me puso a vomitar toda la tarde. Él solo murmuraba lo hijita de papi y mami que era yo. Quería patearlo, pero las náuseas que provocó ese espectáculo de sangre no me lo permitieron.

Ya era entrada la noche cuando me insistió que comiera y acepté, creo que nada nunca supo mejor que aquella ardilla.

--Te gustó ¿eh?, los pobres también comemos bien -- dijo mientras reía.

Yo no podía ni contestar, cada bocado era como un trozo de cielo.

En la mañana Daryl se alistó para ir a cazar. Tomo su navaja, la metió al bolsillo. Se acercó a mí.

--Déjame ver tu herida -- Me dijo sin mirarme, como siempre.

-- Está bien, pero ten cuidado por favor --

-- Trataré de no lastimarte --

Quitó la venda sucia y al levantarla la sorpresa fue grata. Estaba mucho más sana.

--¿Sientes dolor al moverla? -- me preguntó mientras terminaba de retirar la venda.

--No mucho. Si hago movimientos muy bruscos duele un poco. Como un desgarre-. Le dije mientras intentaba sentarme mejor a ver si pasaba el dolor.

--Creo que llegó el momento de movernos de aquí. Terminaras de recuperarte esta noche y mañana temprano, nos vamos. Han pasado muchos días y creo que a estas alturas, nos deben dar por muertos. Así que tenemos que tratar de llegar a casa como sea-- Dijo con seguridad.

--¿Y cómo sabremos a dónde ir? Mira a tu alrededor, solo hay bosque, ¿Y si nos adentramos más? -- Le pregunté algo preocupada.

--No es así. El río viene de aquella dirección -- Señaló río arriba. -Y nosotros venimos en sentido contrario. Asumo que si seguimos el camino del río pronto encontraremos algún habitante y nos llevará algún pueblo cercano. No sé cuántos días tardemos, pero de algo estoy seguro, si nos quedamos aquí, no vamos a sobrevivir. Además un médico debe verte. Me preocupa que esa herida sea más complicada de lo que aparenta -- Dijo con un tono de preocupación sincero que me pareció demasiado dulce.

--¿Por qué crees eso? Ya no duele - le dije con gesto de incredulidad, la verdad pensaba que todo estaba bien.

--Tócala -- Ordenó. Pasé mi mano por la herida y presione, un dolor punzante me hizo gritar.

--¿Ves? Creo que ha sanado en falso --

--¿Eres médico?¿Eso haces y te disfrazas de un hombre con mala actitud para que no reconozcan tus súper poderes? -- Le dije en broma, sonriéndole. El me devolvió una mueca similar a una sonrisa triste.

Secretos en las sombras »TWD«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora