Capítulo 12

100 10 0
                                    

Comenzábamos a amarnos de nuevo cuando sentimos el ruido de un helicóptero pasando cerca.

Inmediatamente y sin pensar saltamos del suelo y comenzamos a vestirnos, Daryl salió solo con el pantalón de la cabaña, mientras yo trataba de vestirme a toda prisa.

--¡HEY AQUÍ!--Gritaba Daryl al tiempo que saltaba y agitaba los brazos, corriendo hasta un claro cercano donde se detuvo, intentando ser visto.

Yo corrí como pude por el dolor en la pierna hasta alcanzarlo. El piloto nos vio y sobrevoló sobre nosotros. Nos habían encontrado. El helicóptero se elevó al tiempo que con señas nos indicaban que la ayuda vendría pronto. El viento producido por las aspas movía con fuerza mi cabello, Daryl volteó a mirarme emocionado, pero se detuvo al verme.

De pronto todo el peso de la realidad caía sobre nosotros. Se quedó inmóvil, y supe que al igual que a mí, una tristeza profunda lo invadía. Se acercó a mí con desesperación.

--Aria, escúchame bien, necesitamos que sanen tu pierna. Pero eso no significa que nos separemos, yo voy a buscarte, voy a estar contigo pase lo que pase-- Unió su frente a la mía, hablaba en voz baja pero con seguridad.

--Ya te encontré y no te voy a perder. En una semana Aria, nos vemos en la tienda donde nos conocimos, escúchame bien. Cuenta a partir de hoy siete días, y te veré ahí. A las seis de la tarde como cuando nos conocimos, en el mismo estante. Voy a estar esperándote-- Daryl me tomaba del rostro, yo asentía.

Creía en sus promesas, necesitaba creer porque eso me daría el valor de enfrentar lo que venía.

Lo besé y lo abracé, no quería ser negativa, pero sentía tanto miedo. Me había enamorado.

Todo sería distinto al volver. No sabía cómo lo haría, no tenía idea de cómo enfrentaría a John, a mi familia, al mundo. Pero sólo sabía que ya no podía estar sin Daryl, y que la Aria que era, se había quedado en el jardín luego de esa conversación con Claudia. La que regresaba era otra, la que volvía era Aria, sin el apellido de sociedad, Aria la mujer, la que había guardado en lo más profundo de mí. Daryl me había salvado de la muerte, pero sobre todo de una vida vacía y triste y así yo no volviera a verlo, así me hubiese mentido y todo no fuese más que un sueño, ya no me conformaría con una existencia superficial, estaba dispuesta a todo, a lo que fuera.

--Promete que llegarás Aria, ¡PROMÉTELO!-- Daryl me tomaba del rostro y temblaba. Ya no me quedaba duda de lo que él sentía.

--Llegaré, como sea estaré ahí, en siete días, a las seis de la tarde-- le dije convencida de que así sería y lo abracé de nuevo. Quería fundirme en él para no dejarlo nunca.

Casi inmediatamente apareció otro helicóptero y aterrizó cerca de nosotros. Un hombre bajó de la máquina y se acercó. Daryl pasó mi mano sobre su cuello y el otro hombre hizo lo mismo para ayudarme a avanzar más rápidamente.

--¿ES USTED ARIA RICHARDSON? --Preguntó el hombre gritando por el ruido que provenía de las aspas. Yo asentía.

Los tres subimos al helicóptero. Inmediatamente éste comenzó a ascender.

--Su esposo la ha buscado como loco señora Richardson. Se pondrá feliz cuando la vuelva a ver--Dijo el hombre mientras me colocaba una bolsa de suero.

Le dí una leve sonrisa por respuesta. Miré a Daryl, que me devolvió una mirada con gesto serio y luego se quedó mirando el paisaje. Yo no lograba adivinar que pasaba por su mente.

Me fui quedando sin conciencia, alcancé a escuchar a Daryl preguntando qué pasaba. El hombre que nos ayudaba dijo que aplicaba un sedante para hacerme descansar y revisar la pierna.

Daryl se acercó a mí. Mis ojos y el resto de mi cuerpo se pusieron muy pesados, y sin saber en qué momento me quedé profundamente dormida.






Secretos en las sombras »TWD«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora